"Charité maternelle" Autor: Edouard Alexandre Sain |
Dos veces en la misma semana, dos personas ha acusado a las madres lactantes de pedófilas. Así de simple y así de tremendo.
Una fue Pilar Aguilar en Tribuna Feminista. (Y no, no voy a poner el enlace para que, encima de publicar semejante bazofia, les suba el número de visitas a los peores artículos sobre el tema que he leído en mi vida). Pilar se refería a las madres que sienten placer al dar de mamar. La pobre ignoraba (prefiero pensar que era ignorancia porque la alternativa es que escribe por pura maldad) que el placer que siente la madre al dar de mamar es absolutamente fisiológico y una estrategia evolutiva universal que garantiza que la hembra mamífera que ha parido no va a abandonar a la delicada criatura a su suerte y, por el contrario, va a esforzarse por pasar horas ofreciendo alimento de su propio cuerpo.
Familia de monos en el Estrecho de Gibraltar. Autor: María Berrozpe |
Si la lactancia materna fuera algo desagradable y doloroso ya nos habríamos extinguido porque a nuestras antepasadas mamíferas no humanas los argumentos de la OMS sobre las bondades de la lactancia materna no les hubieran convencido en absoluto para realizar un acto que les supone un esfuerzo considerable y, encima, no recompensa de alguna manerar. Por el contrario, la vida tiene una estrategia maravillosa y fascinante para animar a los seres vivos con un sistema nervioso bien evolucionado a realizar actividades que favorecen su supervivencia: el placer. Así engendrar nuevos seres humanos, comer, defecar, cultivar las relaciones sociales amorosas y pacíficas, etc., son actividades que producen un profundo placer. Y la lactancia materna, dado su papel fundamental en la supervivencia de la nueva generación, no podía ser una excepción. Más bien todo lo contrario. Como el coito, la lactancia materna tenía que asegurarse de ser extremadamente placentera.
Hoy en día los seres humanos hemos conseguido que para un gran número de mujeres no lo sea. Pero ahora ya tenemos un neocortex capaz de convencernos de amamantar a pesar del dolor, el estrés o el cansancio y, cuando ya tiramos la toalla, de desarrollar una leche animal adaptada que garantiza la supervivencia del bebé con daños colaterales relativamente aceptables.
Pero este neocórtex no debería olvidar que la lactancia materna está diseñada para ser placentera. Repito: la lactancia materna saludable es placentera. Si la lactancia materna no es placentera, algo no está funcionando muy bien.
Por lo tanto, los pezones están ahí para ser el punto de agarre del bebé o niño pequeño y hacer sentir placer a la madre cuando la criatura los coge con su boca para mamar. Como la naturaleza no da punzada sin hilo posiblemente consideró que si, además, resultan placenteros durante el coito con la pareja adulta, pues mucho mejor. Total, en placer no se debería escatimar nunca. Pero evidentemente su función primordial no era ser un juego erótico para el macho (o hembra) adulto, sino permitir al bebé y niño agarrarse a la glándula mamaria para beber su leche.
A ver, señoras, si no perdemos la perspectiva. ¿De acuerdo?
Y de aquí paso a la siguiente acusación de pedofilia de esta semana: dos mujeres aseguraron, ante el artículo de una madre adoptiva que ha logrado amamantar a su bebé y alimentarlo en exclusiva con su leche (tras someterse a un proceso de inducción), que era un acto pedófilo, asqueroso y egoísta. Este artículo sí que os lo comparto porque es delicioso (los comentarios de las susodichas están en Facebook y ya las tengo bloqueadas, así que esos no los podéis ver), y África una de las mujeres más maravillosas que conozco. Os recomiendo compartir esta preciosa experiencia aquí:
Historia de una madre que dio el pecho a su hijo adoptado
Y yo desde mi blog, ante todo este sinsentido enfermizo solo puedo explicar que las glándulas mamarias solo necesitan el estímulo del pezón para empezar a producir leche, independientemente de si ha habido un embarazo previo. Generalmente, ante la ausencia del embarazo, al no haber experimentado el proceso de crecimiento glandular que este conlleva, no pueden producir todo lo que necesitará el bebé. Algunas madres, debido a problemas hormonales específicos, puede que nunca consigan nada de leche. Pero a pesar de todo, la lactancia materna es mucho más que sólo alimentación. Es un comportamiento complejo que ofrece al bebé seguridad, calor, regulación fisiológica y mucho, mucho, mucho amor. Decir que un bebé abandonado no puede recibir teta de su madre adoptiva porque ésta no tiene leche o porque no le ha parido y no comparte sus genes es como decir que una pareja no puede realizar el coito si no es fértil.
Para ser madre y dar el pecho no hace falta haber parido a ese niño. Si eso fuera así miles de menores en todo el mundo estarían condenados a crecer sin madre. Y francamente, eso es inaceptable, sobre todo habiendo miles de mujeres deseosas de abrir su pecho y su corazón a estos niños, para hacerlos suyos. Una viculación materno-filial sana y absoluta puede realizarse perfectamente entre personas que no comparten filiación genética. Miles de hijos adoptados de todo el mundo somos prueba de ello. Y los otros miles de adoptados de todo el mundo que no han tenido la inmensa suerte de disfrutar de este vínculo con sus adoptantes no son prueba de que formarlo sea imposible. Sólo son prueba de que esta vinculación no siempre funciona, por lo que desde los profesionales especializados hay que trabajar bien duro para que cada familia la logre. Los niños no se merecen menos.
Y para acabar, sólo añadir algo obvio que parece que se ignora: la lactancia materna no forma parte de la sexualidad coital. Obligar a un menor a participar en las sexualidad coital, para la que no está preparado en absoluto, es pedofilia. Ofrecer a un bebé/niño el pecho de su madre (biológica o adoptiva) es maternidad. La maternidad es parte del comportamiento sexual, pero no es coital. Decir que la lactancia materna es "pedofilia" porque produce placer es lo más terrible, injusto, sucio y enfermo que he leído en mi vida.
Y también es muy peligroso. Y por eso escribo este post. Para dejar unas cuantas cosas claras, porque los malos entendidos en este tema tienen consecuencias nefastas para los bebés y niños, y para sus madres.
Y ahora, para acabar, sólo me queda desearos a todos una feliz salida del año 2017 y una feliz entrada al 2018.
¡Que tengáis un año lleno de amor!
Sobre todo ¡Mucho Amor!
Y que todos los bebés y niños del mundo lo tengan lleno de cálida, nutritiva y amorosa teta.
Autor: Paul Cézanne |
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