martes, 31 de mayo de 2011

MI CAMINO PERSONAL HACIA ESTE PEQUEÑO-GRAN SUEÑO


Cuando me convertí en madre vi claramente que no estaba preparada para ejercer esta "profesión". Me di cuenta de lo poco que sabía, y de todos los errores en los que caía debido a mi ignorancia. Después de pasarme toda una vida "hincando los codos" (escolarizada a los 4 años ya no paré hasta los 35, cuando por fin dejé el mundo de la investigación biomédica en aras de la salud de mi primer embarazo), pensé que la información que yo necesitaba tenía que estar ahí: en los libros, en las revistas científicas y en la red. Sólo tenía que encontrarla y estudiarla. Me lancé a buscar, encontré y empecé a leer.


Comencé con lecturas sencillas, muy divulgativas, que me llevaron hasta una bibliografía más especializada, profunda y difícil que requería más concentración y preparación previa. Con el tiempo, acabé enganchada de nuevo al Medline, como en mi época de  investigadora pre y post doctoral  (aunque ahora ya no tengo acceso automático a todas las revistas importantes ya que no accedo desde una universidad, y suelo tener que contentarme con leer los resúmenes de los artículo cuando estos no tienen acceso gratuito al texto completo), y comprar libros se han convertido en mi capricho principal. Para Navidad, cumpleaños o cada vez que me quiero obsequiar a mi misma con un capricho, entro en una librería. Libros sobre crianza, sobre antropología, sobre lactancia, sobre la feminidad, incluso sobre inmunología o evolución... Libros de Carlos Gonzalez, Rosa Jové, Michel Odent, David Chamberlain, Casilda Rodrigañez, Laura Gutman, Sue Gerhard, Nancy Verrier, Christiane Northrup, la gran Alice Miller; y ahora acabo de empezar a sumergirme en el polémico Wilheim Reich (que con su concepto del "orgón" me produce bastante escepticismo). Tengo pendientes todavía autores de la importancia de John Bowlby y su teoría del apego o el (para mí)  misterioso Osho del que supe por primera vez en los artículos publicados por Ileana Hernandez Medina en Tenemos tetas.


Pero leer y leer y leer no es suficiente. Una requisito muy importante para aprovechar realmente los conocimientos adquiridos mediante la lectura, es poder compartir esa nueva información con otras personas, contrastar interpretaciones y puntos de vista, discutir, argumentar...... en fin, todo lo que conlleva poner en común todo lo aprendido con un grupo de gente que comparte dichos conocimientos y puede enriquecerte con otros muchos, desconocidos todavía para ti. Y yo, esa oportunidad, (aparte de en las reuniones de la liga de la leche) la encontré en internet. En la red descubrí páginas y páginas donde encontrar información actualizada y muy bien documentada. Mis inmersiones en ella me llevaron a los blogs de maternidad y crianza, entre lo cuales descubrí el que marcaría un antes y un después en mi "carrera maternal":  Tenemos tetas.


Un día empecé a utilizar mi olvidada cuenta de facebook y a escribir notas con algunas de las conclusiones a las que me llevaban mis lecturas. Sacar fuera de mi mente todos esos nuevos pensamientos y compartirlos, aunque fuera con mi exiguo grupo de "amigos", se convirtió en casi una necesidad. Así escribí mi primera nota de conclusiones: Sobre feminismo y bebés. Mientras la escríbia pensaba que era la única persona del mundo en opinar que el feminismo de la igualdad se nos había quedado corto y que, de hecho, se estaba limitando a masculinizarnos. Estaba convencida de que, al menos en mi entorno, nadie compartiría mi visión. ¿Llevarse los bebés al trabajo? ¿Llamar "abandono" al hecho de dejarlos en la guardería? ¿Extrapolar la "herida primal" que sufren los bebés dados en adopción, al resto de bebés que nacen en las condiciones establecidas en esta sociedad? ¿Decir que el feminismo de la igualdad nos masculiniza? Lo dicho, locuras de una mamá lectora empedernida.


Pero estaba equivocada. El artículo Elisabeth Badinter. Las claves del debate de Ileana, me hizo ver, no sólo que yo no acaba de descubrir la pólvora, sino - lo más importante - que no estaba sola. Mis conclusiones no eran locuras descabelladas. Todo un movimiento neofeminista se basaba en ellas y mucho más. Emocionada, comenté a Ileana la existencia de mi nota, invitándole a leerla. Y allí empezó todo. Ileana la leyó, me dijo que era buena y, lo más impresionante para mí, me pidió publicarla en su blog.


Aquello fue como montarme en un barco que me llevaría en un viaje fascinante a través de la maternidad y sus implicaciones en filosofía, biología, psicología, sociología y política; y todo en compañía de un grupo de mujeres y hombres con los que se podía dialogar, discutir, contrastar y profundizar. Unos meses más tarde, la propia Ileana me invitó a la Tribu 2. Por primera vez en mi vida me vi involucrada en algo en lo que realmente creía: la escritura de un libro donde quince mujeres describiríamos y representaríamos de diferentes maneras nuestra visión de la maternidad. Contribuir con unos capítulos a este precioso proyecto me permitía cumplir uno de mis sueños: poner mi granito de arena para que nuestro mundo cambiara, haciendo una de las cosas más me gusta hacer: leer, estudiar y escribir sobre maternidad.


Estoy fascinada por como han ido las cosas y como el proyecto ha tirado hacia adelante desde su concepción, en el corazón y la mente de Enriq Boix y Raquel Tasa. Este libro reabre en mí la esperanzada de que una nueva sociedad más amorosa, justa y realmente humana no sólo es posible, sino que el cambio puede producirse sin recurrir a la violencia, como tantas veces hemos hecho a lo largo de la historia. Un cambio cuyos fundamentos serán el conocimiento y los sentimientos. Un cambio que echará raíces en cada embarazo consciente; en cada parto natural, fisiológico u orgásmico; en cada bebé recibido en el pecho de su madre; en cada hijo criado con respeto y amor, cubriendo todas sus necesidades reales.


Ver mi nombre entre las autoras de Una nueva maternidad me llena de orgullo. Me siento una privilegiada por haber tenido la oportunidad de participar en un proyecto concebido y gestado con tanto cerebro, tanta ilusión, tantos sentimientos y, sobretodo, tanto Amor.


Rosa Jové encontró perfectamente la esencia de esta pequeña gran obra: el Amor. El amor por nuestros hijos abrió en nosotras la puerta al Amor que todo lo incluye y nos impulsó a compartir nuestros nuevos  conocimientos y sentimientos.


