Estimada Isabel:
Hace un par de días recibí la llamada de una colaboradora de vuestro programa Te doy mi Palabra, lo que consideré un verdadero honor, dada tu reputación como periodista y el alcance de tu programa. Como honor ha sido, como no, tener la ocasión de enfrentar mis palabras a las del doctor Estivill como representante de una posición contraria a la suya.
Hoy he tenido el gusto de escuchar el programa y debo reconocer que me he sentido extremadamente decepcionada por su enfoque y contenido. No me ha sorprendido la intervención del doctor Estivill el cual de nuevo, como en tantas ocasiones, me ha puesto "de los nervios" porque no entiendo como alguien con su preparación académica y experiencia profesional puede permitirse semejante falta de rigor al dirigirse al gran público. El resumen escogido por vuestro equipo de mi charla telefónica con la periodista lo considero correcto, aunque yo hubiera resaltado otros aspectos de mi discurso, como por ejemplo el concepto de Bondad de Ajuste, que considero maravilloso para conceptualizar el objetivo final a la hora de enfrentarnos a los problemas del sueño infantil-familiar, y que fue introducido en el contexto del sueño por el pediatra suizo Oscar Jenni ya en 2005. Este concepto hubiera sido imprescindible si el objetivo final de tu programa hubiera sido informar al gran público sobre la globalidad del la problemática del sueño infantil y sus soluciones. Me dio lástima que lo desaprovecharais.
Pero lo cierto es que ese no ha sido vuestro objetivo en absoluto ¿verdad? En realidad solo pretendías ridiculizar y desautorizar lo que tú consideras una opción de crianza contraria a la tuya. Y para ello no has dudado en lanzar afirmaciones que no son ciertas, espero que más como fruto de la ignorancia que de la maldad. Querida Isabel, textualmente la OMS recomienda "Seguir con la lactancia materna a demanda, con tomas frecuentes, hasta los 2 años o más." No máximo dos años como tú te empeñabas en trasmitir, sino MÍNIMO dos años, como afirmaba Laura Perales. Y esto es porque no hay ninguna razón objetiva ni científicamente validada para decir lo contrario.
Que por cierto, la entrevista se ha desarrollado con una animosidad impresionante contra la psicóloga invitada Laura Perales, la cual ha mantenido el tipo con una sensatez y solidez admirables, dadas las circunstancias. Yo creo que me hubiera enfadado, y mucho, si me veo sometida a semejante encerrona.
Podemos seguir con el hecho de que todos tus argumentos en contra del colecho y la lactancia son de índole personal, y de hecho los expones con una gran emocionalidad. Muy respetables pero poco útiles a la hora de demostrar nada. Perfectos para compartir experiencias entre amigas o utilizar en un programa dónde se compartan experiencias personales entre tertulianos, pero inútiles para sentar cátedra o dar información objetiva y científica sobre estos dos aspectos tan importantes en la crianza de nuestros hijos. Como inútiles son todas esas afirmaciones, de nuevo nacidas más de la percepción personal de la realidad que de los hechos científicamente demostrados, de María Jesús Álava Reyes asegurando que colechar es malo y ¡¿Está desaconsejado por la UNESCO?! ¿De verdad? Porque yo no he conseguido encontrar recomendaciones de la UNESCO respecto a este tema, pero sí de diversas academias de pediatría, UNICEF o la propia OMS, las cuales recomiendan compartir habitación con el bebé (lo que llaman co-sleeping), aunque algunas desaconsejan compartir la superficie dónde está acostado durante los tres primeros meses de vida (el llamado bedsharing) y otras lo aceptan siempre que se haga de manera segura. Pero lo que es el colecho, entendido como dormir con el bebé en la misma habitación (cosleeping), lo recomiendan TODAS.
