viernes, 29 de junio de 2012

DÍA MUNDIAL DEL SUEÑO FELIZ

Hoy más de 3500 personas, convocadas en menos de una semana por dos madres blogueras, hemos declarado que es el Día Mundial del Sueño Feliz. 


¿Por qué?


En primer lugar porque nuestros hijos se merecen que hagamos lo mejor para ellos y para eso tenemos que estar bien informados.


Y para estar bien informados necesitamos tener TODA la información a mano. No sólo la que se nos quiere dar, la que conviene que creamos o la que algunos personajes nos quieren hacer creer. 


Desde aquí quiero declarar que nuestros hijos no tendrán una "patología del sueño por hábitos incorrectos" porque nosotros hagamos con ellos lo que miles de generaciones de seres humanos han hecho para dormir a sus hijos: mecerles, cantarles, acompañarles, colechar con ellos, besarles, abrazarles, darles seguridad, cubrir todas sus necesidades y, en definitiva, cumplir con nuestra obligación de padres.


Porque desde aquí quiero denunciar que el doctor Estivill MIENTE cuando dice que no hay controversia en el mundo científico. La controversia está y desde diferentes disciplinas como la medicina, la psicología, la antropología y la pedagogía, numerosos prefesionales entre los que se encuentran  John MacKenna, Margot Sunderland, William Sears, Jean Liedloff, Laura Gutman, Sue Gerhard, Allice Miller, Desmond Morris, Allan Shore, Ruth Feldman, James SwainIbone Olza, Rosa Jové, Carlos Gonzalez, Jose María Paricio, Ramón Soler, Leslie Power....... etc, investigan,dan argumentos y se posicionan claramente en contra de la aplicación de estos métodos conductistas que, como el propio doctor Estivill declara en su página web, están basados en los experimentos realizados hace más de un siglo por Pavlov, Watson y Skinner, entre otros. Todo muy científico, sí, pero muy poco adaptado a los conocimientos actuales sobre el efecto del estrés en el desarrollo del cerebro y las genuinas necesidades de nuestras crías, mamíferas además de humanas. 


Todavía no se han hecho los suficientes estudios para asegurar que la aplicación de el "Método Estivill" (o "Ferberización" en Estados Unidos) no tiene efectos a largo plazo en la salud física, psicólogica y emocional de los niños y, además de esto, diversos trabajos parecen indicar que sí lo tiene y no precisamente para bien. A pesar de ello - y de que el propio padre del método, el doctor Ferber, parece haber suavizado bastante su discurso aceptando el colecho como una opción para dormir tan válida como cualquiera - el doctor Estivill sigue diciendo en sus entrevistas que la bondad de su método está científicamente demostrada, que los niños que colechan sufren efectos indeseables por esta práctica y que las madres que estamos en contra de este sinsentido tenemos una psicopatología en nuestra forma de ser. 


¿De verdad esperaba, doctor Estivill, que nos quedáramos de brazos cruzados frente a semejantes declaraciones?


Pues va a ser que no. Hoy declaramos el Día del sueño Feliz, y tanto Twiter como Facebook y los diferentes blogs maternales, se llenarán de mensajes informando a los padres de lo que el doctor Estivill no quiere admitir: que su método se desmorona, se hunde en su propia crueldad y sinsentido y, por el bien de las futuras generaciones, espero que tenga los días contados. 






miércoles, 27 de junio de 2012

¡MÍRALES A LOS OJOS!


domingo, 24 de junio de 2012

¿QUIÉN MATÓ AL COMENDADOR? FUENTEOVEJUNA, SEÑOR. Desmontando las mentiras de los conductistas recalcitrantes.




Desde Amor Maternal os traigo esta preciosa imagen diseñada por Louma que nos sirve para ilustrar la convocatoria dirigida a todas y todos los facebookeros, twiteros y blogueros.

Tanto en Amor Maternal como en Tenemos Tetas podéis encontrar la explicación pormenorizada de este evento, aunque os traigo aquí del grupo de Facebook "Día mundial del sueño feliz" las instrucciones más básicas:

Queremos que el hashtag #desmontandoaEstivill se convierta en trend topic en Twitter y que blogs, páginas y perfiles de Facebook se llenen de mensajes a favor del Sueño Feliz.
Para ello, las acciones son las siguientes:


-Súmate al grupo de Facebook o al evento.