Cada día, en este mismo momento, muchas madres nos sentamos delante del ordenador a escribir. Escribimos lo que sabemos, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que opinamos, lo que hemos leído, lo que nos ha sucedido, lo que tememos o lo que esperamos. Da igual lo que escribamos, si es serio o humorístico, si hablamos de política, educación o biología. A todas nos enciende el amor. Ese amor que nos invade desde el momento en que una personita nos convirtió en madres, y que nos obliga a intentar ser la mejor mujer y la mejor madre que podemos llegar a ser. Y nos obliga a intentar que el mundo que les dejamos a ellos, nuestros hijos, sea el mejor que podemos conseguir.


Aquí os dejo la lista del resto las autoras, mujeres maravillosas a las que todavía no tengo el honor de conocer en persona, pero con las que ya siento que comparto tantas cosas, que me han hecho un hueco en su tribu, haciéndome sentir parte de una comunidad sostenedora, protectora y amorosa:

Y por supuesto, sin olvidar a Enric Boix, de Buscando trazos.

miércoles, 25 de mayo de 2011

PROLOGO DE "UNA NUEVA MATERNIDAD", POR ROSA JOVÉ


Cuando lo leí me emocionó y me di cuenta de que Rosa había entendido perfectamente la esencia de nuestro libro. Quiero compartirlo con vosotros, así que aquí está:


La primera vez que vi este maravilloso manuscrito estuve de acuerdo con lo que se dice en el epílogo: no deja indiferente. Guste o no guste, te remueve hasta lo más hondo. En muchas de sus páginas algunas nos veremos reflejadas y nuestros ojos se humedecerán conforme avance la lectura. Otras, menos afortunadas, no sentirán tanta emoción pero seguro que tendrán material para reflexionar. Ante estas páginas la neutralidad no existe.

Porque se trata de madres que, más que desnudar su alma, se la arrancan para que el mundo vea bien clarito lo que sienten, lo que son o lo que quieren ser. Mujeres valientes que no se acomplejan y que se rebelaron en su día para ser mujeres y madres tal y como ellas querían y no como se les quería imponer.

Son historias de quince hadas de la maternidad que entre pañales y pucheros, entre trabajos varios y noches sin dormir invocaron al duende de sus sentimientos que se hizo visible en forma de letras y espacios. Son hadas verdaderamente mágicas pues encuentran tiempo para todo, saben de juegos y canciones y curan dolores de barriga con un dulce beso que sale de sus labios. En este libro, además demuestran que escriben como los ángeles.

Al igual que las hadas son invisibles a los ojos humanos no entrenados y por eso solo se reconocen entre ellas o las reconocen aquellos a quienes aman. Quizás uno de los objetivos de este libro es que la gente las entienda y las ame para así poder empezar a verlas. Pero no solo a ellas, sino también a las que son igual que ellas. Porque este mundo está poblado de miles de hadas, lo que sucede es que no todas se atreven a escribir. El objetivo es hacer visible lo que parece ser que hoy aún no se sabe ver.

Es curioso constatar cómo algunos textos están escritos desde la primera persona, desde la madre que se habla a ella misma. En otros es la madre que mantiene una conversación con su bebé y en otros con la sociedad. Porque cada una escribe lo que siente, lo que quiere escribir y a quien quiere escribir. Hay textos más intimistas y poéticos, textos más reivindicativos y prosaicos, pero todos destilando magia.

Me gustaría elegir una frase, un trocito de texto para que las personas que lean este prólogo puedan empezar a saborear lo que les espera. Pero…¿Cómo elegir solo uno? Si antes hablaba de 15 hadas he de mencionar ahora que este libro lo forman 46 pequeñas obras de arte. Elegir un fragmento de cada una quizás sería más correcto, pero tampoco haría justicia a la obra.

Me decido, pues, por buscar un resumen que los abarca a todos y me viene una palabra a la mente: amor. Lea el texto que lea sale el amor (sobre todo el amor maternal, pero también otros tipos de amor). Destila amor por los cuatro costados. Creo que si este libro fuera como una bolsita de té, haría una deliciosa infusión de amor.

Lean, emociónense, aprendan y amen. Eso es lo que van a encontrar en las siguientes páginas, nada más y nada menos.

Lleida, primavera de 2011.





martes, 24 de mayo de 2011

DISCIPLINA




Permitidme haceros una pregunta:

¿Que es para vosotros la disciplina?

Mi marido dice que yo, ni tengo disciplina, ni se la sé inculcar a nuestros hijos (Lógico, si no tengo yo no se la puedo inculcar).

Llevamos un par de días de morros por el asunto y al final le he dicho que os iba a utilizar de "jurado popular"

Os explico la situación:

Domingo por la mañana. Un día primaveral precioso: sol y calorcito. La familia Trapp (nosotros) nos encontramos paseando por un precioso camino a lo largo de uno de los ríos que baña la ciudad de Zürich. El plan es llegar hasta una pequeña isla en donde se encuentran unas playas junto a unas piscinas infantiles y una cafetería donde podremos comer algo. No es mucho trecho, pero considerando que vamos pedaleando con los dos niños mayores cada uno en su bicicleta, es toda una aventura. 

Los tres peques llevan casco. Los adultos no. Mi marido no se ha puesto un casco en su vida, y eso que ya he hecho los más empinados, largos y peligrosos puertos de los Alpes. El dice que la precaución es la mejor protección, y nunca conseguí convencerle de que se lo pusiera.

Yo había intentado ponerme mi casco antes de salir de casa pero me lo encontré roto. Uno de los niños (supongo) me había separado esa correa regulable que corre por el interior. Sin ella, el casco que quedaba suelto y no me servía para nada. No importaba mucho. Sólo íbamos a ir por un camino peatonal sin el menor peligro y a dos kilómetros por hora. 

De todas formas, la tarde anterior me había escapado al centro de la ciudad a comprar un casco "Junior" para mi hijo mayor. Él ya va en su bici sin ruedines y le ha cogido el gusto a las acrobacias. El casco infantil con forma de mariquita roja de puntos negros, que él mismo eligió hace un par de años, ya no lo quiere ni de broma, así que decidí comprarle uno muy aerodinámico con "look" de adulto. Le encantó porque era blanco y negro y tenía visera. Si hubiera podido hubiera dormido con él. 

Mi hijo mediano ya tenía un casco azul con unos pandas dibujados, que él mismo eligió y que lleva sin rechistar cada vez que yo lo transporto en la silla infantil de mi bicicleta. Al pequeño tuvimos que imponerle un poco el casco rojo de la mariquita, pero cuando vio que los mayores llevaban cada uno el suyo y que les hacíamos fotos, le cogió el gusto a llevarlo. Parecía la hormiga atómica. Tampoco le gustó demasiado ir sentado en la silla de niños de mi bicicleta. Renegó bastante, pero al final le cogió el gusto también y se pasó el camino hablando del río, las plantas y los patos. 

