viernes, 14 de septiembre de 2012

LA IGNORANCIA ES MUY, PERO QUE MUY, VALIENTE..... Y PELIGROSA

O al menos eso pensé yo cuando hace un par de días era testigo de una batalla internauta entre la autora de un artículo publicado en la web "Vida lúcida" - artículo que afortunadamente ya ha sido sacado de circulación - en el cual siguiendo a unas críticas bastante razonables a la leche de fórmula se encontraban unas cuantas peligrosas recetas para alimentar lactantes de manera "natural", "ecológica" y "orgánica". 

No voy a repetir aquí ni la multitud de sandeces ahí expuestas, ni las razonables y muy bien documentadas respuestas de diferentes especialistas en lactancia materna como Alba Padró (IBCLC), el Comité de lactancia materna de la AEPED, el doctor José María Paricio, y el doctor Adolfo Gomez Papí, (estos tres últimos a través de  Por un parto respetado) ya que todas ellas las podéis encontrar en los enlaces adjuntos. También os recomiendo leer, como no, los dos post escritos especialmente para la ocasión por nuestra reverenciada Lady Vaga (1, 2), más que nada para que cambiéis el mal cuerpo que deja todo este asunto por una sana carcajada de alivio, al saber que semejantes barbaridades fueron cortadas de raíz por todas las personas antes mencionadas y muchas más, que escandalizadas y enfadadas se dedicaron durante varias horas a tratar de informar a la inspirada escritora (bastante cabezota por cierto ya que no había manera de que bajara del burro y llegó a mostrarse sumamente desagradable con nuestra querida Alba, de todas conocida por su labor a favor y en defensa de la lactancia).

Y, visto lo acontecido, me gustaría hacer una reflexión sobre lo que ha pasado, que no es sino una pequeña muestra de lo que supone la oportunidad que internet nos ofrece de dar y recibir información, al mundo y del mundo, sin filtros de por medio. Hoy cualquiera puede escribir lo que le parezca y su obra podrá ser expuesta para el resto de la humanidad en cuanto lo cuelgue en donde quiera o pueda.

Y esto, que indudablemente tiene muchos pros, también tiene importantes contras. Se acabaron los tiempos en los que unos filtros, más o menos objetivos, apolíticos, científicos o neutrales, decidían lo que leeríamos. Ahora todo está al al alcance de todos. Y así, al lado de la obra de maravillosos y verdaderos especialistas y de publicaciones de altísima calidad en todos los sentidos, nos encontramos verdaderas bazofias llenas de mentiras, imprecisiones, fantasías y, sobretodo cuando a salud se refiere, peligrosas pseudo teorías científicas que se venden con convicción pero sin ninguna base seria que las sostenga.

Así que se acabó el papel de relajado y tranquilo lector que se traga todo lo que lee porque está seguro de que si lo está leyendo es porque otros han comprobado la veracidad de la información. Para bien o para mal ahora nos llegará a nuestra retina de todo. Y ha llegado la hora de afilar nuestro sentido crítico, de informarnos y actuar nosotros solitos de filtro. Se acabó la comodidad.

Personalmente lo tengo muy claro: no me creo nada que me intenten hacer creer como un acto de fe. Si un post hace referencia a un artículo científico, quiero la referencia para comprobar por mi misma el trabajo original, su calidad, la revista donde se publica, sus autores, sus métodos y sus resultados desnudos. No me sirve de nada que me digan que tal o cual receta o ideología o hipótesis o teoría la apoya el gran fulanito/a de tal, si no conozco al tal fulanito/a y no tengo claras referencias de él/ella (entre otras cosas su formación, experiencia y publicaciones). A veces, el simple método de exigir claramente las fuentes originales de donde en teoría se saca la información expuesta, es suficiente para desenmascarar a los valientes ignorantes que, como es el caso, van difundiendo peligrosas ideas sobre la salud del prójimo.

La situación actual no es nada fácil pero, sinceramente, es extraordinariamente estimulante. Me siento ante esta pequeña máquina de apenas un par de kilos y tengo el mundo expuesto ante mí, con sus ideas brillantes, sus locuras, sus majestuosidades y sus miserias. Cada día, al encender el ordenador, se abre ante cada uno de nosotros una enorme ventana de posibilidades cuyo manejo requiere que asumamos la enorme responsabilidad de informarnos para poder discernir el diamante de la burda porquería (que desgraciadamente abunda).

Lo que ha ocurrido con el post de Vida Lúcida ha sido muy interesante. Un artículo lleno de falsedades y peligroso para la vida de los lactantes ha sido fulminantemente atacado con el resultado de que tuvo que ser retirado. Esto es bueno, muy bueno. Con una buena dosis de  información y educación, además de un poco de suerte para que la información falsa haya caído a tiempo en manos de las personas que la pudieron rebatir con autoridad, la realidad ha acabado por imponerse. Por desgracia esto no siempre es así, y por la red siguen colgados infinidad de posts y artículos tan llenos inexactitudes y falsedades que cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.

Así que todos mucho ojo. Contrastar, profundizar, analizar, consultar a especialistas y hasta denunciar si se hace necesario, es de obligación para todos los que cada día nos sumergimos en la web buscando la información que nos interesa para nuestras vidas.

Prohibido ser ingenuo, ignorante y crédulo. Nos llegó la mayoría de edad.