-Si eres bloguera o bloguero, anuncia ya este evento en tu blog. Especifica que el hashtag #desmontandoaEstivill solo hay que usarlo el día 29 en Twitter. Haz un post ahora anunciándolo y publica otro post el 29 contando tu experiencia de sueño feliz.

-El día 29 (y nunca antes) comparte todos los artículos, citas, testimonios que quieras sobre sueño feliz acompañando a tu hijo, a través de tu perfil o tu página de Facebook, y a través de Twitter.

-El día 29 (y nunca antes) tuitea y retuitea todas las razones que tienes para acompañar a tu hijo a dormir, todos los argumentos científicos que encuentres, todas las ideas que quieras, bajo el hashtag#desmontandoaEstivill


Os animo a todos a participar para que la información veraz, contrastada y completa corra libre por la web, y así impedir que nos mientan a la cara, como viene sucediendo de tanto en tanto, o de entrevista en entrevista, últimamente.


viernes, 22 de junio de 2012

NUESTRA SEXUALIDAD FEMENINA AL COMPLETO

Hace algunos años una amiga de mi madre, madre a su vez de una vieja amiga mía, me comentaba que su hija había decidido parir por cesárea y dar el biberón porque no soportaba los dolores de parto y la lactancia le resultaba terrible. Esta conversación no se me va de la cabeza. En su momento no dije nada ¿Que iba a decir? imposible explicar con palabras lo que esta mujer y su bebé se iban a perder.

Hay cosas que no se pueden explicar, que no se pueden enseñar, que no podemos hacer llegar al que no quiere o no está preparado para saberlas. Cada persona tiene que llegar a ellas siguiendo su propio proceso. Para mí, el descubrimiento de mi sexualidad maternal fue un proceso personal de autoexploración, de inmersión en mi naturaleza humana y femenina que, si bien fue ayudado por información llegada desde afuera, nació y creció dentro de mí cuando yo le dejé hacerlo.

¿Cual fue el primer paso? Ahora no sabría decirlo. Tal vez no hubo un sólo primer paso sino pasos claves que fueron redirigiendo mi camino. Desde luego convertirme en madre marcó el principio de un proceso de metamorfosis y cambio. La sensación continua de frustración y carencia que me inundó en mi primer puerperio fue el impulso que me obligó a tomar un determinado camino.Un camino que no tenía marcha atrás:


El descubrimiento de mi deseo maternal.

Yo deseaba a mi hijo y este deseo era un sentimiento tan real, fisiológico y espiritual como ese deseo, aceptado y conocido, por realizar el coito con mi compañero; ese deseo coital que me llevó a la siguiente y desconocida fase de mi sexualidad femenina: la maternal. Pero el cambio de fase no fue reconocido, ni por mí ni por mi entorno. Al menos no en toda su inmensidad ya que quedó reducido a 40 días de ridícula cuarentena.

Y esto no es una afirmación filosófica sino fisiológica. Las hormonas me dan la razón. El aumento de la prolactina tras el parto se asegura de que el efecto de la oxitocina sobre nuestro deseo sexual coital se convierta en deseo maternal, o sea, de que todo nuestro deseo se dirija hacia nuestra criatura.


Y en mi fase de sexualidad maternal yo deseaba estar con mi hijo continuamente, cogerle, abrazarle, besarle, AMAMANTARLE, acariciarle, protegerle, mirarle, dormirnos brazados y tenerlo lo más cerca posible de mí. Y todo ello de la misma manera con la que deseaba a su padre: sin normas, sin tiempos, sin reglas, con aceptación y naturalidad.

Pero mientras que todo el mundo me entendía cuando años atrás me enamoré de mi marido y quería verle a todas horas, tocarle, besarle, dormir a su lado y hacer el amor con él, parece que nadie entendía una necesidad semejante por mi recién nacido y, en lugar de respetar mi Deseo Maternal, me llenaron de normas absurdas que lo acallaron convirtiendo mi maternidad en una lucha entre lo que mi hijo necesitaba y deseaba y lo que yo pensaba que quería y estaba dispuesta a darle.

Me convencieron de que estaba triste, estresada y decaída porque no tenía tiempo para mí, porque no podía descansar, porque necesitaba "mi espacio". Ese espacio sagrado en nuestra sociedad de individualidades que sólo permitimos que sea violado para realizar el coito.