Al principio todo fue sobre ruedas. El mediano nos hacía ir a paso de tortuga. El lleva ruedines en su bici y además es extraordinariamente precavido. Cada cuesta para abajo mi marido tenía que bajar de su bicicleta para sujetarle, porque le daba miedo la sensación de que la bici se iba sola y él perdía el control. Aunque sabe frenar, con el susto que le entraba se olvidaba de los frenos, y sólo era capaz de echar los pies al suelo lloriqueando. De todas formas el camino era bastante llano y sólo nos encontramos un par de minicuestas sin importancia. Además, O es un niño tranquilo que disfrutaba pedaleando con lentitud y viendo todos los detalles de la ruta.

Lo dicho, íbamos a 2 por hora en un camino prácticamente plano y sin coches.

Yo lo vi venir varios minutos antes. El mediano empezó a echarse la mano a la cabeza intentando arrascarse, pero se topaba con el casco. Cada vez que soltaba el manillar con una mano, este se le torcía y el volvía a asustarse, echando los pies al suelo y lloriqueando. Justo en ese momento el mayor cogió velocidad y se adelantó bastante, así que yo salí detrás de él. Cuando le alcancé le pedí que esperáramos a papá y al mediano. 

Después de esperar un ratito y ver que no llegaban decidimos volver atrás y nos encontramos a mi marido de pié con el casco en la mano, mientras el mediano lloraba con desconsuelo. Había ocurrido lo que yo veía que iba a ocurrir: el niño no aguantaba más el casco. Le producía picores, le pesaba y le daba calor. Se negaba en redondo a ponérselo. Mi marido se negaba a continuar si no se lo ponía y estaba dispuesto a volver a casa echando a perder nuestro recién comenzado domingo primaveral de familia feliz en bicicleta. 

Yo salí en defensa del mediano: 

- A ver, A, se práctico. O no corre ningún peligro sin el casco porque va a dos por hora en una bici de ruedines por un camino llano y sin coches. Déjalo estar y sigamos ya.

Y ahí es donde me soltó eso de "Es que tu no tienes disciplina"

DISCIPLINA. Bendita palabra. Ese fue el detonante para comenzar, allí mismo, en medio del camino del río, una acalorada discusión (tipo español: voz elevada y mucha gesticulación, al menos por mi parte) sobre si era fundamental o no imponerle el casco a mediano. 

Mi marido argumentaba que no importaba que en ese momento en concreto el casco no fuera realmente necesario, sino que si cedía estaba "perdiendo" y no actuaba pensando en el futuro, cuando se diera la situación en la que el casco fuera realmente necesario. 

Yo argumentaba que cuando el casco fuera imprescindible  no daría marcha atrás y si el niño entonces se negaba, yo actuaría en consecuencia, cancelando lo que hubiera que cancelar.  Pero puede ser que cuando nos encontráramos con esa situación, O estuviera lo suficientemente maduro como para aceptar el casco sin rechistar, entendiendo las razones de porqué era necesario. De hecho, nunca me lo cuestionó cuando lo llevaba yo en mi propia bicicleta por la ciudad, situación en la que el casco no es negociable en absoluto. Por otra parte. ¿Como se atrevía a imponer a su hijo algo que él no cumplía? Porque como ya os he dicho, mi marido no ha llevado casco ni siquiera cuando realmente hubiera sido muy aconsejable que lo llevara. ¿O no lo es cuando bajas a más de 70 Km/hora por un puerto de montaña con coches circulando?

A toda esta réplica él empezó a echarme en cara mis otras "faltas de disciplina" como cuando el Viernes y el Sábado les dejo irse más tarde a la cama. Yo por supuesto le repliqué con los mismos argumentos:

- Era innecesario acostarse tan pronto como los otros días porque al día siguiente podían dormir más tiempo
- El no se acostaba a la misma hora y le gustaba quedarse hasta más tarde en la cama las mañanas del fin de semana. Así que ¿Que pretendía? Claro, que mamá "burradecarga" se siguiera levantando a las 6 de la mañana sábados y domingos porque unos niños que se acuestan a las 9 de la noche no se levantan a las 8 ó 9 de la mañana, no, se levantan a las 6 ó 7. ¿Y se levantaba él cuando eso ocurría????? ¡No claro!!! Para eso ya tenía a la indisciplinada de su mujer.......

Total, que di un pequeño espectáculo de "mamá española cabrada con papá alemán" a los recatados y silenciosos suizos que paseaban esa mañana a lo largo del río. Incluso solté mi filosófica frase de: "¡Yo estoy criando seres libres y no soldados de ningún ejército! ¡Yo quiero niños que sepan actuar en consecuencia y no obedeciendo a ningún absurdo concepto de disciplina!" Al final, como no nos íbamos a poner de acuerdo ni de lejos, lo dejé todo en manos de él. Le dije que él decidía: nos fastidiaba a toda la familia el Domingo precioso que íbamos a pasar, además de tener que cargar de vuelta a casa con su bicicleta, la bici de O y al propio O llorando a mares, o se bajaba del burro, dejaba a O sin casco y continuábamos a nuestra velocidad digna del Tour de Francia camino de las playas, las piscinas infantiles y la cafetería, para pasar toda la familia un domingo inolvidable y feliz.

Al final se bajo del burro, pero regañando bastante sobre mi falta de disciplina, mi ignorancia sobre lo que significa esa palabra y mi poca visión de futuro.


Acabamos pasando por encima del incidente y pasando un Domingo excelente. Los críos disfrutaron bañándose en las gélidas aguas de las piscinas y después nos tomamos unas salchichas ecológicas buenísimas. A la vuelta A fue tirando de O y su bici con un sistema improvisado con la correa de mi bolso, ya que O estaba agotado para seguir pedaleando. El mayor siguió con sus acrobacias y el pequeño se durmió en la silla de mi bicicleta. Llegamos a casa justo cuando empezó a formarse una fantástica tormenta de lluvia, truenos y relámpagos. 

Pero el asunto de la disciplina se nos ha quedado sin resolver, y ya le he dicho a A que haría un post con el incidente para conocer vuestras opiniones. Así que os agradecería mucho que participarais dándonos vuestro punto de vista. 

¿Que significa para vosotros la palabra disciplina?

¿Creéis que es necesario imponer la disciplina en la educación de vuestros hijos?

domingo, 22 de mayo de 2011

MENTIRAS



Desde bien pequeña me di cuenta: vivimos en una sociedad donde la mentira es uno de los pilares fundamentales en las relaciones interpersonales. Todos mienten y la mentira actúa como un escudo protector que cada uno esgrime frente a los demás. Parece que uno de los grandes peligros de esta vida es ser honesto. Si no mientes, si dices lo que piensas y como lo piensas, si actúas según tu verdad interior, sólo puedes perder.

