viernes, 22 de mayo de 2015

EL SUEÑO INFANTIL Y LOS LÍMITES DE LA CIENCIA.

En el año 2009 un grupo de investigadores sobre el sueño infantil publicaron un estudio titulado Sleep and sleep ecology in the first 3 years: a web-based study. (Sueño y ecología del sueño durante los primeros 3 años: un estudio basado en la web). Entre los autores se encuentran dos de los más prestigiosos en este campo: Avi Sadeh y Jodi Mindell, ambos defensores de las técnicas de adiestramiento para el sueño en solitario y con numerosos estudios a sus espaldas valorando su efectividad. Los dos son también consejeros sobre el sueño infantil en una conocida marca de productos infantiles y han participado en estudios financiados por esta empresa (1, 2) para valorar la efectividad de sus productos diseñados para favorecer el sueño de los bebés y niños. 

Pero a lo que vamos: el artículo citado se basaba en la distribución de un cuestionario diseñado por Sadeh (y perfectamente validado por la comunidad científica, tal y como debe hacerse con los cuestionarios) mediante la página web BabyCentre.com. Contestaron 5006 familias. Sus observaciones fueron que la lactancia, el compartir habitación, llevar al niño a la cama de los padres o las rutinas irregulares a la hora de ir a dormir se asociaban a mayores despertares nocturnos. Finalmente concluyeron que el comportamiento de los padres a la hora de dormir a los niños estaba profundamente relacionado con la consolidación del sueño de los mismos y, por lo tanto, era una buena diana para las intervenciones clínicas. O sea, los pediatras deben enseñar a los padres lo que deben o no deben hacer a la hora de dormir a sus hijos. 

Un año más tarde Mindell y Sadeh volvieron a publicar juntos un estudio en el que aplicaban el mismo cuestionario, de nuevo a través de la página web BabyCenter, a los padres de 29.287 bebés distribuidos por 17 países, los cuales dividieron en caucásicos (PC) y asiáticos (PS). Con este trabajo pretendían dar una visión intercultural del sueño infantil a la pediatría del sueño. En este caso concluyeron que en los países asiáticos se colechaba más, los padres acompañaban más y los niños dormían peor. 

Este mismo año los mismos dos autores publican otro artículo con la misma muestra internacional y el mismo cuestionario en el que vuelven a concluir que el acompañamiento de los padres a la hora de ir a dormir, así como el colecho, predicen un sueño de peor calidad en los niños. 

En el año 2011 ambos investigadores participan en un nuevo trabajo sobre la misma muestra con el mismo cuestionario. Vuelven a hacer hincapié en la nocividad del colecho y el acompañamiento de los padres a la hora de ir a dormir y la necesidad de educar a los padres para que enseñen a sus hijos a dormirse y dormir solos. 

¿Por qué os explico todo esto?

Pues porque estos trabajos han servido de argumentación a muchos defensores del sueño en solitario para asegurar que el colecho no es conveniente y que es necesario aplicar técnicas cognitivo conductuales (como el método Estivill, por ejemplo) para mentalizar a los padres de la necesidad de enseñar a los niños a dormirse solos. Así desde páginas webs, artículos de divulgación en periódicos y revistas, o desde la misma consulta del pediatra, los padres han recibido el mensaje de que no duerman con sus hijos, no los duerman o ayuden a dormir y les enseñen a dormir solos. Y lo peor es que reciben este mensaje como avalado por la ciencia. Esto es lo que la ciencia dice, por lo tanto esto es lo que hay que hacer. 

"Demostrado científicamente" es la nueva "Palabra de Dios".

Pero lo cierto es que estos artículos no demuestran en absoluto que los niños que colechan duermen peor, o que colechar con nuestros hijos sea malo para su sueño. Y esto es así debido a las limitaciones de estos estudios, las cuales no suelen tomarse en cuenta cuando se pregonan sus conclusiones a la sociedad, pero que tienen importantes implicaciones a la hora de interpretar correctamente la relevancia real de las mismas. 

