La primera vez que leí las palabras de un pediatra instando a no dormir a nuestros hijos al pecho - hasta el punto de que, si esto ocurría, recomendaba despertarlo antes de ponerlo en su cuna - fue en una revista para padres de la pluma del doctor Pin, coautor junto al doctor Estivill de un libro de pediatría lleno de "sentido común" que ya comenté en otra ocasión. Ya en ese momento, creo recordar que mi primer hijo sólo tenía unos meses, me pareció una recomendación bastante poco práctica - sino directamente absurda - sobretodo teniendo en cuenta que me pasaba el día y la noche con el inalcanzable objetivo de que mi bebe se durmiera un ratito para yo poder hacer algo diferente a estar sentada con él en brazos sin moverme.
Se entiende que todavía no había descubierto el porteo, que no tenía ni idea de como eran realmente los bebes, que realmente creía que iba a utilizar la cuna y la habitación tan preciosa preparada con tanto cariño y que además el bebé estaría encantado con ello. O sea, que era una perfecta analfabeta maternal, a pesar de lo cual esas palabras del doctor Pin me sorprendieron bastante, ya que si había alguna posibilidad de que mi hijo se durmiera esa era, precisamente, al pecho. Sólo de pensar en que tendría que despertarlo antes de ponerlo en la cuna me sumergía en la más absoluta desesperación. Evidentemente, nunca llegué a seguir este consejo.
Desde entonces he tenido la oportunidad de leerlo y escucharlo en diferentes ocasiones y de la mano de los más diversos profesionales. Siempre me ha parecido una recomendación absurda y sin sentido y, a día de hoy, incluso me parece claramente peligrosa para el bienestar y la felicidad de la diada madre/bebé. De todas formas, en la actualidad, gracias a todo lo que he aprendido escribiendo la revisión El Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil, ya puedo ponerla en contexto, lo que me ha ayudado a hacerme una idea más o menos de su origen y su finalidad.
Y dado que algunos profesionales del mundo infantil consideran que en internet no somos rigurosos y no hablamos de ciencia, voy a explicaros precisamente este contexto en el que nació el susodicho consejo, para que podáis juzgar por vosotros mismos si es un consejo con unas bases suficientemente sólidas y que valga, o no, la pena seguir.
Podríamos decir que su origen está a mediados del siglo pasado, cuando apareció la tecnología necesaria para estudiar el sueño, tanto de los adultos como de los niños. Como en ese momento el sueño en solitario de los bebés ya estaba establecido como objetivo prioritario a conseguir (costumbre que, como ya sabréis, había comenzado en nuestra cultura sólo unos 200 años antes), toda la investigación se basó en el bebé que duerme separado del cuerpo de su madre, en una cuna, o del niño que duerme en su propia habitación (McKenna et al 2007). Quedó así bien afianzado en la literatura científica un modelo de "sueño saludable" en unas condiciones en las que nuestros hijos no se sentían a gusto y ante las cuales, por lo tanto, se revelaban llorando. Un problema que estos profesionales resolvieron rápidamente: el niño que a partir de los 6 meses todavía seguía llorando y protestando tenía una enfermedad llamada Insomnio Infantil por Hábitos Incorrectos (Moore, 2012; Kotagal & Chopra, 2012; Owen & Mindel, 2011; Meltzer, 2010; AASM, 2005; Estivill, 2000). Evidentemente estos hábitos incorrectos los habíamos establecido nosotros, los padres, a base de dormir a nuestros hijos con los métodos de toda la vida, concretamente acunándolos en nuestros brazos y amamantándolos.