La mentira la interiorizamos desde muy pequeñitos. Para empezar: una cosa es lo que se nos decía que estaba bien que hiciéramos y otra muy diferente lo que los adultos hacían. Por ejemplo:

- Hay que acostarse temprano para dormir las horas que necesitamos
- Hay que comer de todo y siempre cosas sanas
- No se grita
- No se falta al respeto
- No se pega
- No se fuma
- Debes dejar tus juguetes
- Hay que estudiar y sacar buenas notas
- No hay que emborracharse
- No se miente

Pero ellos, los adultos a nuestro alrededor:

- Se acostaban cuando les daba la gana, y bastante tarde. Ni de casualidad dormían lo que necesitaban.
- Comían lo que querían y en la cantidad que querían, aunque la obesidad estuviera poniendo en peligro su vida o tuvieran claros síntomas de no alimentarse bien.
- Gritaban
- Nos faltaban al respeto
- Nos pegaban
- Fumaban
- Sus cosas eran suyas y pobre del que se las tocara
- Muchos, en ocasiones, se regodeaban de lo mal estudiantes que fueron y lo lejos que habían llegado a pesar de eso.
- De la misma manera presumían de esas legendarias "melopéas" que se habían agarrado en su juventud, en tal o cual ocasión. Y además bebían más o menos en exceso en todos los eventos sociales de relativa importancia.
- Mentían descaradamente, a los demás adultos y, sobretodo, a nosotros los niños. Encima solían presumir delante de nosotros de sus mentiras de juventud a sus padres, a sus maestros.....

Pronto aprendías que el "hecha la ley, hecha la trampa" era una de las bases de nuestro comportamiento social y así se justificaban todas las ilegalidades: conducir por encima de los límites, comprar o vender sin factura, fumar en zonas prohibidas...etc.

Y pronto asimilabas que vivías en  una estructura vertical en la que todos mentían. Los de arriba mentían para aprovecharse de los de abajo y subir, subir subir. Los de abajo mentían para defenderse de los de arriba, que estaban ahí, no para "cuidar" a nadie, sino para mantenerse en su posición a base de pisar e imponerse a todos los que estuvieran por debajo de ellos.  Esta estructura era aplicable a la sociedad en general y a la familia en particular. Todo se basaba en la capacidad de dominio.

Y una estupenda arma para proteger el dominio es, como no, la mentira..

A nivel familiar la mentira está absolutamente normalizada. Los padres mienten a sus hijos para conseguir de ellos lo que quieren, y los hijos a los padres para conseguir hacer lo que también ellos quieren y sin consecuencias indeseables (los castigos). Es LO NORMAL. Un día, una adolescente que sufría graves desórdenes alimenticios y que se estaba ahogando en sus propias mentiras, cuando le pregunté como era capaz de mentir así a sus padres me dijo: "Pero si es lo normal. Ellos también lo hacían con los abuelos".

De adolescente era testigo de todas las mentiras que inventaban mis amigos y conocidos de la misma edad: "me voy con fulanita" cuando salían con el novio; "no me han dado las notas" cuando habían suspendido; "no fumo ni bebo, claro que no" cuando hacían las dos cosas; "voy a estudiar a casa de menganita y me quedo a dormir"..... ¿cuantas realmente han "estudiado en casa de menganita y se han quedado a dormir"?

Me parece evidente que es la "pedagogía negra" de Alice Miller la que alimenta todas estas mentiras familiares. Los hijos no ven en los padres unas figuras de acompañamiento y protección, sino de imposición y dominio. Ya como padres, estos hijos dominados se convierten en padres dominadores. Perpetúan el sistema en sus propias familias y así, perpetúan la mentira. Y de la misma manera que la "pedagogía negra" está normalizada y aceptada, la mentira que acarrea también.

Aprendida esta actitud en el seno de la familia: ¿Que otra opción hay sino extrapolarla al resto de nuestra realidad? Y así nos vemos inmersos en un sistema democrático que hace aguas por todas partes, agujereado de mentiras. Todo el mundo lo sabe, lo acepta, lo normaliza: los políticos mienten para llegar al poder. Es algo tan sabido que parece innecesario decirlo. Los ciudadanos mentimos incumpliendo las leyes que, en teoría, nosotros mismos (con nuestro voto) hemos ayudado a implantar, porque no tenemos confianza ni en los políticos que gobiernan ni en el sistema que entre todos hemos creado.

Pero ¿Nadie se da cuenta de que esta situación es extremadamente dramática y peligrosa? ¿Nadie se da cuenta de que la mentira es uno de los cancerígenos más potentes de nuestra sociedad?

Si nadie puede confiar en los que tiene la responsabilidad de gobernar a los demás, si nadie puede confiar en la profesionalidad de los que trabajan en las diferentes disciplinas necesarias para el bienestar de todos, entonces nos ahogamos porque esto es el "sálvese quien pueda" y así no llegamos a ningún sitio.

Hoy, tras ver todas las movilizaciones del ya llamado Mayo 2011,  me pregunto si algo está cambiando realmente. Si, por fin, los ciudadanos en conjunto, salvando nuestras diferencias, nos vamos a unir para reclamar algo básico para que las cosas funcionen: HONESTIDAD. Y no sólo eso, sino que nos vamos a RESPONSABILIZAR de nuestro propio y personal papel en el desastre general. Nos vamos a responsabilizar de la parte de HONESTIDAD que nos toca.

Porque no sólo se trata de que se acaben los trapicheos políticos o bancarios, la corrupción, el mangoneo de los poderosos, la ambición desmesurada de unos cuantos. También se trata de que acabe la picaresca del los de abajo: las bajas por enfermedad falsas, los cobros de subsidio de los falsos parados, los trabajos en "negro"..... porque cuando trampeamos, perdemos todos, y no sólo nos afectan las trampas de cuatro poderosos, sino también las de miles de conciudadanos.

En los países donde encontramos mayor calidad de vida, no sólo corresponden a los que muestran  menos corrupción política, sino que también tienen una ciudadanía que muestra mayor honestidad y responsabilidad a la hora de cumplir sus leyes.

Porque es la pescadilla que se muerde la cola: Los de arriba no son de confianza porque nos mienten y se aprovechan de nosotros y por eso nosotros trampeamos y nos aprovechamos todo lo que podemos del sistema para nuestro propio beneficio y en detrimento de los demás. Así, desde "los de abajo" sólo pueden "subir" individuos cuyo objetivo sea estar arriba, no por el bien común, sino por su propio beneficio y ambición, ya que para alcanzar su objetivo tiene que escalar por un sistema corrupto y, por lo tanto, tienen que utilizar la corrupción y la mentira como herramientas para su ascenso.