Porque, Isabel, dormir con nuestros hijos, especialmente con nuestros bebés, es un derecho que ningún profesional de la salud infantil, realmente informado y formado, nos puede negar jamás. Ciertamente hay posturas encontradas respecto a compartir cama los tres primeros meses, pero no porque vayas a rodar sobre tu bebé y lo vayas a ahogar (como tú tanto temes) así a grosso modo. Simplemente practicado en ciertas condiciones aumenta el riesgo de muerte infantil (tanto SIDS como SUDI). Hubiera sido muy útil que en tu programa hablaras de las condiciones de colecho seguro, pero desgraciadamente estabas demasiado ocupada en atacar desde la subjetividad una forma de criar que tu no has practicado. Como si el resto del mundo no tuviera el derecho a mirar más allá, ya que tú no lo hiciste.
En cuanto a la afirmación de María Jesús Álava Reyes de que "una cosa es la teoría y otra la realidad" lanzada, supongo, para desautorizar toda la literatura científica que apoya esa crianza que tanto os repele (la llamada crianza con apego o, como a mí más me gusta, crianza corporal) me gustaría preguntarle exactamente a qué realidad se refiere: ¿La que ella percibe? ¿La que ella experimenta? ¿La que engloba la percepción y la experiencia de otras personas? ¿La que perciben y experimentan personas nacidas en otras culturas con otros valores y modos de vida? ¿La que pasa los filtros del método científico? ... Porque hablar de "realidad" así, a palo seco, no da demasiada información... Extrapolar su experiencia y percepción personal con unos cuantos miles de colegiales a la totalidad de la humanidad me parece, cuanto menos, atrevido. Sobre todo si es para desautorizar a los que perciben, experimentan y demuestran realidades diferentes a la "suya".
En resumen, un programa muy decepcionante. Personalmente esperaba un enfoque más informativo, neutral y liberador. Esperaba un programa respetuoso y sobre todo, riguroso. Pero resulta que os habéis limitado a repetir toda esa sarta de estupideces que nace solo Dios sabe de que parte oscura de nuestra cultura, pero desde luego no del venerado método científico: que si la lactancia es esclava, que si así sólo podemos ser madres y no "mujeres", ni trabajar, ni hacer el amor con nuestras parejas... Si no fuera por lo dañinas que son, esas afirmaciones harían hasta gracia. Pero lo cierto es que a mí no me hacen ninguna. De hecho me producen una profunda tristeza porque he vivido en carne propia el daño que hacen estos "expertos" que desde su pedestal naturalizan comportamientos nacidos de determinantes culturales que ni la evolución ni el método científico han validado nunca. Incluso he tenido que oír el ya manido "no podemos volver a las pautas de vida de nuestros antepasados pensando que todo lo que hacían era bueno y maravilloso..." ¿De verdad que pensáis que se trata de eso? ¿De verdad toda una psicóloga como María Jesús Álava Reyes está a ese nivel cuando se dirige a millones de radioyentes de toda España? Por favor. Un poco más de respeto por la población. Un poco más de rigurosidad y de seriedad. Un poco más de conocimientos sobre los temas que vais a tratar en los medios de comunicación en calidad de "expertos".
Y por último, no puedo pasar por alto tu mención a "la culpa". Gran tema el de la culpa de las madres. Hay artículos impresionantes sobre el tema en la blogosfera maternal (1 y 2). Pero Isabel, no se trata de culpar a nadie: ni a las que colechan ni a las que no, ni a las que dan el biberón ni a las que dan la teta. Se trata de liberar. Liberar mediante la información. Se trata de que todos tengamos acceso a toda la información que nos interesa, sin manipulaciones ni intereses personales, económicos o comerciales. Se trata de devolvernos nuestra responsabilidad en la crianza de nuestros hijos. Esa que algunos profesionales pretenden arrebatarnos asegurándonos que saben cómo, cuándo, cuánto y dónde deben dormir nuestros retoños, en nombre de la diosa ciencia.
Porque te diré mi gran conclusión tras la lectura de unos 700 artículos sobre el tema: Isabel, no tienen ni idea. No saben ni cómo, ni cuándo, ni cuánto, ni dónde deben dormir nuestros hijos para "dormir bien", así que no tienen ni un poquito de autoridad para hacerte hacer nada que vaya en contra de tus valores y de tu amor por ellos. La máxima autoridad eres tú. Tú con los tuyos. Yo con los míos. Y no hay más.
