domingo, 19 de mayo de 2013

UN CUENTO PARA LA CONCILIACIÓN


Hace unos meses la Asociación de Mujeres Españolas en Suiza convocó un concurso de relatos cortos sobre conciliación. Al final se canceló por falta de participación, pero yo ya había mandado mi relatito. Aquí os lo dejo, a ver que os parece.

¿Es demasiado utópico? 

¿Os parece factible la presencia de los bebés e hijos en las oficinas o centros de trabajo? 

¿Que tipo de conciliación debería desarrollarse: la que permite la permanencia en casa y no trabajar durante un tiempo prolongado durante la crianza de los hijos o la que permite flexibilidad y presencia de los hijos en el centro de trabajo? 

¿Tal vez ambas son posibles?

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 Sin Renunciar a Nada


7 de la mañana

No ha hecho falta el despertador porque Iker es como un pequeño reloj biológico y lleva mamando desde las 6:45. Ella sabe que es cosa de 5 o 10 minutos más para que él suelte el pezón y le dedique una de esas miradas radiantes de “Buenos días mamá ¿Qué hacemos hoy”. 

Se estira perezosa en la cama, con la cadera izquierda un poco sobrecargada y ganas de volverse hacia el otro lado. Iker parece captar la señal y se suelta, pero quiere el otro pecho. No hay problema, hay tiempo de sobra. Hasta las 9:15 no tiene la primera reunión con los clientes.

Diez minutos más y el pequeño está listo. 

Se levanta, lo levanta. 

Se desnuda, lo desnuda, y juntos se meten en la ducha. 

Lo seca, se seca. 

Lo viste, se viste.

Mira el reloj: 7:45. Se toma su tiempo para elegir el sistema de porteo. Hoy le apetece el fular, que con su precioso gris perla combinará de maravilla con el traje que quiere llevar a la reunión. Como el día está lluvioso lo mejor será ponerse el abrigo impermeable con el suplemento para cubrir también al bebé. 

Se ajusta el fular y mete a Iker. Se prepara el desayuno y se lo toma tranquilamente mientras ve como aclara el día lentamente. Iker reclama teta. Automáticamente acomoda el fular y se levanta la parte superior de la camisa mientras toma su té y piensa en la jornada. Esta semana Diego está de viaje y ella lo echa de menos, pero con el pequeño estas ausencias se hacen más llevaderas.

Con Iker confortablemente dormido junto a su cuerpo, sale a la calle en dirección a la parada de autobús. Son las 8:30. Como siempre, a esta hora estará hasta los topes, pero en cuanto ella sube con el niño siempre hay varias personas dispuestas a dejarle su asiento. 

Veinte minutos más tarde ambos entran por las puertas giratorias del gran edificio de oficinas donde se encuentra el estudio de arquitectura en el que ella trabaja. En el ascensor se encuentra con Enrique, que lleva de la mano a la pequeña Raquel de tres años. “¿No prefiere quedarse en infantiles? Pregunta ella, refiriéndose a la guardería situada en la planta principal, donde los hijos en edad preescolar de todos los trabajadores del edifico pueden ser atendidos gratuitamente, por personal cualificado, durante todo el horario laboral.

“No, por la mañana viene con papá al despacho porque también tiene trabajo pendiente” contesta Enrique, dirigiendo un guiño cómplice a su pequeña. 

Ella sabe que en el despacho de Enrique está la mini-mesa de dibujo que todo el equipo le regaló cuando nació Raquel. La niña suele preferir pasar la mañana dibujando mientras su padre trabaja y, por la tarde, tras comer con papá en el comedor de la empresa, le gusta bajar a infantiles hasta que le viene a recoger su madre, a eso de las 5. 

Recuerda que Ana, la madre de Raquel, es investigadora en un centro de biomedicina. Por eso cogió la baja maternal completa, dos años, ya que no consideraba seguro llevarse a Raquel al laboratorio. Posteriormente, la pareja, como ellos mismos hicieron tras el nacimiento de Iker, se acogió a la jornada laboral “familiar”, por lo que contaban con más flexibilidad en cuanto a horarios y presencia de los niños en la oficina, así como guardería gratuita en el centro de trabajo. 