Me convencieron de que la ayuda que necesitaba era para cuidar a mi hijo, y no para cuidarnos a los dos y mantener un entorno propicio para que él y yo nos mantuviéramos unidos tal y como necesitábamos estar.

Me convencieron y me convencí. Hasta que harta de mastitis, ansiedad y lloros de él y míos abrí los ojos y me tiré al mar de la maternidad guiada por el deseo.

Pero no fue un visto y no visto. No fue fácil. La liberación no es en un instante, sino un proceso largo lleno de conflictos, contigo misma y con el entorno. Vivir en toda su plenitud el deseo maternal en nuestras condiciones sociales es ir contracorriente y conlleva continuas críticas de tu entorno, cercano y no cercano porque para opinar sobre la vida privada de los demás siempre hay tiempo. Y si no aquí tenéis una muestra de las frases que he tenido que oír en estos últimos años, algunas de gente muy querida para mí:

- "¿Duermes con ellos? ¿Y que pasa con la intimidad de pareja?". (Pues que cuando nos interese la trasladaremos a otra estancia de la casa.)

- "Es normal que llore al dejarlo en la guardería. Luego estará tan contento y se le pasará en unos días" (Claro, nadie aguanta llorando eternamente. Se adaptará, no le queda otra, pero lo que a mí me preocupa es a que precio.)

- " Mételos en su cama aunque lloren. Hay que acostumbrarlos a dormir a su hora y solos" (Sin comentario)

- "Los niños ya son mayores para dormir con vosotros. No es bueno para vosotros ni para ellos" (Y se quedó tan ancho)

- "Lo que nunca puedes hacer es dejar de cuidar tu vida de pareja" (Ya, pero es que ahora tenemos una "vida de familia")

- "Ya puedes empezar a cuidarte que tu marido va a mirar a otras" (Pues va a ser que mi cuerpo post-embarazo me encanta, con sus pechos llenos de leche y mi barriga fofa.)

- "Aquí tienes el lubrificante vaginal" ( Al finalizar la revisión de los 40 días tras el parto. Yo ni había comentado nada ni había pedido ningún lubrificante)

-"¿Todavía dando teta? ¡Pero si este bebé debe rondar ya el año!"

- "¡Dios mío! ¡El año pasado me sorprendiste pero es que verte dando teta este año a un niño tan grande!!!!! ¿Hasta cuando? ¿Hasta que vaya a la mili/tenga novia/vaya a la universidad?" (Yo a esto, que ya es un clásico, suelo contestar que para entonces estará prendidito a las tetas de otra)

-  "Yo cada año me voy unos días/una semana con mi marido a solas. Es FUNDAMENTAL." (¿Y por qué yo no me siento capaz de separarme ni 24 horas de mis hijos? ¿Será que tengo una "psicopatología en mi forma de ser"?)

Son demasiadas generaciones de patriarcado donde la pareja es todavía "sagrada", a pesar de que la unión ha dejado de ser "hasta que la muerte os separe" (combinación que complica muchísimo la vida de los hijos, pero esto sería tema por sí mismo para otro post). Pero el cambio en el concepto de pareja que ha habido en las últimas décadas en España, o en la sociedad occidental en general, no ha variado demasiado lo fundamental: el núcleo de la familia y, por lo tanto, el pilar de la sociedad, es la pareja. Así se hace imprescindible protegerla de todo aquello que amenace su estabilidad o interfiera con su intimidad, y entre estas cosas están los hijos. Y esto dificulta de manera asombrosa que nosotras podamos liberarnos y dejarnos llevar por nuestro deseo maternal en toda su plenitud. Hace falta unos compañeros muy maduros, muy generosos, con sus propias sombras y carencias muy superadas, capaces de acompañarnos en este proceso sin sentirse celosos, dados de lado, abandonados o "sin sus necesidades cubiertas".

En su lugar la mayoría de mujeres nos encontramos con compañeros que reclaman la atención que recibían antes de convertirse en padres. Reclaman a la mujer que éramos y en la fase sexual que les satisface a ellos y no al bebé. Y nosotras, que no queremos perderlos, nos sentimos culpables porque tras los cuarenta días de rigor todavía no les deseamos como antes, porque nuestros deseos van en otra dirección y necesitamos perdernos en ellos como nos perdimos en el pasado en el deseo por el padre de nuestro hijo. Y nos esforzamos por cambiar de fase cuando todavía ni nosotras ni nuestros bebés estamos preparadas.