El mensaje final es así de simple.
Hola María, comparto tu punto de vista plenamente. Creo que cuando has vivido un estilo de crianza que fomenta la independencia a ultranza y la autonomía prematura, te conviertes en una persona negadora de las necesidades de apego. Por eso esta locutora probablemente (que pretende saber más que los profesionales) sostiene esta posición en lo que a lactancia, colecho y sueño de los bebés se refiere. María Jesús Alava es una psicóloga principalmente cognitivo-conductual que aún siento un modelo que tiene técnicas aprovechables, reduce al ser humano a un conjunto de respuestas ante estímulos. Por eso no creo que la visión del apego le interese mucho. De hecho, hace unos años en un curso de verano en el que María Jesús participaba le hice una pregunt diciéndole que usando la modificación de conducta, con un bebé en la fase de apego (era un bebé al parecer que mostraba mucha irritabilidad) centrado, si era prudente, que quizá el enfoque era valorar si
ResponderEliminarhabría problemas en esta esfera. Su respuesta fue que me dejara de "apegos" y que hiciera un "traje a medida"'(sic) en base al análisis funcional de la conducta del bebé. En fin, tremendo.
Hola José Luis. Es un honor tenerte por aquí. Me apasiona tu blog http://www.buenostratos.com/. Gracias por tu comentario. Ciertamente, es difícil abrir los ojos a la realidad cuando nosotros mismos somos fruto de un estilo de crianza basado en la carencia, más centrado en imponer costumbres que en cubrir necesidades. Supongo que por eso necesitamos tanta ciencia para justificar lo que sentimos: esa necesidad de dar un paso hacia atrás para analizar con perspectiva nuestro comportamiento con la infancia. De dónde viene y por qué lo perpetuamos. Una vez abiertos los ojos es imposible hacernos los ignorantes. Pero duele, y no todo el mundo está dispuesto a soportar este dolor.
EliminarTe dejo la mía:
ResponderEliminarBuenas noches.
He de suponer que después de la entrevista de hoy habrán recibido ustedes miles de mails y mensajes en facebook, tanto a favor como en contra de su postura. Y aún así, me voy a permitir aportar mi granito de arena al conflicto.
Eso si, antes de nada, mostrarle mi más absoluta admiración por su trabajo, por su capacidad de comunicación y por el carácter que es usted capaz de imprimir en ella, que le hacen inconfundible.
Para exponerle mi postura, permítame que me introduzca a mí misma, por muy egocéntrico que resulte.
Soy mujer, médico, psiquiatra residente y madre. Además formada en Sexología y Terapia de Pareja. Feminista sin complejos. Desde el 2008 vengo realizando unas 6 guardias al mes. Además asisto regularmente a congresos y cursos, imparto alguna que otra ponencia sobre diversos temas: psicofarmacología, demencias...
Actualmente trabajo en Unidad de Agudos de Salud Mental. Es, por explicarlo de algún modo, primera línea de batalla
Como puede usted comprender, no tengo ninguna apetencia por "sacrificar" una vida profesional que me supone mucho esfuerzo y, además, me proporciona grandes satisfacciones.
He escuchado la entrevista que ha mantenido y me ha producido diversas impresiones. Unas son verbales,directas y claras. Y otras van un poco más allá y se quedan en el mensaje no verbal, en el tono y en las connotaciones.