Cuando el ascensor llega a su destino Iker se ha despertado y reclama teta. Sara, la secretaria del estudio le sonríe. 

“¿Qué tal?, le oigo nerviosillo” 

“Es hora de su tercer chupito matinal”

Se apresura a entrar en su oficina donde se sienta y da de mamar a Iker mientras echa un vistazo a los e-mails de ese día. Cuando Iker acaba se duerme de inmediato y ella aprovecha para cargárselo ágilmente a la espalda. Mentalmente agradece el curso de porteo -  gratuito ya que fue financiado por el estado, al igual que los cursos de parto natural, lactancia, alimentación y crianza, que reciben todas las parejas a punto de tener su primer bebé - que le enseñó todos los trucos necesarios para manejar con seguridad, agilidad y comodidad sus fulares y mochilas. Con Iker dormido a la espalda se dirige a su mesa de dibujo para seguir desarrollando el centro para discapacitados que tiene entre manos. Quedan todavía unos minutos para la reunión. 

La reunión empieza puntualmente y ella entra con todos sus papeles preparados para la exposición. En ese momento Iker vuelve a reclamar teta. Ella se sienta tranquilamente en su silla, acomoda a su hijo a un pecho, y se dispone a exponer su parte. Durante la exposición Iker se ha dormido al pecho y ella siente una reconfortante sensación de seguridad y tranquilidad. Al salir, la señora Gerbui, presidenta de la empresa cliente, se aproxima para mirar a Iker que sigue tranquilamente dormido. 

“Que diferentes fueron mis tiempos. Yo tuve que elegir, ¿sabes? Un bebé en la oficina era una utopía y mi hija se crió desde los cuatro meses con una niñera.” 

La señora Gerbui era de otra época, de otro paradigma, donde una mujer tenía que decidir entre ser madre o ser una profesional de éxito. Su elección conllevó renuncias muy dolorosas y, ahora, frente al ejemplo de que otra realidad era posible, tiene sentimientos encontrados. Un poco de envidia porque esa joven y prometedora arquitecto y su hijo van a tenerlo todo: una carrera profesional y una madre presente que cría “corporalmente” a su bebé. Pero también siente orgullo porque ese difícil cambio se produjo gracias a su lucha y a la de las mujeres y hombres de su generación, que no quisieron  conformarse con lo que el sistema les vendía como única realidad posible. 

Las dos mujeres se despiden con un fuerte apretón de manos. Ella vuelve a su despacho y, tras pasar a Iker otra vez a la espalda, sigue con el proyecto del centro para discapacitados. Va a diseñar el edifico más bonito, seguro y práctico de la ciudad, piensa. Y, feliz, se pone al trabajo que la apasiona. Mientras, su hijo duerme tranquilo sobre su espalda, oyendo su respiración pausada y los latidos de su corazón. 

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Y para acabar este post quiero dejaros este vídeo en el que se ve claramente la absurda y dolorosa situación que viven actualmente tantas madres y tantos hijos.


Tal y como dice Louma, este vídeo es DESGARRADOR. Esto hay que cambiarlo. Sin ninguna duda.

13 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu relato ! Suena a utopía... pero la ciencia-ficción ha demostrado ya en el pasado que puede superar la realidad (recordemos las historias futurísticas de Julio Verne...). Mientras alguien piense que puede ser posible, será posible (y ojalá!. ;)

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  2. Me ha encantado... ¡es precioso, espero que algún día lo veamos como la descripción de un día a día laboral más de todas las trabajadoras!.

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  3. Muy bonito! ES verdad que ahora mismo parece una utopía, pero porque los que mandan en este país no están por la labor, porque tampoco es algo tan difícil de hacer!!! Quizás algún día...

