sábado, 19 de marzo de 2011

FELICIDADES PAPÁ

Felicidades papá:

Porque te quiero mucho, mucho ,mucho.

Por ser el padre que de niña envidiaban todas mis amigas.

Por ser siempre el alma de las fiestas

Por tus chistes (malísimos, sí, pero tan divertidos....)

Por tus canciones (sobretodo las zarzuelas)

Por cantarme "La paloma" cada día al despertarme para ir al colegio (con cuanto cariño lo recuerdo ahora y que rabia me daba entonces).

Por esa frase de la que siempre nos hemos reído tanto "cariño, bájate de ahí que como te vea tu madre...."

Por disfrutar con mis disfrutes

Por ser feliz con mi felicidad

Por sufrir con mis lágrimas

Por temer por mí cuando me sentías en peligro

Por intentar protegerme de todo

Por abrirme todo un abanico de posibilidades para desarrollar mi vida con tu trabajo y con tu esfuerzo

Por querer siempre lo mejor para mí

Pero sobretodo por respetar cuando mi decisión ha sido hacer lo que tu consideras que no es lo mejor para mí

Por superar tantos de tus condicionamientos patriarcales en nombre de tu amor por mí.

Por venir a Zürich un mes entero después de jurar que la próxima vez no te quedarías más de una semana

Por llorar de alegría y emoción con el nacimiento de cada uno de tus nietos

Por quererlos como los quieres

Por querernos siempre cerca

Por respetar nuestra decisión de vivir lejos

Felicidades papá. Te quiero mucho, mucho mucho: más allá de la luna, más allá del universo conocido, más allá del infinito, y eso no lo puede cambiar nada en este mundo.

Absolutamente nada.


Video: "Los ojos de mi padre" ("My father´s eyes") por Eric Clapton

martes, 15 de marzo de 2011

SOBRE PARTOS



Hace dos años, tal día como hoy, entre las 23:30 y las 23:50 de la noche, estaba de rodillas sobre un colchón pariendo a mi tercer hijo. No voy a volver a contaros un parto que, de tan maravilloso, lo he relatado al menos tres veces y ha salido publicado en cinco sitios diferentes (aquí, aquí, aquí, aquí, y aquí).

Pero en homenaje a este parto natural y fisiológico que tuve el honor de experimentar y para el que necesité cuatro años y dos partos de preparación previa, si que quiero hablar de partos.

En primer lugar, hoy quiero denunciar. Y quiero denunciar porque el hecho de  que mi tercer parto haya sido una excepción dentro del mundo occidental es vergonzoso, terrible, penoso, tristísimo, inmoral e inaceptable. Señores profesionales que todavía no lo han hecho, por favor abran los ojos. Las mujeres nos merecemos parir con dignidad, con seguridad y tal y como nuestro cuerpo sabe hacer. Y no me vengan con la excusa de la "seguridad", por favor, ya no. Saben perfectamente que la mayoría de las intervenciones que acaban siendo necesarias en los hospitales son provocadas por intervenciones innecesarias previas. Y también saben perfectamente, o deberían saber, que el parto necesita unas condiciones mínimas de intimidad, silencio, confianza y respeto, y que si estas condiciones no se cumplen se acabará malogrando el proceso natural y requiriéndose esas intervenciones que a ustedes parece gustarles tanto.

Por eso les rogaría, a los que todavía siguen subidos, que bajen de su pedestal de  "profesionales especialistas que todo lo saben y nada necesitan aprender" y dediquen un tiempo a leer el trabajo publicado por sus colegas (esos que ya van un paso por delante y saben lo que tienen que saber) y, sobretodo, a mirar a la mujer que tienen delante. Les aconsejo que sean testigos de un parto natural y respetado ( pero uno de verdad, de verdad ¿eh?   No un simple parto vaginal. Uno de esos en los que se da el reflejo de eyección materno-fetal, en los que la madre está como en "trance" y puede incluso tener orgasmos. Sí, sí, orgasmos. No, no estoy loca ). Estoy convencida de que, si tienen un mínimo de sensibilidad, no podrán evitar asombrarse por la majestuosidad y la belleza de la fuerza de la naturaleza en todo su esplendor.  Hasta que no hagan eso nunca serán buenos obstetras, comadronas  o enfermeras; y si  no consiguen asombrarse, por favor dedíquense a otra cosa.