Me pregunto donde podemos romper este círculo dramático. ¿Servirán de algo las movilizaciones de los últimos días? ¿Son realmente un síntoma de que algo está cambiando "de verdad"? ¿Que hay de diferente entre estas movilizaciones y las que han ocurrido decenas de veces en las últimas décadas y que en el fondo no han conseguido ningún cambio importante y en profundidad?

Porque unas movilizaciones basadas en echar la culpa a los de siempre no van a servir de mucho. Seguro que, a largo plazo, no van a servir para nada. Me temo que para producir un cambio real las movilizaciones de toda la vida no son suficientes. De estas ha habido muchas y la verdad, tal vez hayan conseguido cambios a corto plazo, pero a largo plazo parece que todo vuelve a la dinámica de siempre, sea cual sea el sistema político: la mentira como medio para ascender  posiciones que nos permitan más dominio y más poder sobre los demás. Políticos cegados por la sed de dominio y poder, mientras la ciudadanía domesticada vive y trabaja cada día concentrada en acumular bienes materiales para sentirse segura y asegurar el futuro de sus descendientes. Así unos cuantos, tal vez los que mejor mienten, consiguen acumular riquezas mientras otros muchos se dejan utilizar y alimentan la codicia de esos "elegidos" con su propia indiferencia y pasividad.

Me parece a mí que el verdadero cambio no va a nacer de campamentos ni manifestaciones si no nos responsabilizamos cada uno de nosotros de nuestro propio papel a la hora de alimentar este viejo sistema enfermo. El enemigo no son esos políticos corruptos ni esos banqueros usureros. No. Ellos también son personas, seres humanos, tan heridos como los que más, seguramente muy inteligentes y con grandes capacidades que, en otro contexto, hubieran supuesto un enorme beneficio para la sociedad en general. Si hubieran sido inútiles o tontos no hubieran estado donde están, y la inteligencia, la capacidad de trabajo de una persona, son bienes que, bien utilizados, suponen un enorme beneficio para toda la sociedad.

El enemigo es este viejo sistema que ENTRE TODOS hemos creado. Así que entre todos tendremos que sanearlo. Todos los que somos seres humanos adultos, inteligentes, cada uno con sus capacidades personales, TENEMOS LA OBLIGACIÓN de ofrecer lo mejor de estas capacidades para mejorar la vida de todos, para crear la sociedad que todos queremos, y no sólo para enriquecernos personalmente. Pero TODOS tenemos que hacerlo. Porque mientras haya una persona trabajando 20 horas diarias mientras otra se toca la barriga y cobra subsidios sin razón, aprovechándose del trabajo de la primera, esto no va a funcionar.

Todos los que en este sistema viven aprovechándose de los demás lo están enfermando y corrompiendo. Da igual que sean los de arriba o los de abajo. Y yo me pregunto ¿Cual es el origen de esta actitud tan negativa y que tanto daño hace? Porque lo más lógico es que el ser humano, que es un ser social,  tienda a vivir en grupo y trabajar para y por el bien común de manera espontánea. Si no, es impensable la supervivencia en las condiciones en las que sobrevivieron nuestros antepasados. Y estoy segura de que en mayor o menor medida todos tenemos todavía esta inclinación a trabajar por el bien común; no hay más que ver todo el trabajo voluntario y no remunerado que se hace actualmente en la sociedad. Y por supuesto, no todos tenemos esa tendencia al "garrapateo" (de garrapata) de los que quieren aprovecharse de los demás para su propio beneficio. Hay grandísimos profesionales en  todos los sectores: desde la política, la banca, la medicina, el mundo empresarial, el mundo del arte, la mecánica, la limpieza, la construcción...etc cuya dedicación está basada en la satisfacción de un trabajo brillante y bien hecho y que beneficie a todos y no sólo a ellos mismos.

Así que me pregunto: ¿Cual es el origen de los individuos con tendencia al "garrapateo"? Y, por supuesto, como ya os imagináis viniendo de mí, la respuesta - o al menos una de las respuestas -  la encuentro en todas mis lecturas sobre el periodo primal del ser humano. Concretamente, en el libro de Jean Liedloff, El concepto del continumm. En busca del bienestar perdido  (Editorial Obstare 2009),  encontramos un ejemplo que me pareció muy significativo. Si tuviera el libro os lo escribiría literalmente pero, como lo he prestado, confiaré en mi memoria para relatároslo:

Entre los Yecuanas de la selva amazónica parece que la vida en paz y en equilibrio social fluye de una manera especialmente fácil y natural. Como muchos de vosotros ya sabéis (y los que no, a leeros el libro toca) Jean Liedloff lo atribuye a un periodo primal en en cual se ha respetado el continumm del bebé, o sea, su necesidad primal de estar en contacto permanente con su madre, junto con el respeto absoluto por todas sus necesidades en cada una de las fases de su desarrollo. En este contexto ocurrió un episodio que Liedloff encontró muy significativo porque el protagonista fue precisamente un adulto que, o bien nació en la ciudad o bien fue trasladado de recién nacido (esto no lo recuerdo bien), por lo que no vivió su periodo primal como sus familiares  de la tribu, sino siguiendo las reglas del mundo "civilizado".

Resultó que esta persona regresó ya adulto,con pareja e hijos, a la tribu, y se estableció bajo la protección de su cuñado y su familia. Así, siguiendo las normas de convivencia de la tribu, el cuñado tenían la obligación de satisfacer todas las necesidades de los recién llegados hasta que ellos estuvieran en condiciones de hacerlo por sí mismos. Parece ser que el cabeza de familia pasó una larga temporada sin "dar un palo al agua", aprovechándose del trabajo de su cuñado y, encima, de un humor de perros.

Lo que más sorprendió a Liedloff no fue la actitud de este individuo recién llegado, sino que su cuñado, sin una sola queja, se dedicará a trabajar como un mulo para mantener las dos familias, siempre de buen humor y sin reprochar nada de nada al vago de su pariente. Tuvieron que pasar varios meses para que este hombre, por fin, reaccionara y empezara a trabajar como le correspondía. Cuando esto ocurrió, su humor cambió radicalmente y los demás aceptaron este cambio con alegría y naturalidad. Liedloff relata que el cuñado responsable le comentó algo así como que su familiar había necesitado un tiempo para darse cuenta de lo que realmente quería, o sea: trabajar para mantener a su familia y por el bien común, y que cuando lo hizo por fin se sintió feliz y de buen humor.

Creo que esta anécdota nos da una clave importante de lo que nos encontramos en esta sociedad de bebés abandonados cuyas necesidades primales no son respetadas por sistema. Y también nos da la clave de donde está una posible solución; un punto donde podemos cortar la pescadilla que se muerde la cola: EN LA CRIANZA DE NUESTROS HIJOS.