Pero hagamos un poco de historia ya que estamos analizando los orígenes de esta prohibición de dormir a nuestros hijos a la teta:
Creo que el primer estudio valorando la influencia de lactancia materna para dormir a los niños debe ser este que he encontrado investigando para el proyecto El Debate Científico sobre la realidad del Sueño Infantil: ya en el año 1957 Moore y Ucko publicaron una valoración de la cantidad de despertares nocturnos y los problemas a la hora de irse a dormir de 160 niños durante el primer año de vida, y los relacionaron con factores como el comportamiento de los padres, factores socio-demográficos, estímulos externos, condiciones temporales o las circunstancias del nacimiento (Moore & Ucko, 1957). Evidentemente todos estos niños dormían en una cuna, y no se vio ningún efecto en el hecho de que esta cuna estuviera en la habitación de los padres o en su propia habitación. En el apartado donde estudiaban la influencia del comportamiento de los padres analizaron el efecto de la lactancia cuando se utilizaba para dormir al niño, observando que sólo un 13% de los bebés que no eran alimentados para dormirlos no conseguían dormir toda la noche (entre 12 y 5 de la mañana) a las 13 semanas de vida, mientras que entre los alimentados regularmente y los alimentados ocasionalmente (para dormirlos, se entiende) un 32% y un 40% respectivamente no lo conseguía. Las diferencias no eran significativas y cuando consideraban los despertares nocturnos de toda la muestra durante el primer año conjuntamente los grupos no alimentado y alimentados regularmente se igualaban, mientras que el grupo de los alimentados ocasionalmente mantenía un porcentaje significativamente mayor de bebés que se despertaban crónicamente. Por lo tanto parece que en realidad era la inconsistencia de la respuesta de los padres lo que producía esta incapacidad para autoconsolarse a lo largo del primer año del vida, mas que si amamantaban o no al bebé para dormirlo. En cualquier caso este parece ser de los primeros trabajos, sino el primero, relacionando el hecho de dormir al niño al pecho con que no sea capaz de desarrollar lo que con el tiempo se llamaría capacidad de autoconsuelo.
La capacidad de autoconsuelo. Ese es el quid de la cuestión. El problema no es que el niño se despierte por la noche, algo absolutamente normal dada la arquitectura de su sueño, sino que al hacerlo reclame la presencia de sus cuidadores. Este simple acto - un comportamiento instintivo y saludable tal y como ya ha quedado demostrado en la actualidad - en la sociedad donde el sueño en solitario de los niños es la norma, es extremadamente problemático porque evita que los padres puedan descansar, ya que les hace pasar la noche levantándose para ir a consolar a su hijo.
Durante toda la mitad del siglo XX hasta nuestros días han ido apareciendo estudios que demuestran como la intervención de los padres a la hora de dormir a los niños se relaciona con un sueño más "problemático". Ya en 1993 dos de los más importantes autores en la pediatría del sueño infantil, Sadeh y Anders, proponen un modelo transacional de la regulación sueño/vigilia, en el que las características intrínsecas del niño interaccionan con los factores ambientales para regular el ciclo sueño/vigilia (Sadeh & Andres 1993). Entre estos factores ambientales se encuentra el comportamiento de los padres a la hora de dormir al niño, de manera que cualquier intervención de los mismos en ese momento concreto se relaciona con un mayor número de despertares nocturnos (despertares en los que el niño reclama a sus padres, se entiende). Evidentemente, entre estos comportamientos se encuentra el de dormir al bebé al pecho (o dándole biberón). Ese mismo año Blampied y France (Blamplied & France, 1993) presentan también un modelo conductual de los desórdenes del sueño infantil en el que destacan el papel fundamental de los padres que con sus conductas inapropiadas propiciarán la aparición y el mantenimiento del desorden. Opinan que cada vez que la madre o el padre atiende el llanto de su hijo tras el despertar nocturno refuerza ese comportamiento, haciendo que el niño llore la siguiente vez que se vuelva a despertar para conseguir la misma atención. Esta situación se retroalimenta haciéndose interminable: el niño llora, los padres le atienden porque deja de llorar, el niño vuelve a llorar para que los padres le atiendan.
Según estos autores:
"Las investigaciones han demostrado que los niños con problemas del sueño se diferencian de los que tienen un sueño normal en que utilizan mecanismos de autoconsuelo menos frecuentemente y continúan dependiendo de la presencia de los padres para consolarse".
