Él sabía que le íbamos a dar publicidad, que muchas de nosotras seríamos radicales, irracionales, emocionales y alocadas. Sabía que también hay gente con muchas ganas de ponerse de su lado en contra de esas "talibanas de la teta" y que muchos profesionales - esos que a la chita callando, desde sus consultas, se cargan tantas lactancias maternas día a día - le darían golpecitos en el hombro y le compadecerían por el brutal ataque de las extremistas del que estaba siendo víctima. También sabía que muchas madres se sentirían a gusto con su discurso, como no. Y es que hay dimensiones en la lactancia materna a las que no llega la ciencia basada en evidencia.
Sabía, por supuesto, que los organismos oficiales se desmarcarían de sus declaraciones y consejos, de manera tibia algunos, más tajante otros. Con eso ya contaba y ni le asusta ni molesta. Ahí están todos esos libros anti- vacuna, por ejemplo, mucho peores que el suyo y mucho más en contra de la evidencia, según su criterio. Así que, si le echan en cara el pequeño detalle de que sus palabras van en contra de todas recomendaciones sobre lactancia materna, con recordar toda la literatura de divulgación que contiene declaraciones en contra de las recomendaciones oficiales, ya tiene suficiente. Muchos de los gurús de esas "talibanas" tienen declaraciones polémicas, como que dejar llorar a los niños produce efectos indeseables, cuando las sociedades del sueño recomiendan las técnicas de adiestramiento basadas en dejar llorar para la educación del sueño infantil. Otros incluso animan a colechar con bebés, a pesar de que las sociedades de pediatría recomiendan que estos duerman en sus cuna por seguridad. Así que, ¡que coño! Que sean consecuentes y respeten todo o no respeten nada.
Y luego no olvidemos la sagrada libertad de expresión. Precisamente ahora es una buen momento para recordar esa libertad de expresión que no debe ser amenazada bajo ningún concepto. No olvidemos que por defender nuestro derecho a la libertad de expresión hay gente que ha perdido la vida. Recientemente hemos vivido un triste ejemplo de ello. En este contexto, el hecho de que la presentación de su libro "tuviera" que ser cancelada por "presiones y amenazas", ha sido perfecto para recordar los más oscuros tiempos de la dictadura. Ya se sabe que las madres lactantes somos tan amenazadoras como la Brigada Político-Social. O tal vez más. Fíjate que podemos castigar a los insurrectos con un chorro de leche materna en plena cara. Realmente aterrador.
Así que al final todo le salió a pedir de boca y, hoy por hoy, tal vez sea uno de los pediatras más citados en las redes sociales e, incluso, tuvo sus cinco minutos de gloria en televisión. ¿Qué más se puede pedir? Probablemente ya esté planeando un próximo libro. Tal vez sea bueno colaborar con alguna estrella muy mediática, de esas que no tienen nada que contar pero venden mucho. En este país eso puede resultar de lo más rentable. Y luego están algunos médicos con mucha experiencia en eso de escribir bestsellers con normas de adiestramiento para padres. Una colaboración con ellos tampoco sería mala idea. Esto tiene futuro.
Yo al principio no quería sumarme a las reacciones en contra de este señor para no darle el gusto de tener más publicidad gratuita. Pero luego leí artículos fascinantes, como los escritos por blogueras como Nohemí Hervada (leed toda la serie, es altamente recomendable), Irene García Perulero (1, 2, 3), Mónica de Felipe, Teresa Escudero, Pilar Martínez, u organizaciones médicas como APILAM y la AEP, y pensé que tal vez valiera la pena mirar esta situación desde otra perspectiva.
Y es que, no lo vamos a negar, - y como muy bien apuntaba el otro día mi querida Ximena Silva (Doula en Suiza) - el doctor González Cano acaba de sacar de debajo de la alfombra todos esos prejuicios, tabúes culturales y creencias casposas, patriarcales y machistas que empañan el ejercicio de la pediatría en nuestro país y, posiblemente, en toda la cultura occidental. José María González Cano más claro no ha podido ser, y sus palabras reflejan a la perfección la imagen de la mujer sucia, imperfecta, pecaminosa, empeñada en dañar a su hijo con la leche que mana de sus pechos, poniendo en peligro la integridad física y moral de la criatura. Todo su discurso ofrece una visión de la lactancia y la maternidad como una relación incestuosa, sucia, dañina y pecaminosa.
Y esto es lo mejor que podía pasar. Ya es hora de que se ponga toda esta porquería encima de la mesa, delante de los padres y de los profesionales, para que pueda ser convenientemente limpiada y destruida de una vez. Porque tal y como comprobamos cada día las asesoras de lactancia de todo el mundo, los pediatras que todavía van diciendo a las madres todas esas incongruencias y falacias que el doctor Gonzalez Cano expone tan abierta y claramente en su libro, son inaceptablemente numerosos, hasta el punto de que las madres realmente interesadas en defender su lactancia tienen verdaderas dificultades para encontrar un profesional coherente, bien formado e informado en el que confiar plenamente para el cuidado de la salud de su hijo.