A veces ni nos permitimos entrar en la fase de sexualidad maternal y directamente ni empezamos a amamantar, o convertimos el amamantamiento en una tortura al intentar controlarlo con el neocortex, como si se tratara de un simple medio de alimentar a nuestro hijo en lugar de un comportamiento derivado de nuestro deseo maternal y, por lo tanto, de un acto sexual maternal. Así a los 40 días estaremos de nuevo dispuestas a realizar el coito. Las que amamantamos, intentaremos acallar los gritos de nuestro cuerpo que nos pide que todavía no es el momento, no es la fase correcta para ese ahora, e iremos a la farmacia a comprar lubrificantes vaginales no vaya a ser que él no quede satisfecho (si no nos lo ha dado antes nuestro ginecólogo por iniciativa propia). Así nos hundimos en un satisfacer a otros: a nuestro hijo (que por otra parte es lo que nos pide el cuerpo) y a nuestro hombre (que es lo que la sociedad encuentra "normal"). Pero satisfacer a los dos parece imposible y el que va a salir perdiendo es, indiscutiblemente, el niño.

Mandaremos a nuestro hijo a dormir a otra cama para que no interfiera en nuestra intimidad de pareja. Le impondremos horarios para que no interfiera en nuestra rutina de pareja. Le mandaremos unos días a casa de los tíos o los abuelos para que nos deje espacio "para vivir" la pareja.

Luego nos asombraremos de que la maternidad/paternidad sea tan complicada, los hijos tan difíciles y la vida tan cuesta arriba. Pero eso es "lo normal".

Porque el problema no es que la pareja se considere "sagrada", que para mí si lo es, sino que a la unión de la madre con su hijo no se le considere también, porque lo es y de una manera mucho más intensa, si se me permite decirlo.

Desde su concepción madre e hijo son uno sólo, ligados por la fisiología y por el deseo del uno por el otro de manera recíproca. Tras el nacimiento, el bebé sigue sintiéndose parte de su madre y la madre tiene todo el arsenal biológico necesario para satisfacer este sentimiento/necesidad del bebé. Esto es parte de nuestra sexualidad humana, de la de todos. Todos hemos sido bebés y hemos estado en esta fase. Las mujeres que nos convertimos en madres vivimos también la otra parte de la diada. No será hasta pasados unos meses que el bebé descubrirá que es un ser independiente de su madre y empezará a crear vínculos con el resto, empezando con su padre (si ejerce como tal) y siguiendo por las personas (familia o no) más cercanas. Pero toda la vida afectiva de este niño se cimentará en la relación primal con su madre.

Por eso creo que es tan importante y fundamental respetar la sexualidad maternal que protege y desarrolla el vínculo madre-hijo. En esta sociedad la sexualidad maternal no existe. Como dice Casilda Rodrigañez en su libro "La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente", han matado a La Madre. La madre deseosa que cubre los deseos de sus hijos, criando seres humanos libres de carencias, ha desaparecido. Y las consecuencias de eso son lo que vivimos ahora. Ni más ni menos. Para bien y para mal.

Por eso, teniendo en cuenta que la humanidad no va precisamente por buen camino, vale la pena replantearse esta situación y empezar a recolocar los cimientos de la nueva generación.

Tenemos que resucitar a La Madre que satisface los deseos primales de sus hijos y creo que eso pasa obligatoriamente por el reconocimiento de la existencia de la SEXUALIDAD MATERNAL. Nos han robado una parte muy importante de nuestra sexualidad y, por lo tanto, de nuestra identidad. Parece que pocas somos conscientes y, muy desgraciadamente, en esta sociedad de "mujeres liberadas" se venden más libros de Elisabeth Badinter o Eduard Estivill (Que bajo mi punto de vista son ramas de las mismas raíces) que de Casilda Rodrigañez o Michel Odent.

Pero es evidente que vamos abriendo los ojos y cambiando poco a poco. Basta con leer este fantástico artículo de nuestra mamá bloguera de 38 años y un día escrito como respuesta al tan poco acertado de Bebes y Mas La sexualidad en el postparto para ver que cada vez somos más reclamando nuestro derecho a vivir nuestra sexualidad al completo en lugar de la versión reducida (en perpetua fase coital) que el patriarcado nos quiere vender.