Y ahora atención a lo que sigue. Son unas palabras extraordinariamente esclarecedoras que dejan al descubierto la falta de perspectiva global y la terrible ignorancia de estos autores respecto a una cuestión fundamental: las necesidades primales de nuestros bebés, su instinto primal. El comentario que reproduzco a continuación a mí me puso los pelos de punta, por las enormes implicaciones que tiene el hecho de que esté escrito en una publicación científica:
"Estos comportamientos de auto-consuelo incluyen muñecos blandos, o chupar las sábanas o el dedo gordo.Los mecanismos exactos mediante los cuales estas vías de autoconsuelo facilitan el sueño no han sido definidos. Actividades como "chupar" pueden evocar comportamientos de respuesta que facilitan el sueño, mientras que otros pueden estimular el inicio del sueño ayudando a lograr un comportamiento calmado ....."
Ante estas palabras yo sólo pude pensar: Dios mío, ¡No lo ven! Lo tienen delante de los ojos y no lo ven. Se han perdido en su propia sabiduría llena de tecnicismos y teorías y ya no ven la realidad que tienen delante de las narices. Resulta que cuando chuparse el dedo se convierte en un comportamiento "saludable" que hará que el niño tenga un sueño "normal", ¡ Se preguntan por qué! ¡Se preguntan por qué funciona! Y mientras elucidan las razones de ese enorme misterio nos siguen recomendando que no durmamos a nuestros hijos a la teta.
Por lo que parece, el mundo empezó hace 200 años, y los niños siempre y en todas partes han dormido en solitario; la naturaleza no tenía diseñado nada que ayudara a nuestros niños a dormir; mamar no es un acto que les relaja y la leche materna no es un alimento que propicia el sueño, especialmente por la noche. Tampoco existe una necesidad en nuestros bebés de estar en contacto continuo con el cuerpo de su madre porque no son mamíferos, no son primates, sino que sólo son humanos que aparecieron por generación espontánea hace 200 años y desde siempre han dormido en cunas, separados de su madre y sin molestarse en despertarse ni en despertar a su madre para mamar durante la noche partir de los 13 semanas. Por lo tanto es incomprensible, un fenómeno curiosísimo que requiere ser profundamente investigado, que chupándose el dedo nuestros bebés consigan dormir en solitario.
Me dan ganas de llorar.
Y así - por este camino, de esta manera, y hasta el día de hoy - ha quedado firmemente establecido que, como muy tarde a los 6 meses, el niño debe desarrollar la capacidad de dormirse sólo, tanto al inicio de la noche como en los posibles despertares nocturnos, que se consideran normales siempre y cuando el bebé/niño no necesite la intervención del cuidador para volverse a dormir. Y de ahí nace el consejo de que el bebé nunca se duerma al pecho porque es imprescindible que aprenda a encontrar consuelo en actividades (chupar) u objetos (su dedo o un trocito de sábana) que lo independicen de la presencia de sus padres. Incluso estas se clasifican oficialmente como "asociaciones positivas", mientras que las asociaciones que conllevan la participación de los padres se consideran "asociaciones negativas"(Ferber, 1985; Murray & Ramchandani, 2007; Karraker K, 2008; Tikotzky & Sadeh, 2009; Sadeh et al, 2009; Henderson et al 2010; Mindell et al, 2010; Meltzer, 2010; Henderson et al 2011; Weinraub et al, 2012)
Ahora ya sabéis el origen de este consejo. Por suerte, allá por los años 70 un gran investigador se convirtió en padre y, ante su propia experiencia a la hora de dormir a su hijo, la evidencia de la absurdidad de las normas sobre el sueño infantil de su cultura le hizo abandonar sus estudios en simios y centrarse en el de la evolución del comportamiento humano, convirtiéndose así en un experto reconocido mundialmente por sus investigaciones sobre colecho. Muchos ya sabréis de quién hablo: el profesor de antropología James McKenna, cuyo trabajo, con más de 140 publicaciones (revisadas, esto es, en revistas científicas) ha removido todos los cimientos de la pediatría del sueño infantil.