Le he escuchado y, aunque se de su inmensa profesionalidad, no he podido evitar sentirme un poco atacada. Pese a que usted repetía en varias ocasiones "yo no juzgo", parece que implicaba que "ustedes sí"
No sé si se ha sentido usted juzgada.Es algo terrible que una persona en un momento tan delicado como la maternidad, especialmente en sus inicios, se sienta juzgada por los demás. La comprendo. Llevo sintiéndome juzgada desde hace 5 años.Por defender la lactancia, por colechar, por ser tan antigua y por renunciar a tanto. Cuando yo siento que he renunciado a lo menos posible, cuando llevo mi feminismo por bandera, cuando trabajo mucho más que la gran mayoría de mis compañeros varones, cuando muy pocos tienen el valor de meterse en las situaciones de riesgo en las que yo trabajo. Y eso duele, y desde el dolor, como defensa, las mujeres que como yo, y creo que como usted, somos luchadoras natas, nos defendemos con agresividad. Y eso es lo que me ha parecido oír hoy. Y desde el otro lado, puede que en algún momento me haya visto en un papel semejante al suyo.
No es el colecho señora, no es la lactancia. Es que el deporte mundial parece ser criticar a otras madres, sea por lo que sea.
Tengo que hacerle una corrección: la OMS no recomienda la lactancia hasta los 2 años: recomienda, literalmente "exclusiva 6 meses, con otros alimentos como mínimo hasta los 2 años y, a partir de entonces, hasta que la madre y el niño quieran"
ResponderEliminarEso es lo que dice la OMS. Pero mire, yo trabajo con la mente. Y cada persona es un mundo y tiene sus capacidades. No dudo de que todas las madres tratarán de hacer lo mejor por sus hijos, pero no todas tienen las mismas facilidades. No todas tienen apoyo, ni medios económicos, ni madurez. Ni siquiera todas tienen salud mental. A algunas les cuesta más enfrentarse a un mundo laboral que no entiende la maternidad, y a otras menos. Por eso, pese a que en mi práctica clínica ofrezco asesoramiento a gestantes y lactantes, nunca, nunca, nunca jamás pretendo que se sientan juzgadas. Siempre parto de la premisa de "tú eres la mejor madre para tu hijo" y a partir de ahí doy la información. Pero la información es esa: Lo indicado, desde el punto de vista sanitario es, MINIMO 2 años.
Yo, por mi parte, lacté a mi hijo mayor hasta los 4 años y a la pequeña sigo haciéndolo. ¿soy mejor madre que usted? Estoy absolutamente segura de que no. De que usted (y la gran mayoría de las madres) ha puesto toda la carne en el asador siempre para hacer felices a sus hijos. Y de que mis hijos tendrán carencias que los suyos no tendrán, y también a la inversa. La maternidad es un complejo multifactorial y la lactancia es solamente uno de los factores. ¿De qué serviría una madre que lactase a sus hijos hasta los 4 años pero luego les golpease y se emborrachase? ¿Es mala madre una mujer que, simplemente porque teme estropear su pecho, no da de mamar, y por otra parte dedica todos sus esfuerzos a sacar adelante a sus hijos? No se puede juzgar a nadie sin andar en sus zapatos. Y menos por un elemento tan pequeño aunque sea tan importante como este.
En cuanto al sexo (hablaron de él con el colecho, pero me vas a permitir que lo una también a la lactancia).
ResponderEliminarMe importa el sexo. Suelo decir con sorna que soy una "profesional del sexo". Soy una de las pocas psiquiatras que realmente se preocupan de los secundarismos en la esfera sexual de los psicofármacos. Te lo aseguro, el sexo es importante, importantísimo para la felicidad.
Y el sexo pasa por distintas etapas. En el puerperio el sexo no es igual que antes de tener hijos. Y cuando los niños crecen tampoco es igual. No es lo mismo Hugh Jackman cuando lo conoces desde hace 3 meses que desde hace 10 años. El sexo es distinto, ni mejor ni peor. Lo que determinará que siga existiendo esa pasión es como la pareja gestiona el deseo. El mantenimiento del espacio a la individualidad, el nivel de erotofilia o erotofobia previos, la fantasía. Y,desde luego, el cansancio, el estrés, el estado de la relación emocional.