Y esta situación es inaceptable y debe ser cambiada ya. Y ¿Qué mejor oportunidad para cambiarla que exponerla abiertamente? Porque en teoría todos los profesionales de la pediatría deberían ceñirse a las recomendaciones de su sociedad (en este caso la AEP) en cuanto a la promoción y defensa de la lactancia materna. Es evidente que deben existir razones importante para que esto no se consiga. Difícilmente vamos a encontrar estas razones y solventarlas si no encaramos la situación abiertamente y entre todos los actores implicados: pediatras, familias, y profesionales de la lactancia materna y la nutrición infantil, todos y de todas las tendencias.
La lactancia materna es algo más que una cuestión de salud. En nuestra cultura, por motivos históricos de sobra ya conocidos, es un tema extremadamente complejo con múltiples dimensiones - políticas, sociales, económicas, culturales, emocionales, etc... - que deben ser convenientemente consideradas a la hora de diseñar estrategias que la resguarden y defiendan. Difícilmente conseguiremos hacerlo sin poner toda la situación al descubierto, y el doctor García Cano acaba de exponer la parte escondida y extraoficial, de todo este asunto. Acaba de poner cara a toda esa multitud de pediatras que se salta a la torera la evidencia científica, y eso es bueno. De hecho es muy bueno. Es genial.
Ahora es el momento del debate. Es el momento de que los profesionales de la ciencia le recuerden los consensos a los que han llegado y el porqué de sus recomendaciones. Es el momento de que las mujeres le informemos de por qué amamantamos, de lo que sentimos al amamantar, de por qué sentimos lo que sentimos al amamantar, de por qué tenemos derecho a sentir lo que sentimos, de por qué sentir lo que sentimos es bueno, saludable, conveniente y natural, mientras que lo que el supone correcto, es en realidad enfermizo, antinatural, aberrante y producto de una cultura concreta que ha dado lugar a una sociedad sexualmente mutilada y enferma.
Es hora de que se hable abiertamente y entre todos de sexualidad, cultura, prejuicios, salud, biología, filosofía, sociología, política, etc... Es hora de poner todas las dimensiones de la lactancia encima de la mesa: las oficiales y las extraoficiales, las claras y las oscuras, las aceptadas y las rechazadas, las conocidas y las ignoradas.
Para alcanzar la situación que todos queremos alcanzar, que no es otra que conseguir que cada mujer madre se sienta absolutamente libre, apoyada y respaldada en su lactancia, todos los actores implicados deben ser reconocidos e invitados al debate y, que duda cabe, el doctor Gonzalez Cano es el representante de un grupo importante que no puede, ni debe, ser ignorado.
Así que, aunque acabe con la cara llena de leche (que no de leches, porque nosotras nunca nos defendemos a leches), gracias por dar la cara doctor, y bienvenido al debate.
Ya estamos todos presentes y preparados. Comencemos a debatir de verdad.
Brillante, María, como siempre... La imagen de defenderse con chorros de leche... Simplemente genial!! Un abrazo y gracias por ser TÚ!!!
ResponderEliminar¡Gracias Teresa! Gracias a ti por ser la médico (y persona) que eres
ResponderEliminarSoy padre y no pude dar pecho (obvio). Pero la artificial salvo la vida de mi hijo con 2 semanas y prematuro no podía darle otra cosa. Ojala hubiera podido eso que me hubiera ahorrado €€€€. Me parece muy interesante lo que dice el dr. El baby led weaning (ni idea de que existia hasta hoy) fue el paso natural.
ResponderEliminarLa vinculación padre-hijo es muy fuerte.
Hoy es un niño sano.
Pienso que si se habla de libertad y apoyo a la madre en su lactancia (no hay dudas que es la mejor leche para el bebé) también se debe respetar y no estigmatizar a la que pasado cierto tiempo desea abandonar el pecho y pasar a la alimentación con biberón...o a la que desiste de amamantar porque siente desagrado y dolor al hacerlo, o porque sencillamente no quiere.
ResponderEliminarNoto mucha agresividad porque un médico expuso un punto de vista diferente, nadie está obligada a seguirlo ni a leer sus libros.
Pero el Dr. tiene derecho a publicar los libros que se le canten. Es como ciertos programas de TV que a muchos no agradan porque muestran imagenes desagradables, somos libres y con cambiar de canal todo está resuelto.
Reitero: todo se trata de RESPETO, a la madre que amamanta, a la que alimenta con biberón, al médico que disiente con la postura oficial de la OMS (que convendría dejar claro que se trata de una recomendación y no una imposición) y a médicos que tienen una postura diferente. Todos tienen derecho a expresarse y nadie debe impedir que lo hagan.
María Lia (Argentina)
Sí y no. Un médico no puede publicar mentiras. El puede decir claramente que está en contra de la OMS y de todas las evidencias científicas, claro, pero no escribir cosas que no son verdad como si lo fueran o estuvieran científicamente demostradas.
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