Lo que McKenna y otros investigadores están poniendo en evidencia en la actualidad es algo tan simple como el hecho de que por nuestra naturaleza mamífera y primate nuestros bebés están diseñados para estar en contacto continuo con el cuerpo de su madre, por lo que el habitat de un bebé para dormir saludablemente no es en la cuna y en solitario, sino en estrecho contacto con su madre y con acceso no restringido a su pecho. Que los reclamos de nuestras criaturas al ser obligadas a dormir fuera de este hábitat no son síntoma de una enfermedad, sino un instinto primal, y como tal debe considerarse antes de iniciar cualquier acción dirigida a adaptar el comportamiento del bebé a los determinantes culturales. No estamos curando a nuestros hijos de nada sino que le estamos forzando a que acepte unas condiciones de sueño establecidas culturalmente y que no le suponen ningún beneficio más allá del meramente social (desde luego ningún beneficio fisiológico, más bien todo lo contrario).
Por eso no podemos dormir a nuestros bebés al pecho: porque esto imposibilita que le forcemos a aceptar dormir en solitario sin llorar. Ni más ni menos.
Hasta aquí os he explicado la razón fundamental de por qué no podemos dormir a nuestros hijos al pecho. Yo terminaría aquí el post pero el otro día, en un post de Bebés y Más en el que Armando también analizaba este desafortunado "consejo", una madre resaltó otra razón de peso que ha aparecido más recientemente: el fantasma de las caries.
¿Existe relación entre la aparición de caries y dormir el niño al pecho?
Este es un tema por sí mismo para otro artículo y requiere una profunda revisión bibliográfica en la que no me pienso meter. Gemma, colaboradora en El Debate Científico sobre la realidad del Sueño Infantil y autora del blog Como Una Manada, escribió un interesante post sobre el tema recopilando una serie de artículos científicos con los que pudo ilustrar que esta relación entre lactancia materna y caries no está en absoluto demostrada. Pero si os interesa profundizar de verdad en este tema nada como recurrir a los talleres informativos impartidos por Louma Sader Bujana autora de Amor Maternal y odontóloga especializada en niños. Existe mucho desconocimiento de este tema y los padres andamos bastante perdidos. La prueba de ello es que todos conocemos casos de caries en niños amamantados que en principio tienen buenos hábitos de higiene bucal. El propio Armando lo comenta al contestar el comentario de esta mamá. Al preguntar a Louma sobre esta realidad me ha comentado que es un tema muy complejo, difícil de resumir y que requiere tiempo para aprender y profundizar ya que una información demasiado resumida o parcial corre el riesgo de provocar errores importantes.
Creo que en este aspecto pasa un poco como con la polémica sobre el colecho y muerte súbita del lactante: las investigaciones que parecen demostrar una relación positiva entre ambos ya parten desde un punto de partida erróneo, que no es otro que considerar que el comportamiento fisiológico normal es por sí mismo peligroso. Es evidente que hay pocas (o más bien ninguna) posibilidades de que esto sea así y lo importante es encontrar los factores realmente responsables de que estas patologías se produzcan asociados a unos comportamientos absolutamente naturales y fisiológicos. En el caso de la muerte súbita pueden ser las condiciones del sueño adulto en nuestra cultura, y en el de las caries el consumo de un cierto tipo de alimentos o la presencia de determinadas bacterias, a parte de la ausencia de una higiene correcta.
El caso es que es tan ridículo acusar al colecho de la muerte súbita o a la lactancia materna de producir caries como a la capacidad de caminar de rompernos un tobillo.