Porque -no sé por que se les ha olvidado y se lo tengo que recordar yo, una simple doctora en biología madre de tres hijos - resulta que ustedes no están ahí, frente a esa mujer parturienta, para dirigir el "cotarro". No, para eso ya están ella y su hijo. Ustedes están ahí para dar seguridad a la madre, para observar con humildad y discreción sin ser vistos ni (sobretodo) oídos, y para actuar cuando, gracias a sus conocimientos adquiridos en años de estudios y experiencia, vean que por algún factor inevitable el proceso no se desarrolla como debería y, ahora sí, poner en manos de la mujer y de su hijo toda su pericia para evitar males mayores o, incluso, salvarles la vida. Y todo ello con mucho, muchísimo respeto. ¿Que no es fácil? No claro, ¿Les habían dicho que su trabajo sería fácil, cómodo, librando fines de semana y fiestas de guardar  y en un horario de 8 a 3? Pues les mintieron. Si eso es lo que quieren, repito, dedíquense a otra cosa.

Porque que se dediquen a salvar la vida de mujeres y niños después de haberles puesto ustedes mismos en peligro, no me vale y me resulta absolutamente inaceptable. No estoy dispuesta a permanecer impasible mientras ustedes sigan trabajando así, y no soy la única. Tanto padres y madres como muchísimos (cada vez más) profesionales de la atención al parto (obstetras, matron@s, enfermer@s) exigimos que ustedes hagan su trabajo como de verdad deben hacerlo. Con la vida, la salud y la felicidad de las personas no se juega, y en esto entra el no jugar a ser Dios.

Desde aquí hago un llamamiento a  todos estos profesionales que se mantienen aferrados a esa vieja escuela intervencionista y engreída, y que siguen creyendo que un parto es una enfermedad que debe ser tratada. No importa la edad que tengan ni lo que hayan hecho hasta ahora. No importa si son presidentes de sociedades de ginecología o comadronas al borde de la jubilación. Todavía están a tiempo. A partir de ahora, por el bien de sus pacientes y por su propio bien, bajen "del burro" y abran sus ojos, su mente y su espíritu. ¡Verán que cambio!


Y en segundo lugar, pero no por eso menos importante sino más bien para dejar lo mejor para el final, hoy quiero agradecer

Quiero agradecer a Carolina Iglesias por ser la profesional que es, porque gracias a ella, su filosofía y su profesionalidad pude tener un parto tan maravilloso. Si yo no me hubiera sentido segura en sus manos nunca hubiera podido llegar al estado en el que llegué y que permitió que la naturaleza hiciera su trabajo perfectamente y sin necesidad de ningún tipo de intervención. En otras manos estoy segura de que me hubieran inducido (sin necesidad, como quedó demostrado) y con la inducción seguro que hubiéramos abierto la puerta al resto de intervenciones que siempre vienen en cadena. Gracias Carolina por ser tan excelente en tu trabajo.

Y también quiero agradecer al resto de profesionales de la atención al parto que publican sus estudios, sus descubrimientos, sus experiencias, y que trabajan cada día para conseguir que cada parturienta y cada bebé que nace tengan el nacimiento que se merecen.

Quiero agradece a mi amiga Amaia, no sólo que me aconsejara a Carolina, sino sobretodo su ejemplo. Como gran amiga que es, ella nunca te dice lo que tienes que hacer, lo que está bien o lo que está mal. Ella sólo hace lo que quiere. Confía en sí misma, en su naturaleza, en su deseo maternal para parir, para lactar, para criar. Y con ello da ejemplo y enseña, enseña mucho más de lo que lo haría otra persona que siempre está diciendo lo que está bien o mal o descalificando a quien lo hace diferente. Gracias Amaia, tú y tu familia sois de lo mejor que nos ha pasado en la vida.

Quiero agradecer a El Parto es Nuestro su trabajo de apoyo al parto respetado y a todas las mamas colaboradoras quiero agradecerles sus historias de partos. Las felices y las tristes. Gracias a estos testimonios tuve claro lo que buscaba, lo que quería y como conseguirlo.

Y quiero agradecer a A, mi compañero y padre de estos tres soles que hemos parido juntos, que siempre me apoyara en mis decisiones respecto a como llevar los embarazos, los partos y las lactancias. Se que no ha sido fácil, que yo no soy fácil. Que la maternidad/paternidad es un camino lleno de dificultades que pone muchas veces en jaque la vida de pareja. El siempre me ha dejado hacer sin reivindicar una atención que no podía darle. El siempre perdona los malos modos, los gritos y la falta de atención hacia él por mi parte. El siempre está abierto a recibirme de nuevo cuando estoy preparada para volver.

Y agradezco a mis padres que siempre están ahí, donde los necesito. Si mi parto es en Zurich, a Zurich se vienen, y si es en España pues en España se quedan. Mi padre lo pasó fatal el último parto. No sé porqué, pero se puso nerviosísimo. Yo casi temía que le diera algo. Y encima, con lo poco que le gusta Zurich, aquí se quedó una buena temporada, ayudándonos en mis pre-partos, partos y puerperios. A mi madre ya le dediqué todo un post porque su presencia y su labor fueron fundamentales para mí y mis pequeños. Gracias mamá, gracias papá porque siempre puedo contar con vosotros.