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  4. Me ha gustado mucho el relato, soñar con un mundo así es fantástico. Respondiendo a las preguntas que planteas:
    Quiero pensar que NO es demasiado utópico. Porque si lo fuera, sería inútil intentar cambiar las cosas y quiero pensar que sí es posible (aunque no nos engañemos, es tremendamente difícil).
    Sobre el tipo de conciliación, creo que deberían coexistir los dos modelos que planteas (niños en el trabajo vs. baja de dos años para padre y madre y que puedan escoger hacerlo a la vez o uno después de otro, ya puestos a pedir jeje), pues es cierto que no todos los trabajos admiten la presencia de un bebé. En mi caso, soy profesora de secundaria y FP, antes de tener a mi hija pensaba que sería posible compaginar mi trabajo con el porteo/crianza al 100%. Una vez nació, diría que los primeros 3 meses sí podría trabajar y estar con ella a la vez. Si me apuras, los primeros 4-6 meses. Luego diría que depende. Pasa mucho rato despierta y requiere mucha atención. Ahora con 9 meses, de día duerme muy pocas horas y una jornada laboral entera con ella sería complicado (igual con un año o dos de edad y en adelante sería distinto, y seguramente otros bebés de su edad tengan rutinas y necesidades distintas).
    Este debate lo he tenido varias veces con un par de amigas (química-profesora y ADE-Márketing). La de ADE por supuesto argumenta que la presencia de los hijos en el trabajo hace disminuir la productividad...y tiene razón...pero quizás habría que repensar el concepto de productividad (y el sistema económico y sus valores en general). Mi amiga química también es bastante escéptica en cuanto a llevar los hijos al trabajo, pero básicamente por una cuestión práctica en el caso de si eres docente.
    (perdón por el rollo, pero es que es un tema al que le doy muchas vueltas!)

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  5. Me encantó tu relato wow si fuera realidad, bueno al menos sentimos que estamos haciendo algo porque eso se logre en un futuro :) Felicito tu trabajo, me has alegrado la tarde :)

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  6. Bonito sí que es, pero para una mujer trabajadora privilegiada como la de historia.
    No me imagino lo mismo con una madre que ha de ir a las 5 de la madrugada al mayorista a por verduras para su tienda; o a una madre que abre su panadería a la madrugada y está todo el día al pie del cañón; o a una madre que está en la cadena de montaje de una empresa del automóvil... o la que ha de bajar a una mina porque no tiene más narices. Estas también SON madres y han de dejar a sus bebes con quien puedan, a pesar de sus sentimientos.

    Pero, en fin, no deja de ser un cuento y como tal tiene un final feliz. Ojalá la vida de muchas mujeres fuera así, de cuento.

    Gracias por intentarlo.

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  7. Muchas gracias a todas por vuestros comentarios. Concha, es cierto, nno siempre se puede: te imaginas una policía o una bombera???? Pues es cierto. Lo que pasa que, cuando se puede, hoy en día ni se intenta. Y si al menos en estos casos estuviera normalizado..... lo cierto es que la solución unica y perfecta no existe. Pero mejorar la situación actual pasa por PRIORIZAR el bienestar de nuestras criaturas y, a partir de ahí, optimizar las condiciones para que esto se produzca en todas las circunstancias.

    Este cuento va dirigido a todas estas madres que tenemos una vocación que no queremos dejar de lado mientras criamos. Sólo para dar el mensaje de que podemos combinar ambas. Evidentemente no es posible siempre, al menos de la misma manera. Y luego, totalmente a parte, están las mujeres que trabajan por pura supervivencia, no por vocación.........

    Me viene a la mente un vídeo que si lo encuentro lo pondré porque es la situación totalmetne opuesta a la de mi cuento....

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  8. Pues yo creo que es importante soñar y proponérselo... porque, como decían en los primeros comentarios, "20.000 leguas de viaje submarino" empezó como una ficción. Los humanos creamos nuestro mundo, y podemos "re-crearlo" cuantas veces queramos... Las mamás que trabajan en tiendas, que están en cadenas de montaje y en panaderías lo tienen más difícil, como dice Concha, pero porque SE LO HEMOS PUESTO más difícil. Hace menos de 50 años las madres se llevaban a su hijo al trabajo y lo amamantaban allí, incluso las que trabajaban en cadenas de montaje. No digo que sea lo ideal, digo que, si se quiere, si hay voluntad, se puede. ¡Me parece más difícil, como dice María, cuando la madre es bombera o policía! Un abrazo, María, gracias por soñar!!