Y para terminar, ya que he sacado el tema del colecho, un factor íntimamente ligado a la lactancia materna y a dormir al niño al pecho, y en la misma linea que mi recomendación de los talleres de Louma, os recomiendo también 3 conferencias que impartirán tres grandes profesionales del sueño infantil: James McKenna, Kathleen Kendall-Tackett, y Wendy Middlemiss, hablando precisamente de la manera de practicar colecho con seguridad. Es probable que esta iniciativa haya nacido como respuesta al polémico ultimo artículo de Carpenter, ya comentado en este blog, pero en cualquier caso seguro que vale la pena. Yo ya me he apuntado.
En resumen, el consejo de nunca dormir a nuestro hijo a la teta va en contra de un comportamiento absolutamente fisiológico y saludable, diseñado por la madre naturaleza durante miles de años de evolución. Por lo tanto, antes de convertirlo en una norma de obligado cumplimiento como hacen actualmente algunos de nuestros profesionales del mundo del sueño infantil, deberían tener unas muy buenas y demostradas razones que a día de hoy, evidentemente, no tienen.
Y os dejo ya porque mi pequeño, de cuatro años, acaba de dormirse a mi teta mientras escribía este post. Voy a acostarlo en nuestra cama familiar; pero tranquilos, a estas alturas prácticamente ya no me despierta ninguna noche y tiene, bajo todos los parámetros de la literatura del sueño infantil, un sueño saludablemente consolidado.
Felices y acompañados sueño para todos
Me ha encantado el post, antes de empezar a leerlo deje a mi peque de casi 3 años en la cama familiar después de que se quedará dormidito a la teta, eso sí a mi aún me quedan despertares y mas porque esta acatarrado.
ResponderEliminarPero da gusto, ayuda y enriquece leerte.
saludos
A mí se me ocurre otro motivo como que la lactancia durante la noche (para dormir al bebé y durante los despertares) aumenta los niveles de prolactina en la mujer, cosa que hace que tenga una amenorrea (ausencia de regla) más prolongada y la líbido por los suelos. Separando a la madre de la cría la hembra está sexualmente disponible para el macho :-$
ResponderEliminaryrysay, cuando están malitos puede ser realmente cansado, desde luego, pero mucho peor es lo que leí una vez sobre un niños "Estivillizado": que ni cuando vomitaba en la cama avisaba a sus padres..... eso es dramático :(
ResponderEliminarPor supuesto Beatriz, el establecimiento de la relación de pareja como piedra angular de la familia es una de las razones de por qué se estableció el sueño en solitario de nuestros hijos, según la revisión de McKenna que cito aquí........ Desde luego en este último año le estoy descubriendo unas implicaciones al sueño infantil que van muchísimo más allá de lo meramente "científico".............
Hola! Gracias por tu comentario, muy interesante. Yo doy teta desde siempre a mi niña de 2 años y medio y ya casi no me importa cuando la gente comenta: Pero le sigues dando teta todavía??????? El problema es que está tan ligada, que cuando llegamos a casa después del cole y de parque, pide teta, por la noche, se despierta mil veces pidiendo teta y eso hace que yo esté muy, muy cansada y a veces malhumorada. La teta, perfecta, pero me está consumiendo! En cualquier caso, sigo esperando que llegue el día que esté preparada para soltarla definitivamente y le animo a ello cuando ya no puedo más!!
ResponderEliminarAnónimo, la lactancia es cosa de dos, que duda cabe y el hecho de que sea natural e instintivo y que ellos quieran tomar teta no quita que también lo sea que a partir de un determinado momento las madres empecemos a sentir que ya es suficiente. A lo mejor te ayuda este post de la IBCLC Alba Padrós que trata precisamente del destete nocturno. Está en catalán pero el traductor creo que lo traducirá al castellano bastante bien, dado el parecido de ambas lenguas: http://criatures.ara.cat/somlallet/2013/06/12/migmig/
EliminarDelicioso! Cuánto me alegro de que se digan estas cosas y se digan tan bien! Todavía me da grima cuando alguien a mi alrededor recomienda o habla a favor de la "educación del sueño" y siento una profunda pena por esos niños....