Sólo cuando seamos capaces de respetar el periodo primal de nuestros hijos, desde el momento de su concepción, pasando por su nacimiento hasta su crianza posterior; sólo cuando seamos capaces de criar seres libres, empezarán a cambiar las cosas de verdad. Sólo cuando la siguiente generación esté compuesta por un número mínimo de adultos sanos, satisfechos, equilibrados, que han sido amados, cuyas necesidades afectivas fueron cubiertas desde la concepción, que no han sido domesticados, que han sido educados para la libertad y para el respeto, para el servicio a los demás no desde abajo, sino desde la igualdad; sólo cuando la mentira no tenga cabida en las relaciones familiares porque los padres son vistos como sostenedores y acompañantes y no como dominadores; cuando la verdad deje de dar de miedo, cuando la honestidad sea el fundamento de nuestras relaciones humanas. Sólo entonces cambiaran las cosas. Y no cambiarán unos años ni unas décadas, sino para siempre.


Este es el trabajo que nos corresponde hacer a todos los adultos con la responsabilidad de criar a la siguiente generación.  Esta será nuestra pequeña o gran aportación para que las cosas REALMENTE CAMBIEN.

jueves, 19 de mayo de 2011

LAS VACAS DE HEIDI

Que yo sepa, en este planeta hay dos países donde las vacas son sagradas: La India y Suiza.

Pero mientras que en la India no se les toca ni un pelo y están deambulando por pueblos y ciudades, famélicas y descuidadas, en Suiza son ciudadanas de alto rango, ocupan los más hermosos parajes y disfrutan de servicios comparables a sus cuidadores, los humanos. Y si no mirad esta foto:



La foto no es mía, la he bajado de internet, pero al encontrarla no he podido evitar la tentación de colgarla aquí para contaros que esto que veis - una vaca volando - lo vi yo también, hace unos 7 años, cuando estaba de excursión en Grindelwald, aldea del Eiger, en el oberland Bernés. Esta es una de las muchas regiones paradisíacas que hay en este país de montañas, valles, agua y verdor, donde rebaños de vacas, cabras y ovejas pastan en sus laderas en un estado de cuasi-libertad.

Me encontraba en la región con mi marido y una amiga española que había venido unos días de visita. Creo que volvíamos ya hacia el hotel después de un día de senderismo bastante durillo pero precioso. Entonces vimos un puntito en el cielo, o mejor dicho dos puntitos: uno encima del otro. Se movían hacia nosotros, así que nos quedamos esperando a ver si podíamos ver que era aquella formación tan rara.

Empezó a quedar claro que era un helicóptero...... si pero ¿Que llevaba colgando? ......

Imaginaros nuestra cara cuando vimos que era un helicóptero transportando una vaca.

Y lo curioso es que, como más tarde nos enteramos, esa escena no era en absoluto algo escepcional: las vacas que se pierden por las montañas y no bajan con su rebaño, o las que están heridas o enfermas son trasladadas en helicóptero hasta el valle. ¿Os imagináis la inversión económica que eso supone?

Casi me cuesta creer que esto sea económicamente conveniente y que no se haga sólo por cariño y respeto por el animal. Y es que en este país las vacas son ciudadanos de primera, yo diría que incluso por delante de los perros, los gatos o los caballos. Siempre que he ido a las montañas de excursión me he encontrado rebaños de ejemplares magníficos, pastando y holgazaneando tranquilamente en los parajes más paradisíacos, bajo un cielo azul celeste impresionante (o cubierto de nubes y a todo llover, que para el caso a las vacas les da igual) y con un paisaje ante sus ojos espectacular. Así no os extrañe que yo no me crea nada de lo que dicen los que desaconsejan el consumo de la leche de vaca o incluso de sus diversos derivados.

Viviendo en Suiza, no consumir lácteos es como no beber agua. Y esto es perfectamente comprensible cuando ves como aquí en cualquier supermercado tienes una amplísima oferta de leche fresca ecológica (o como lo llaman aquí, "bio"), sin ninguno de esos añadidos tan ridículos del mercado español (que si calcio, que si vitamina D, que si ácidos grasos omega no se qué....) y con un sabor delicioso (si te gusta la leche, claro). Por no hablar de los quesos o los yogures. Y si estos productos los compras directamente de su granja, ya es el no va más de sabor y calidad.

Así que yo no puedo encontrar excusas para no consumir lácteos, y mucho menos las que se refieren a la explotación animal. No hay más que ver a los animales para darse cuenta de que viven muy bien. No solo disfrutan de dos residencias -una para verano en las montañas y otra para invierno en el valle- sino que, además, tienen la opción de ser bajadas en helicoptero cuando sufren algún percance en la "residencia de verano"..... ¿Cuantos humanos pueden vivir con tantos lujos?

La lectura del libro de la Dra Christiane Northrup "Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer" (Editorial Urano 2010) en donde informa de que los últimos estudios sugieren que el consumo de leche de vaca "ecológica" (o "bio") no está relacionado con muchas de las patologías que tradicionalmente se le han atribuido a la leche de vaca, me ha acabado de convencer de que consumir lácteos, en su justa medida (como todo), es tan sano como cualquier alimento, siempre y cuando sea producido de manera natural y respetuosa con el animal y con el medio ambiente.

martes, 17 de mayo de 2011

lunes, 9 de mayo de 2011

ESTIMADO DOCTOR ESTIVILL

Estimado doctor Estivill:

No puedo evitar escribirle estas lineas en mi blog, con la sincera esperanza de que las lea - por improbable que esto sea - para informarle de una escena que ocurrió hace algunas noches en nuestra familia. Le recomendaría que, después de leerla, cerrara los ojos para imaginársela de nuevo en toda su magnitud.

Era bien entrada la noche y toda la familia dormía. Mi hijo mayor se había colado en nuestra cama sin que nos enteráramos y allí estaba, durmiendo como un bendito. Yo dormía también tranquilamente, cuando me despertó el aliento de mi hijo pequeño en la oreja. El duerme en su cuna-sidecar pegadito a nuestra cama, por lo que puede acercarse a mí siempre que quiera. Su vocecita me sacó del sueño:

"Mamiiiii Tetaaaa"

No le voy a negar que me dio un poco de pereza tener que darme la vuelta y abrirme la chaqueta del pijama. Pero la pereza se me fue de golpe cuando vi su carita: tenía la sonrisa más bonita y enorme del mundo; con los ojos semicerrados, su cara expresaba una felicidad tan auténtica que parecía casi irreal. Su siguiente frase acabó por sumergirme directamente en el paraíso:

"Mamá, te queeeeero...."


Y tras dejar bien claro su amor, agarró la teta con  la boca y las dos manitas, cerró los ojos del todo y siguió durmiendo como un lirón. Yo me quedé un largo rato mirándole. Sentía tanto amor que estaba completamente en éxtasis.