En una pareja que se lleva bien, con buen nivel de fantasía, ambos erotofílicos... da igual el colecho. Ya puedes meter un equipo de suegras gruñonas en la habitación, que acabarán buscándose un hotel. Y si, cuando son este tipo de parejas, usan la cocina, el salón o el garaje para estas cosas. El sexo, cuando madura, puede enriquecerse. Las mujeres pasamos a algo que se llama el "deseo fase 2", pero si la pareja sabe alimentarlo....
Si son erotofóbicos, rígidos, con poca fantasía.... ya puedes poner un lecho de rosas. Antes o después, con niños o sin ellos, se irá al traste. Y me dirás: "es que no es igual" y no, no es igual. Son miles los eventos vitales que afectan al sexo. Te lo digo de primera mano. Pero las parejas sexualmente funcionantes son las que se adaptan a ellos.
Y el puerperio, en sí, es un factor estresor. La prolactina, que inhibe la secreción estrogénica y la ovulación, inhibe también el deseo (bien lo saben los pacientes a los que ponemos antipsicóticos) Pero hay parejas que sobreviven y parejas que no. Tengo mujeres que en tres meses de maternidad me piden "una pastillita para sentir más, que estoy como muerta" y otras que me dicen que le de a su pareja "una pastillita para que pida menos"
Dice su compañera que la mayoría de profesionales están contra el colecho. Bueno, aquí tiene una que no, y conozco a muchos que no. De hecho, lo que no conozco es ninguno que esté claramente contra el colecho. Si he encontrado compañeras que por sus motivos personales decidieron aplicar técnicas conductistas para sacar a sus hijos de la cama simplemente porque lo consideraron oportuno. Y estupendo. Son personas, además, que admiro. Y compartimos que esta debe ser, al igual que la lactancia, una decisión de los padres.
ResponderEliminarY es que, con ciencia en la mano, no se puede sostener. De hecho, no se pueden sostener posiciones a favor ni en contra. Debe ser una situación decidida por los padres y con un hijo capaz de sostenerlo. Yo colecho. Adoro colechar. No es un cuento de hadas. Seamos sinceros, se duerme peor y yo hago 140 horas mensuales sólo de guardias. Pero me permite compensar el tiempo que pierdo de abrazar a mis hijos. Y puede que usted durmiese peor y no necesitase ese tiempo porque pudiese pasar más con ellos. O lo que sea. En todo caso, no es un tema en el que pueda haber dogma.
Pero en ningún sentido. No le voy a decir que el señor Estivill sea sujeto de mi admiración. Creo que se mete en campos que no son suyos. Agradecería que nos dejase la psiquiatría a los psiquiatras. Los trastornos de conducta y las patologías psiquiátricas, incluso las de la infancia, pertenecen a nuestro campo, no a los neurofisiólogos. Esto suena muy snob, lo siento. Imagino que a usted no le gustará que una blogger se meta a periodista.
Sin embargo, está claro que ha publicado mucho. Posiblemente más de lo que yo publicaré en mi vida. Y se ha ganado con derecho propio el aparecer en todas las entrevistas sobre el tema. Igual que César Millán, por cierto. Y puede usted preguntarle a su compañero Carlos González lo que piensa de él.
Sin embargo, pese a que ya Anna Freud y posteriormente Bowlby estudiaron los efectos de la separación en los niños, especialmente el segundo, los factores de resiliencia al mismo y la relación entre el abandono y el desarrollo de patología psiquiátrica (ya Kandel habló de la neuroplasticidad, que parece ser el elemento de relación), no creo que podamos sostener, como ha hecho la entrevistada, que el colechar o no se relacione con la aparición de psicosis. Lo siento. Eso es demasiado. Igual que con la lactancia, esto es solamente uno de los muchos factores a tener en cuenta, y puede haber colecho en familias profundamente disfuncionales y a la inversa.