Y por supuesto, gracias a mis hijos porque me hacen desear ser la mejor persona que puedo llegar a ser. Gracias a mi querido V por pagar la "novatada" sin echarme nunca nada en cara: ni el parto intervenido, ni el principio de educación conductista con sus "cachetes a tiempo", ni el destete temprano por el segundo embarazo, ni las papillas multiverduras, multifrutas o multicereales (o todo a la vez) absolutamente innecesarias.... en fin, toda la gama de ignorancias que cometí con él. Y gracias a mi querido O al que permití que separaran de mí en nombre del protocolo hospitalario, que nunca tuvo el privilegio de ser el único en el que centrara mi atención porque cuando él nació V sólo tenía 18 meses, y menos de dos años después nació M. Y gracias a mi pequeño y querido M que me ha permitido comprobar en mi propio cuerpo esas grandes verdades que son:

- Sabemos parir. Sin patologías de por medio, un parto fisiológico se dará cuando la mujer tenga las condiciones necesarias para entrar "en trance" y cuando esto ocurre es una experiencia maravillosa y enriquecedora que ninguna mujer que desee parir debería perderse.

- Donde mejor está un bebé es sobre el cuerpo de su madre. Esto es aplicable no sólo al momento después del parto, sino a los (más o menos) seis meses siguientes. Ni capazos, ni sillitas con musica, vibración o balanceo, ni cunas con móviles de colores y música de Bach, ni caros cochecitos "combi" para la calle: con una mochila o fular ya vale.

- Dar de mamar a demanda y en exclusiva los meses que el propio bebé determina es posible, cómodo y además, es bueno.

- Las papillas no son necesarias. El bebé comerá lo que necesita siempre que se le ofrezcan cosas sanas.

- La educación conductista tampoco. Esto es lo que más sobra en la relación madre-bebé.

Y para terminar quiero agradeceros a todos vosotros, esta tribu virtual que me apoya cada día en la crianza de mis hijos. Con vuestros artículos, vuestras reflexiones y vuestras experiencias encuentro soluciones que nunca hubiera ni soñado encontrar. Gracias a tod@ vosotr@s, mamás y papás y no mamás y no papás blogueros que cada día dedicáis un tiempo a enriquecernos con vuestros escritos.  Sin ellos me sentiría mucho más perdida en esta misión tan difícil pero tan maravillosa que estoy viviendo: la maternidad.


martes, 1 de marzo de 2011

10 COSAS QUE HE APRENDIDO DE MIS HIJOS

10 cosas que he aprendido de mi hijo



Con un poquito de retraso vuelvo a unirme a una convocatoria de Louma de Amor maternal. Me parece a mí que lo difícil de este post va a ser limitarme sólo a 10 cosa, porque me conozco y sé que cuando empiece a pensar no voy a parar.

Empiezo en orden cronológico:

Con mis hijos he aprendido:

1-      Que soy fuerte. Muy fuerte. Tengo toda la fuerza del universo concentrada en mi vientre.
2-      Que La herramienta más útil para criar a mis hijos ha sido mi deseo (o instinto) maternal. Me pasé un tiempo buscando fuera todas las respuestas que ya tenía dentro, hasta que por fin me di cuenta.
3-      Que el ser humano es bueno. Nace puro, hermoso, perfecto. Eso del pecado original que se lo crea otro. Tras ver a mis hijos recién nacidos no volveré a creer en él nunca.
4-      Que la vida es una aventura constante.
5-      Que aburrirse es un pecado capital.
6-      Que cuando se está triste se llora, cuando se está enfadado se grita y cuando se está feliz se ríe, se corre, se salta, se grita todavía más y se abraza y llena de besos a la persona que tengas más cerca.
7-      Que el amor es siempre incondicional. Si no, no es amor.
8-      Que una historia se puede leer o contar 100 veces y ser todavía impresionante.
9-      Que ni el barro, ni el agua ni el frío son excusa para no pasar una buena tarde en el parque.
10-    Que esa frase tan terrible “es que los niños son crueles”, es la mayor y más cruel de las mentiras. No son crueles sino que, a base de soportar nuestras crueldades, les enseñamos a ser crueles.
11-    Permitidme una más: que nunca es tarde para aprender y cambiar. Aunque se tengan 80 años o se lleven cien generaciones siendo de una manera o haciendo las cosas mal.


"10 cosas que he aprendido de mi hijo es un carnaval de blogs cuyo propósito es hacernos reflexionar, compartir, reír, emocionarnos y facilitarnos una mirada en retrospectiva acerca de cuánto hemos aprendido desde que emprendimos el camino de la maternidad.