Mire, doctor Estivill, le cuento esta escena tan íntima y hermosa porque me duele en lo más profundo que usted y todos sus colegas anteriores (Skinner, Ferber y compañía) estén robando estos momentos de felicidad extrema, amor profundo y unidad absoluta a tantas madres, padres e hijos. Porque usted y los que son como usted, amparados por esos teóricos conocimientos profesionales, asustan a los padres con amenazas infundadas de enfermedades y desequilibrios futuros; cuando lo cierto es que son sus métodos conductistas, adultocéntricos, irrespetuosos y maltratadores los que los provocan. Podrá citarme toda la bibliografía científica que quiera, doctor Estivill, que por cada artículo que usted me muestre defendiendo la utilidad de su método le mostraré yo otro evidenciando su malignidad.

Pero, en cualquier caso, no hace falta que nos perdamos en un caos de bibliografía porque hay una cosa bastante evidente: La felicidad, doctor Estivill, nunca ha provocado ninguna enfermedad ni ningún desequilibrio a nadie.

Mire, el que usted llama su profesor (el doctor Ferber) todavía podía ampararse en la ignorancia de la época en cuestiones de salud primal, exterogestación, continumm, cortisol, adrenalina, serotonina, oxitocina, desarrollo postnatal de las redes neuronales, ... etc. Pero usted ya no tiene esa excusa (Con el agravante de que es usted neuropediatra ¿no?). Y ahí sigue, en sus trece, mientras que, por cierto, su maestro está suavizando bastante su discurso inicial y modificando su método

Y ahora resulta, doctor Estivill, que es usted especialista en nutrición y todo..... en fin. Mejor no le cuento como son nuestras caóticas comidas ( y que el peque, de más de dos años, ¡MAMA ANTES DE COMER!!!!) porque seguro que me hablaría de todos los terribles trastornos alimentarios que sufrirán mis hijos en el futuro y, francamente, ni me lo creo ni me interesa. 

Sólo me gustaría, doctor Estivill, que releyera la escena con la que he empezado esta carta, se la imagine, se sumerja en ella con los ojos cerrados y luego, con el corazón en la mano y mirándome a los ojos, me diga que dormir con mi hijo, atenderle cuando me necesita, darle teta a cualquier hora y, en resumen, satisfacer todas sus necesidades de ser humano de dos años, le va a perjudicar. 

Cordialmente

María Berrozpe

sábado, 7 de mayo de 2011

7 DE MAYO



Hoy nací a la vida.

Hoy me convertí en un bebé deseado y amado.

Hoy tuve un pecho donde habitar, un regazo envolvente, unos brazos sostenedores.

Hoy me envolvió el Amor absoluto.

Hoy es un día de celebración, de sol, de primavera, de principios, de vida............



Hoy es mi CUMPLEAÑOS!!!!









jueves, 5 de mayo de 2011

LA NADA


- "¿Qué es la Nada? 
-Es el vacío que queda, la desolación que destruye este mundo y mi encomienda es ayudar a la Nada. 
- ¿Por qué? 
-Porque el humano sin esperanzas es fácil de controlar y aquél que tenga el control, tendrá el Poder. "



Fragmento de "La Historia Interminable" de Michael Ende.




¿Recordáis "La Nada" que se estaba comiendo el reino de fantasía  en la inolvidable obra de Michael Ende "La historia interminable"? La "Nada", como su nombre bien indicaba, no era algo concreto sino más bien la ausencia de ese algo (en este caso el reino de fantasía). Hasta ese libro, en todos mis cuentos y novelas infantiles el malo era algo concreto, feo, asqueroso, maloliente. Pero Michael Ende pone un toque  de genialidad en su obra: el malo es "La Nada", la no existencia, la falta de.

¿Porque os hablo así, de repente, de "La Nada"? Pues porque en los últimos días he pensado mucho en como caracterizar ese "algo" que se está comiendo nuestra humanidad. Al principio pensé en un dragón negro y oscuro, pero no. No era lo suficientemente horrible. Además, me parece bastante injusto ligar siempre el color negro a lo  "malo":  El Señor oscuro del señor de los anillos, la viuda negra (dígase de un tipo de araña, la de picadura más mortífera, o de la mujer que asesina fríamente a su marido), la oveja negra (el malo de la familia)... etc. Pero lo cierto es que el negro, por sí mismo, no tiene nada de malo. La oscuridad complementa a la luz, sin noche no hay día y, además, el negro no sólo se puede considerar como la ausencia de color, sino  también como la suma de todos los colores.


No me venía a la cabeza otra figura que caracterizara lo que tenía en mente hasta que me acordé de "La Nada", la devoradora de Fantasía de "La historia interminable".


" La Nada", una personalización perfecta de lo que quiero expresar.


Es esa "Nada" la que devora nuestra humanidad poco a poco. Y a medida que crece devora más y más y más. Y cuanto más grande se hace, más nos va a costar que deje de destruirnos, de reemplazar nuestro espíritu con el vacío, la no-existencia.


"La Nada" se alimenta de ausencia de Amor. De hecho podríamos decir que ella ES ausencia de Amor; y como el espíritu humano se alimenta de Amor, "La Nada" lo va destruyendo poco a poco, pero de manera inevitable. Cada acto de la humanidad que ataque directamente al Amor engorda "La Nada": Desde los más evidentes, realizados por pura maldad, hasta los cometidos en nombre del bien, la libertad o la paz. Desde la destrucción de las torres gemelas y los aviones del 11S, hasta las guerras que este hecho desencadenó, y la muerte del terrorista más buscado hace un par de días. Con estos últimos debe de regodearse muy especialmente, riéndose de lo estúpidos que somos los humanos capaces de creernos que podemos conseguir un paraíso de paz y libertad a base de injusticia, muerte y destrucción. Con los daños "colaterales" de las guerras, con las víctimas del terrorismo, con los miles de inocentes que mueren y son heridos cada día, ella celebra un auténtico festín.


Pero hay algo que también engorda a esta "Nada" poco a poco pero constantemente,  que no sale en los medios de comunicación, y mucho menos en primera página. Algo que ocurre millones de veces en el planeta cada día. Cada vez que un niño nace de manera violenta, sin respetar sus necesidades más básicas, cada vez que a un bebé se le priva de su madre, de su calor, de su alimento, de su contacto; cada vez que se le deja llorando en la cuna para "que se acostumbre", no se le abraza, ni se le besa, ni se le coge en brazos; cada vez que se le niega el amor incondicional de la persona a la que él más incondicionalmente ama; cada vez que un niño recibe un bofetón, cada vez que se le humilla, se le somete, se le va transformando en el adulto capaz de humillar y someter. En resumen: cada vez que herimos el espíritu humano con el que nacen nuestros hijos, para enjaularlo y conseguir un adulto capaz de perpetuar nuestra cultura, "La Nada" siente que tiene mucho futuro por delante y que de hambre, precisamente, no se morirá.