Con respecto a su compañera (perdone que no recuerde el nombre), ha hecho mención a la experiencia personal con niños en los que se da cuenta de que los niños de 2 años son perfectamente capaces de manipular. Bueno, en la teoría del apego, la existencia misma del apego es una manipulación que usa el sujeto para su propia supervivencia. En todo caso, a los 2 años comienza la separación del yo que, según el estilo madurativo, se producirá antes o después. No le quito la razón en este sentido, pero creo que no tiene absolutamente nada que ver con el colecho. Ya le digo que es una decisión de los padres, sin más, no criticable y en la que, realmente, no hay suficiente aval científico en un sentido ni en otro.
Lo que si me ha molestado es la asociación entre colechar y ausencia de límites. Lo siento, esa asociación es suya, privada. Pero no es real. No tiene nada que ver la velocidad con el tocino. El colecho se puede dar en familias autoritarias, laxas y equilibradas (los 3 estilos de crianzas) y aunque lo ideal es el equilibrio, dentro de los tres lo fundamental es la "congruencia". Eso sí que se asocia a la psicosis. La existencia del doble vínculo, la incongruencia, los mensajes ambivalentes. El "hoy esto y mañana lo otro". La existencia de unas indicaciones y enseñanzas (mire que ni siquiera he dicho límites) que sean lógicas, persistentes y sostenibles es lo que da al niño estabilidad y permite madurar adecuadamente al sujeto. Y esas indicaciones y enseñanzas las pone la familia. En una familia católica serán unas, otras en una árabe, distintas en una monomarental,monoparental, en una homosexual, de derechas, de izquierdas. Y el colechar o no es simplemente un elemento.
ResponderEliminarPerdóneme, por favor, que me extienda tanto. A fin de cuentas han tratado ustedes de mi campo de trabajo. Solo un asunto más.
La independencia y su relación con el colecho. Vuelve a pasar lo mismo: Colecho, pero animo a mis hijos a asumir retos, les ayudo siempre un poquito menos de lo necesario para que consigan objetivos, les dejo caerse, les muestro el valor de alcanzar sus logros. Soy una mujer activa y fuerte: buceo, boxeo, estudio y lucho.Y espero que mis hijos lo sean. Colecho, y hago crecer. Ni por eso ni a pesar de eso mis hijos van a ser más independientes sino por todo mi estilo de crianza.
Y si no colechase y estuviese avisando a mis hijos continuamente de los miles de riesgos que tiene subirse a un columpio, si no fomentase su autoestima, no les daría fuerza. Necesito ser una persona segura para tener hijos seguros. Así de simple.
A día de hoy le puedo hacer un resumen de mi experiencia de "madre abnegada": Llevo ya 5 años de lactancia, una encadenada a otra. Mi hijo ha colechado hasta que,cuando su hermana tenía 18 meses, ambos salieron del cuarto. Los duermo, como ha de ser, contándoles un cuento. Y luego me quedo dándole teta a mi hija hasta que se duerme y me voy a mi cama. De vez en cuando (3 veces en los últimos 6 meses) alguno se viene a mi cama por la noche. Y no pasa nada.
Y he sido juzgada, por mi madre, por mis suegros, por compañeros, por amigos. Como usted, seguro. Y seguro que como usted, pese a ser una mujer fuerte y luchadora, guardo una herida por esos juicios. Pero creo que darme cuenta de cuando daño hacían me ha permitido ser mejor persona, mejor madre y, sobre todo y especialmente, mejor profesional.
Discúlpeme por la larga misiva. Evidentemente es un tema que me toca. Discúlpeme por favor si en algo se ha sentido ofendida y perdone también que todas esas madres que le habrán mandado correos incendiados de ira se hayan sentido ofendidas. Ellas también tienen esa herida. Ellas también han sufrido las críticas por tratar de hacer lo mejor que sabían por sus hijos.
Un abrazo afectuoso, de profesional a profesional y de madre a madre.
Ruth, tu carta es completísima y muy valiosa. Una pena que se quede en los comentarios. ¡Deberías publicarla!