La primera limitación importante es la propia naturaleza del cuestionario aplicado. Para empezar es un cuestionario diseñado por científicos occidentales que toman el sueño en solitario como referencia, por lo que adolece de un importante sesgo cultural (aunque posiblemente hayan tratado de evitarlo). Los padres que colechéis habitualmente con vuestros hijos, que tengáis como nosotros una enorme cama familiar, os daréis cuenta de que no es fácil contestar a algunas preguntas, porque si te preguntan si el niño duerme en su propia cama y tú ni te has planteado montar la cuna del bebé, puedes decir que sí, porque su "propia cama" es también vuestra cama y vuestra cama no es sólo la "cama de los padres" ¿no?  Así, mis hijos duermen en su "propia" cama que es la "cama de los padres" y también "con sus hermanos"................... por lo que me va a ser difícil elegir una sola opción en algunas preguntas. También es posible que, como a mí, no os sea fácil cuantificar las veces que se despierta por la noche o en que consisten el ritual a la hora de ir a dormir si no sueles tener uno establecido que repites cada noche o, al menos, la mayoría de las noches. Ayer mis hijos cenaron, se ducharon y se acostaron, pero antes de ayer se ducharon primero, cenaron, hicieron deberes o jugaron un poquito y se acostaron. Unos días ven la tele mientras cenan, y otros no lo hacen. Los días de buen tiempo de primavera y verano intento que salgan a la calle hasta la misma hora de acostarse, por lo que se duchan en el último momento y luego ¡rapidito a la cama! En nuestra familia tenemos todo menos un "ritual" porque aunque intento que se lea un poco siempre antes de dormir, dudo que lo consiga la mayoría de los días. 

La segunda limitación es el medio de distribución del cuestionario. La página web BabyCenter.com tiene un público determinado y no es una representación al azar de la población mundial. Este sesgo puede ser incluso mayor en los países asiáticos, dónde precisamente las familias que podrán dedicarse a visitar webs como la citada (por tener acceso a internet, por ejemplo, lo que ya supone un cierto nivel económico y cultural determinado que no es el mayoritario en muchos de ellos) son las más "occidentalizadas". 

Un rápido vistazo a la web en cuestión nos muestra una visión de la crianza y del sueño infantil con un enorme sesgo occidental, dónde lo normal es el sueño en solitario y la excepción el colecho, aunque en los últimos años la participación de profesionales como el antropólogo James McKenna en alguno de sus artículos ha dado espacio a comportamientos alternativos. 

Bajo mi punto de vista ésta es la limitación más importantes. Una prueba de su importancia, precisamente, la descubrí en uno de los artículos, el único que muestra los datos (en forma de gráfica)  sobre la percepción del sueño infantil como problema de cada país. En la gráfica 1 de dicho artículo se puede ver que los 3 únicos países asiáticos que no muestran una mayor percepción del sueño infantil como problema que los países caucásicos son Vietnam, Tailandia y Japón. Curiosamente en Vietnam y Tailandia -los que menos percepción tienen del sueño infantil como problema de todo el conjunto de países- ¡el cuestionario se distribuyó en mano y no a través de BabyCenter! Un dato que no incluyen en ese artículo pero sí en otro de la serie (¿Mala intención en la omisión? prefiero pensar que no). Que Japón sea también una excepción es muy representativo ya que es la única cultura no occidental pero tan rica e industrializada como occidente -por lo que la población con acceso a internet e interés en este tipo de webs no tiene que ser específicamente la más rica o con más influencia occidental- y que sigue teniendo el colecho como forma de dormir mayoritaria. 

Cuando estaba analizando estos trabajos para incluirlos en la revisión bibliográfica "El debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil" se me ocurrió que sería interesante ver cuales serían los resultados si el cuestionario utilizado en estos estudios lo responden mis contactos de Facebook o los lectores de este blog. Al igual que lo que ocurre con BabyCenter.com, esta muestra tampoco es representativa de la población general y también está sesgada. Pero mi hipótesis es que el sesgo es diferente ya que la gran mayoría de la misma seremos padres con tendencia a pertenecer a la llamada crianza respetuosa y, por lo tanto, con más tendencia a colechar con nuestros hijos por voluntad propia (y no como reacción a los problemas de sueño) y rechazo a las técnicas de adiestramiento, especialmente las basadas en dejar llorar. 

¿Observaremos en nuestra muestra esta relación positiva entre los problemas del sueño y la intervención de los padres a la hora de dormir o el colecho? Mi hipótesis es que no. 

¿Queréis ayudarme a comprobarlo?

Para ello sólo tenéis que contestar el cuestionario traducido que encontraréis en el enlace que os adjunto. 

Os doy de antemano mil gracias por vuestra colaboración. Vamos a intentar demostrar que los artículos de Sadeh y Mindell tienen un sesgo cultural inaceptable que lleva a unas conclusiones no generalizables ni aplicables a la realidad del sueño de las familias, y mucho menos a nivel mundial.