ResponderEliminarCreo que poco a poco esta situación está cambiand y esta informacion llega cada vez a mas gente. :)
EliminarLa ignorancia aprendida es la peor de las ignorancias. Y con nuestros niños y la maternidad tenemos ejemplos a puñados,el sueño,la teta,el colecho,los brazos...Que pena más grande ver tantas atrocidades juntas cada día! Yo sigo en mi línea escribiendo ésto con mi hija en la teta,junto a mi otra niña..Dormimos juntas,y lo hacemos todo en familia. No van a guardes ni cole y nos planteamos nuevas formas de hacer las cosas...Vamos nuevas nuevas no! Las de siempre las que a todos les parecen raras!
ResponderEliminares cierto Almaabril. A mi me hace gracia cuando dicen que lo nuestro es una "moda", refiriéndose a que es algo pasajero. Pero si analizar todo en perspectiva se ve claramente que la manera de criar a nuestros hijos en este momento y lugar es realmente excepcional en la historia de la humanidad....
Eliminarjajaja, muy bueno, me ha encantado, sobre todo porque yo fui una de esas inconscientes que dormía a su hijo en la teta y cuyos 20-30 despertares cada noche seguí durmiendo en la teta, reforzando así su capacidad de despertar cada noche mil veces, en fin, nopuedo decir que lo echo de menos ahora que duerme seguido, pero ¡vaya! sigo durmiéndolo con sus 7 años ya que tiene miedo y con su madre se siente seguro, que cosa tan antinatural ¿verdad? ;)
ResponderEliminarPues sí........ ahora ya lo "normal" y lo "natural" nada tienen que ver, por desgracia.... aunque muchos estamos normalizando lo natural, cada vez más
EliminarMientras soy teta, leo tu post, me gusta mucho....Mi hijo tiene dos años y medio, y sólo me pide teta para dormir siesta y en la noche. Practico el colecho y Homeschooling y creo que al tenerme siempre cerca su necesidad de teta está disminuyendo :-) pero a pesar de no negar y no ofrecer..en mi interior no quiero que deje su tetita, pero así es la vida, gracias :-) lindo post.
ResponderEliminarTambién cuesta destetar ¿verdad? Yo personalmente tengo sentimientos encontrados porque a veces me siento ya un poco harta y a la vez me da pena que ya se acabe :)
EliminarMuy interesante tu reflexión, María. Por cierto, el nombre correcto del dr. Pi es dr. PIN, y es un "mundialmente famoso y reconocido" experto del sueño. Le he leído en alguna ocasión, y siempre he pensado que recomienda eso porque no ha sido madre.
ResponderEliminarCuando mi hijo mayor se destetó con más de dos años, ¡yo me preguntaba cómo dormirlo! Con lo fácil que había sido hasta ese momento dormirlo en la teta. Pero bueno, pronto encontramos otras vías como hacerle cosquillitas en la espalda, darle besitos hasta que se durmiera, acariciarle el pelo..
Por cierto, mientras yo escribo estas letras, mi marido ronca con mis hijos de 6 y casi 4 años en nuestra cama familiar...XD
Dulces sueños a tod@s
Glups! es verdad ya me parecía mi que me quedaba muy cortito... jajajaja Gracias por el apunte, ya está corregido. Lo de mundialmente famoso no sé que decirte. No me lo encuentro demasiado en las publicaciones científicas internacionales... bueno, de hecho todavía no me lo he encontrado......
EliminarFelicidades por tu trabajo María.
ResponderEliminarTe apunto lo que dice esta autora del libro "La revolución de la fraternidad" sobre estudios con ratas:
P- En el libro hablas de los experimentos sobre la empatía realizados por la Universidad de Chicago ¿qué demuestran estos experimentos?
Demuestran que los mamíferos tenemos un sentimiento de pertenencia a otros y a la camada, y que ante el sufrimiento de un congénere no podemos permanecer indiferentes. La rata con más libertad hasta que no libera a su compañera de un tubo donde permanece encerrada, no se relaja, no está tranquila, aunque le tienten con chocolate. Los seres humanos funcionamos igual y ahora la Neurociencia, que es la parte interesante donde el libro ahonda, lo está descubriendo.