EliminarHola Ruth, me ha gustado mucho tu carta, pero hago un matiz. Cuando en la "entrevista" hablo de lo psicótico (que no de la psicopatía), precisamente hablo de posibilidades (nunca me verás hablar de certezas con cosas en las que puede haber tantas variables implicadas). Es un riesgo (en un bebé,con incidencia incluso a niveles incluso vegetativos, puede producirse una escisión del yo al estar separado tanto tiempo y de modo habitual de lo que aun es su propio cuerpo, el de la madre), aunque como en todo siempre hay muchas variables, de lo que hubiese hablado si la señora Gemio me hubiese dejado, pero no fue el caso...lo mismo que cuando dio por hecho que se culpaba a las madres, yo estaba contestándole para decirle que no y me habían colgado.
EliminarComo tantas otras cosas que no pude decir, o que manipularon. Yo sabía a lo que iba, sabía que iban a cortar y a retorcer, incluso les dije que solo me prestaba a aparecer si iba a ser una entrevista seria, pero parece ser que el respeto que tanto decían que había enseñar a los niños se les olvidó. Así que iba con un objetivo realista claro: decir lo que pudiese cara a las familias. Así fue. Gracias a la intervención de María (ya sabes que te lo agradezco, así como esta entrada) y a la llamada posterior de Silvia, la cosa se completó. Lo más triste de todo es que antes del programa me pidieron que les enviase un texto con los puntos "para que Isabel me preguntase sobre ello", que evidentemente no era para eso, sino para ver como me rebatían y prepararselo. Les mandé un texto muy extenso repleto de evidencia científica, con referencias, enlaces...y aun así, decidieron ignorar la evidencia para ir a lo personal, y para dar un mensaje absolutamente irresponsable desde un medio de comunicación a las familias, que tienen derecho a estar informadas.
En fin, como ya me lo esperaba, estoy contenta por lo que entre todas pudimos colar. Aunque se lo plantee una sola familia.
Un abrazo
Laura
Gracias. Hace algún tiempo me alejé del mundo blogger. No suelo publicar ya nada. Si la quieres, ya está enviada a onda cero, puedes usarla como lo consideres oportuno.
ResponderEliminarUn beso!
fantásticas las dos cartas y la visión de Jose Luis Gonzalez
ResponderEliminarBravo María,
ResponderEliminarte aplaudo de pie.
parece mentira la poca profesionalidad de esta mujer...
Entre el Meritene y la Gemio no hay quien pare de vomitar...
ResponderEliminarComparto 100% tu postura. Escuché tanto el programa de la semana pasada como el de la anterior y ambos vergonzosos. Falta de objetividad , de información , de rigor ....en fin vergonzoso.
ResponderEliminarFue tremendo, inquisidor, dictatorial, partidista.
ResponderEliminarHasta que no di a luz, no fui consciente de lo nocivo para la salud que es el señor Estivill.
Lo de Gemio parte del más absoluto y total desconocimiento, pese a haber sido madre. Y ya que se hablaba del bienestar de los niños, yo le hubiera preguntado qué opina ella de las señoras que amenazan -presuntamente- al padre de sus hijos con no verlos si no cumplen órdenes.
Lo interesante de los debates es respetar todo punto de vista... aunque sea el de Estivill. Lo intolerable de algunos debates es que se trate de imponer una forma de ver las cosas silenciando y ridiculizando.
Pobres niños.
Un saludo
Una carta muy bien escrita que creo que de ella no haga comentario alguno Isabel, escuché el programa ( lo escucho todas las semanas ) y me pareció una falta de respeto por parte de Isabel el trato que le dio y aún más la manera de cortar la corversación ya que no le gustaba lo que oía.
ResponderEliminarMaría, como siempre me encanta lo que has escrito y sobre todo que haya dado lugar en los comentarios a una carta tan estupenda como la de Ruth.
ResponderEliminarYo no he escuchado el programa, no acostumbro a escuchar estar tertulias pero alguna vez que me han pillado en el coche he podido oir actuaciones como la que cuentas de echar por tierra todo lo que no comulgue con sus ideas, así que puedo entender cómo te sientes.
Un saludo: Mónica