Por suerte la humanidad también está llena de amor, por todas partes. De hecho, yo estoy segura de que es más abundante de lo que creemos, sólo que a los medios de comunicación no les interesa tanto. En cada uno de nosotros nuestro espíritu humano tal vez esté herido y enjaulado, pero no está muerto. Quiero creer que hasta el más terrible de los asesinos tiene dentro un espíritu dispuesto a recuperarse y liberarse, para convertir al monstruo que es o fue, en la persona que debería haber llegado a ser.


Cada niño que nace y es recibido en un pecho amoroso que lo nutre, lo sostiene, lo ama de manera incondicional. Cada ser humano criado con amor y respeto. Cada beso, cada abrazo, cada "te quiero", cada "te amo", cada "te perdono", cada muestra de altruismo, cada apretón de manos, cada acto de justicia..... rellena "La Nada"  de Amor y la hace más y más pequeña.


Porque la sociedad libre, pacífica y justa no la vamos a conseguir a base de imponer, de matar, de destruir... o sea, lo que hemos intentado hacer millares de veces a lo largo de nuestra historia y siempre con el mismo resultado: un fracaso absoluto. Porque la humanidad es como un sólo ser que no puede sobrevivir a base de amputarle las partes que no gustan a las partes dominantes del momento. Una humanidad lisiada, eso es lo que somos, que en lugar de trabajar por el bienestar de todo el organismo, de todos sus miembros, todos necesarios e indispensables, nos dedicamos a imponernos unos a los otros, a anular y destruir a los más débiles e imponer nuestra propia visión del mundo cuando nos convertimos en una parte dominante y dominadora de las demás. Curiosamente la misma actitud que tenemos a pequeña escala los adultos con los niños. Interesante ¿no?


Creo sinceramente que el cambio que necesitamos - no ya para conseguir una sociedad pacífica y segura, sino para no extinguirnos y desaparecer para siempre -  no va a venir de la mano de la violencia. No, el cambio tiene que venir de mano del Amor. Ese Amor que nutre nuestro espíritu humano libre y con el que somos concebidos todos los seres humanos. El objetivo es respetarlo y alimentarlo en cada persona, en cada nuevo bebé, para que cada vez  haya más seres humanos incapaces de matar, destruir y odiar. Seres humanos capaces de hacer del amor la base, el camino y el fin de sus relaciones con los demás. Seres humanos para los que hacer daño al prójimo sea tan inconcebible como lo es ahora para nosotros tirarnos de cabeza contra un suelo de piedra desde un cuarto piso y pretender sobrevivir.


Espero que en cada rincón del planeta, en cada una de sus múltiples culturas,  haya en este momento  una madre y un padre recibiendo una nueva vida con amor y respeto, dispuestos a amarla incondicionalmente, para permitir que se desarrolle en su plenitud el ser humano bueno, maravilloso, inmenso, esplendoroso y único que puede llegar a ser. Seres humanos que poquito a poco, generación tras generación, irán alimentando el mundo de Amor, mientras "La Nada" desaparece y es sustituida por el espíritu de una humanidad pacífica, plena y feliz.


Yo todavía tengo esperanza. Una esperanza que -volviendo al mundo de la fantasía , en este caso el mundo de Peter Pan -  se alimenta de las risas de cada uno de los bebés felices, amados y satisfechos.... (como las hadas).

5 DE MAYO

Fue un día triste.

De separación y ruptura.

De dolor y desesperación.

De pánico.

Pero,sobretodo, de soledad.

Sentía la ausencia de mi mundo como un peligro de muerte.

Sí, fue un día triste, un día de pérdidas irreparables.

Un día sin nada que celebrar.

Un día para olvidar.

domingo, 1 de mayo de 2011

MI MADRE

Mi madre es esa mujer que me ha dado la vida dedicándome la suya minuto a minuto, día a día.


Mi madre es esa mujer de la risa clara, transparente, contagiosa. La risa más bonita que he oído nunca.


Mi madre tiene unas manos perfectas, finas, suaves, de uñas cuidadísimas, que parece que no hayan trabajado nunca, cuando la verdad es que han pasado la vida limpiando, fregando, ordenando, remendando.......pero sobretodo, cuidando. Cuidando de mí, cuidando de mi padre, cuidando de sus padres, cuidando de sus suegros....... sus manos lo mismo acariciaban una mejilla llorosa que cambiaban un pañal, pelaban una fruta, ataban los tirantes de un peto,  peinaban, cocinaban un banquete, hacían una cama, ponían una tirita..... Sus manos siempre huelen a jabón, crema hidratante, tomate, ajo, cebolla, cocido, naranja....... Ayer ella se las miraba y se cogía la piel de una con los dedos de la otra. "Debería cortar por aquí...., con las manos que yo tenía, lo arrugadas que están ahora". Ay, mamá, si tus manos están más bonitas que nunca. Llenas de tanta vida..... cada arruga, cada mancha tiene su historia. Las manos de mi madre siguen siendo las más bonitas del mundo.


Mi madre tiene una mirada chispeante, curiosa, cariñosa, que sale de unos ojos oscuros, profundo y enormes.


Mi madre tiene una sonrisa generosa, precursora de esa risa maravillosa.


Mi madre no sabe parar quieta, relajarse y descansar. Sobretodo cuando hay algo que hacer para alguien y especialmente si ese alguien somos nosotros (sobretodo sus nietos). Si no es la comida del día, serán un centenar de croquetas ("para que tengas cuando nos vayamos"), una lavadora ("así la tendemos a primera hora de la mañana"), unos cuantos remiendos ("que quedará como nuevo"), una repasada al orden de la cocina ("hija, es que tu eres muy inteligente... pero de estas cosas yo sé más...).


Mi madre tiene un pecho maternal, acogedor, cálido y terapeútico. Especialmente indicado para el dolor de oidos y las pesadillas infantiles. Un pecho que tal vez nunca se llenara de leche, pero del que fluyó a mares el amor y el deseo maternal.


Mi madre tiene un regazo envolvente, tan acogedor y cálido como su pecho, capaz de protegerme de todos los peligros del mundo. Capaz de exorcizar todos los miedos, acabar con todos los males. Cuando me siento sobrepasada por la vida de adulta, por la responsabilidad de mis tres pequeños, me gustaría encogerme, hacerme tan pequeñita como el menor de mis hijos y volver a acurrucarme en su regazo. Allí todo es paz, todo va bien, no hay problemas......


Mi madre tiene un corazón enorme, que late al únisono de los corazones de los que ama, sacrificando su propio ritmo.


En fin, que mi madre es mi madre y con eso lo digo todo y no hay mucho más que decir, porque no hay ningún amor comparable al amor que une a una madre con su hij@.


FELICIDADES MAMÁ