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    1. En relación a lo que comentas de hace 50 años, recuerdo haber ido hace un tiempo a una exposición fotográfica donde en una foto se veían muchas mujeres cosiendo en una sala (de una fábrica téxtil supongo) y al lado de cada una en una especie de cunita sus hijos. No recuerdo el título de la expo (creo que era sobre la industria en Cataluña) pero me parece que la foto era de primera mitad de siglo XX, posiblemente en alguna fábrica de Barcelona.
      Cierto que hay muchas profesiones que no se pueden compaginar con la presencia del bebé, pero muchas otras sí...La protagonista del relato trabaja en una oficina, hay muchas mujeres que podrían ser ella.
      Y para las que no, quizá sus maridos sí podrían! (a menos que los dos sean bomberos, policías, etc., claro)

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  9. Precioso!!! Saludos desde http://aturant-meenelcami.blogspot.com

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  10. Me ha encantado el relato. Tanto que me has emocionado. Por favor, yo quiero vivir en esa futura época. Porque creo que se llegará a eso algún día. Si, soy optimista pero creo que se llegará. Espero que lo pueda vivir mi pequeña, que ahora tiene 2 años.
    En las profesiones que no se pueda.... siempre estará la otra parte de la pareja que no creo que tenga también esa misma profesión de "riesgo" y sino, se puede pedir el traslado a oficinas en esos tipos de trabajos durante el tiempo de que sean bebé y luego volver a la "acción". En cualquier caso, si fuese algo que se pudiera beneficiar la mayoría de la población sería perfecto!! YO QUIERO!!! Como echo de menos a mi princesa en la oficina... y si pudiese estar con ella no me importaría implicarme más en la empresa, pero como implica más tiempo, ahora mismo no lo hago.
    En fin GRACIAS por compartir el relato. Nos haces pensar!!

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  11. "Este cuento va dirigido a todas estas madres que tenemos una vocación que no queremos dejar de lado mientras criamos... . Y luego, totalmente a parte, están las mujeres que trabajan por pura supervivencia, no por vocación........."

    Me ha impresionado esta frase ¿donde, exactamente, consideras que estan las mujeres que trabajan por supervivencia? y por vocación muchas veces trabajan bomberas, policias o cirujanas, por poner tres ejmplos en que veo difícil tu mundo útopico

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  12. Anónimo no me refiero a que estén en ninguna parte. Sólo que en este cuento quería dar cabida a una de las posibilidades existentes, nada más. Con lo de trabajar por supervivencia me refiero a la mujer que quisiera quedarse en casa con sus hijos y no puede porque se ve obligada a trabajar dejando a su hijo en una guardería. Como es el caso del vídeo. En este caso la solución más idónea para ambos es que ella se ocupe de su hijo, que es lo que quiere y lo mejor para su hijo, y la sociedad debería apoyar esta solución, de la misma manera que debería apoyar a la que quiere trabajar y criar, como la del cuento.

    Y en cuanto a los casos de trabajos que no permitan la presencia del bebé, evidentemente requerirán otra solución. Eso es lo que reclamo: que se contemplen todas las posibilidades. A día de hoy se llama conciliar a dejar a tu hijo en otras manos x horas al día mientras tu trabajas. Bueno, pues esa no es la única solución posible, ni siquiera es la mejor para la mayoría de los casos. Existen más posibilidades:

    * Que se apoye económicamente a la madre que quiera dejar su trabajo para ocuparse de su hijo. Y que se garantice y facilite su vuelta al mundo laboral llegado el momento.
    * Que se apoye y facilite la presencia de los bebés en los puestos de trabajo en los que es posible, así como la cercanía física de los preescolares de sus padres en horario laboral, esto es, guarderías en la misma empresa con la posibilidad de interactuar con ellos durante el día.

    ¿De verdad te parece tan utópico? Pues que pena................

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