El ser humano feliz es aquel cuyas acciones están guiadas por el altruismo, la compasión, la empatía, el amor,... Lo que las grandes tradiciones religiosas y la filosofía llevan siglos afirmando, y promoviendo, la Ciencia, las neurociencias, llegan por primera vez a las mismas conclusiones gracias a la introducción de las técnicas de neuroimagen en los laboratorios.
Así vemos pruebas determinantes por ejemplo de lo que pasa en el cerebro de una mujer cuando su pareja sufre una descarga eléctrica. O qué pasa en el cerebro de un hombre si oye unos grito de alguien que parece que está sufriendo. El ser humano para ser feliz simplemente tiene que dar cancha a la fraternidad a través de sus manifestaciones.
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es decir, que hay familias que se portan PEOR Q RATAS con sus hijos y ya se ha acabdo el tiempo del "todo vale" en la crianza. Nadie debería poner a figuras de autoridad como Estivill y cía por encima de la Ética y simplemente la Piedad con su propio hijo.
Saludos "alternativos"
MMar
esta es la entrevista entera
ResponderEliminarhttp://www.espaciohumano.com/index.php/component/content/article/106-menu-top/contenidos/conectar/con-los-demas/486-paloma-rosado-la-ciencia-demuestra-que-la-fraternidad-es-la-llave-de-la-felicidad
Gracias MMar, creo que ya tengo tro libro en lista de espera. Que maravilla de palabras. Me encanta cuando la ciencia confirma lo que en el fondo hemos sabido tooooda la historia de la humanidad
EliminarEl tiempo de la lactancia es muy corto en relación a todo lo que vamos a vivir al lado de nuestros hijos, la buena alimentación de nuestros hijos dependen mucho de nuestro pecho al momento de nacer y esta etapa es la que debemos vivir al máximo sea de día o de noche. De esta experiencia dependerá el estado de animo de nuestros niños. He visto niños hasta de 5 años con dedo, chupón o trapo para dormir o estar tranquilos y adultos en la misma situación pero sin dejarse ver de los demás. El calor humano nunca será sustituido por nada, este calor esta lleno y representa el amor y cariño de los que nos dieron la vida.
ResponderEliminarDuele ver hasta que punto esto se ignora.......
EliminarME ENCANTó TODO LO QUE ESCRIBIO, TENGO UNA HIJA DE 4 AÑOS Y UN BEBE DE 10 MESES, ES MUY CANSADO DEDICARSE A ELLOS TODO EL DIA Y CUANDO LLEGA LA NOCHE NO PODER DESCANSAR,PERO SENTIRLOS AMANECER JUNTO A MI Y QUE NOS REGALEN LA PRIMER MIRADA Y LA PRIMER SONRISA DEL DIA ES ALGO MARAVOLLOSO.
ResponderEliminarA mí también me dan ganas de llorar cuando mi madre me cuenta cómo dejaban llorar y llorar a los bebés cuando ella era mamá primeriza y a ella la regañaban porque no dejaba llorar a sus hijos, ni de día ni de noche. También me siento muy triste cuando mi hermano mayor, profesor en una muy buena universidad, persona muy inteligente, cuenta con gran orgullo, cómo sus hijos, mis sobrinos amados, durmieron en su cuna y en su cuarto desde el primer día. Mi bebé bello tiene 2 meses y yo no quiero que crezca pa no sacarlo de mi cama nunca y papá tampoco. Ya tuvimos que sacar a Ale y a Marce porque tienen 9 y 13, pero duermen juntos como buenos mamíferos
ResponderEliminarQue suerte teneis de que vuestras parejas lo entiendan y lo compartan. Para mí es un conflicto continuo.
ResponderEliminarQue suerte teneis de que vuestras parejas lo entiendan y lo compartan. Para mí es un conflicto continuo.
ResponderEliminarQue suerte teneis de que vuestras parejas lo entiendan y lo compartan. Para mí es un conflicto continuo.
ResponderEliminarYo me separé al año de nacer mi hijo, al principio estábamos de acuerdo en todo pero la teoría nada tiene que ver con la práctica y poco a poco la situación se hizo insostenible.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo siempre María aportas datos muy interesantes, parece que no vamos a dejar de sacar porqués a tantas ideas absurdas que se les ocurre. Gracias por citar mi pequeña revisión de la lactancia y la caries, fue en un momento de muchas frustración ante una "supuesta experta" que me juzgaba. Ya te lo digo siempre es un placer investigar contigo :)
ResponderEliminarPor aportar algo distinto, no quiero decir que yo haya sido la diosa del sexo en mi puerperio, pero creo que en lo de la disponibilidad de la hembra que comenta Beatriz hay un componente importante relacionado con "como se concibe" la relación de pareja en la sociedad actual. Evidemente con la prolactina por las nubes y en estado puérpero no apetece "ser la que se era", la hembra activa de antes, con el deseo y disponibilidad previa al bebe, pero si el hombre también actúa desde su propio estado puérpero, si él también contempla la nueva situación, concibe que la mamá tiene una labor importante y él la admira y respalda y decide que lo mejor que puede hacer es prepararle un batido fresquito, darle un masajito de pies, seguir por la espalda, darle besitos y sólo si surge hacer algo más y si no, disfrutar de esta otra etapa...pues a lo mejor ni las relaciones de pareja se verían tan "afectadas" ni se buscarían tantas excusas para eliminar el colecho y la teta lo antes posible. Lo siento porque quizá es ir demasiado lejos, pero abogo por un cambio en todos los sentidos y de todas las mentalidades. Apuesto por un hombre, marido y padre con los h**** bien puestos que sepa cual es su sitio y su papel y conquiste el resquicio de sensibilidad que la mujer tiene disponible para él, porque la mayoría se encuentra enfocada al bebé. Tengo un marido admirable, comprensivo y extremadamente sensible a su paternidad y a los cambios que ha visto en mi. Que ni se "resigna" ni "sufre" con ninguna espera. Todo lo contrario. Ojalá, este cambio que vemos afecte a madres y también a padres y se empiece a concebir esta etapa con otra perspetiva y otros sensaciones de disfrute que la limitada sexualidad o más bien genitalidad. Perdón...que me he enrollao un poco :P besos.
Como me gusta lo bien que escribes! :) Nosotros dormimos juntos y, por supuesto, a la teti! ^^ Te quería comentar una cosa. Dices que la separación de los bebés de la cama de sus padres se instauró hace 200 años. Mi suegra me contaba (cuando nació mi peque y decidimos dormir así [que además fue por recomendación de la pediatra del hospital]) que ella dormía en la cama de sus padres! Mi suegra se crió en un pueblecito (más bien aldea) y no vino a la ciudad hasta los 7 años. EN su casa del pueblo sólo tenían una habitación para cuatro personas, sus padres, ella y su hermano.
ResponderEliminarComo siempre, un gustazo leerte María, y a tí también, Gemma. En mi caso también tengo suerte porque mis suegros practicaron el colecho con mi marido y mis cuñados sin plantearse que pudiera haber otra manera de hacer las cosas (sus padres con ellos lo hicieron así porque no había otras habitaciones en la casa), y aunque mis padres nos "echaron" de su habitación en seguida, siguiendo las recomendaciones de los expertos, nunca nos dejaron llorar a solas, desobedeciendo a esos mismos expertos. Así que mi marido tiene claro que los niños que tengamos dormirán con nosotros... simplemente porque es lo natural, y porque los niños necesitan a sus padres para sentirse seguros!!
ResponderEliminarY yo que me paso el día deseando que se duerma en la teta porque asi me ahorro un paseo...
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