domingo, 23 de diciembre de 2012

¡FELIZ NAVIDAD!



De la mano de Liliana Castro de Fundación Camino Claro me ha llegado esta preciosa imagen de la Sagrada Familia, en donde podemos ver una escena mucho más realista de lo que ocurriría el día del nacimiento de Jesús (aunque en realidad representa un momento de la huida a Egipto),  un ser humano que dedicó su vida a enseñarnos lo único que realmente importa en esta vida, algo que es, de hecho, el origen y la finalidad de la vida entera: EL AMOR.

Esta imagen me ha hecho sumergirme en internet para encontrar un fragmento del libro La Cientificacion del Amor de Michel Odent, el cual quiero compartir con todos vosotros. Aquí os lo traigo desde el blog Junto a tu Doula:


Un recién nacido entre un asno y un buey: muchos comparten hoy esta imagen simplificada de la Navidad.

Mi visión de la Navidad está inspirada en lo que he aprendido de las mujeres que han dado a luz en la más completa intimidad, sin sentirse guiadas ni observadas. Está también inspirada en el Evangelium Jacobi Minori, es decir, el protoevangelio de Jacques le Mineur1. Este evangelio fue salvado del olvido, a mediados del siglo XIX, por el místico austríaco Jacob Sorber, autor de La infancia de Jesús2. Según estos textos, María tuvo total privacidad en el parto, porque José la dejó para ir a buscar una partera. Cuando regresó, Jesús ya había nacido. Fue sólo cuando una deslumbrante luz se atenuó, que la partera se encontró ante una escena increíble, ¡Jesús ya había encontrado el pecho de su madre! La comadrona exclamó entonces: “¿Quién ha visto jamás un niño que apenas nacido tome el pecho de su madre?” Este es un signo evidente de que cuando se convierta en Hombre, este Niño juzgará al mundo según el Amor y no según la Ley.

La nueva mirada sobre la Natividad 

El día que Jesús estuvo listo para llegar al mundo, María recibió un mensaje no verbal de humildad. Se encontró en un establo, entre otros mamíferos. Sin palabras sus compañeros la ayudaron a comprender que ese día tenía que aceptar su condición de mamífera. Tenía que sobrellevar su desventaja humana e ignorar la efervescencia de su intelecto. Tenía que segregar las mismas hormonas que otras mamíferas parturientas, a través de la misma glándula, o sea, la parte primitiva del cerebro que todos tenemos en común. 
  
El ambiente estaba idealmente adaptado a las circunstancias. María se sentía segura, por lo que su nivel de adrenalina era el más bajo posible. El trabajo de parto pudo establecerse en las mejores condiciones posibles. Habiendo percibido el mensaje de humildad y aceptado su condición de mamífera, María se encontró “en cuatro patas”. En tal postura, y en la oscuridad de la noche, se desconectó fácilmente del mundo. 


Poco después de su nacimiento, Jesús estaba en los brazos de una madre extática, tan instintiva como puede serlo una madre mamífera. En una atmósfera verdaderamente sagrada, Jesús fue bienvenido y pudo, fácil y progresivamente, eliminar las hormonas de estrés que produjo para nacer. El cuerpo de María estaba caliente. El establo también estaba cálido gracias a la presencia de los otros mamíferos. Instintivamente, María cubrió el cuerpo de su bebé con un pedazo de tela que tenía a la mano. Estaba fascinada por los ojos de su bebé y nada hubiera podido distraerla del prolongado contacto visual con Jesús. Este intercambio de miradas indujo otra oleada de oxitocina, de modo que el útero se contrajo nuevamente y envió un poco de la sangre preciosa de la placenta hacia el bebé a través del cordón umbilical y poco después salió la placenta. 

Madre e hijo se sentían completamente seguros. María, guiada por su cerebro mamífero, permaneció de rodillas un ratito después del parto. Luego de la salida de la placenta, se puso de costado, con el bebé cerca a su corazón. En seguida, Jesús comenzó a mover la cabeza, de un lado a otro, abriendo su boca en forma de O. Guiado por su sentido del olfato, se acercó cada vez más al pezón. María, que aún se encontraba en un equilibrio hormonal muy especial, y todavía muy instintiva, supo perfectamente cómo sostener a su bebé e hizo los movimientos necesarios para ayudarlo a encontrar el pecho. 

Fue así como Jesús y María transgredieron las reglas establecidas por la comunidad humana. Jesús –como un rebelde pacífico que desafió las convenciones- fue iniciado por su madre. 

Jesús mamó vigorosamente durante un largo rato. Con el apoyo de su madre, pudo salir victorioso de uno de los episodios más críticos de su vida. En pocos minutos ingresó al mundo de los microbios, se adaptó a la atmósfera, se separó de la placenta, empezó a usar sus pulmones y respiró independientemente y se adaptó a la fuerza de gravedad y a las diferencias de temperatura. ¡Jesús es un héroe! 


No había reloj en el establo. María no trató de tomar el tiempo que Jesús pasó mamando antes de dormirse. La noche siguiente, María tuvo sólo algunos episodios de sueño ligero; estaba vigilante, protectora y ansiosa de satisfacer las necesidades de la más preciosa de las criaturas terrestres. 

En los días siguientes, María aprendió a reconocer cuándo su bebé tenía necesidad de que lo meciera. Había tal sintonía entre ellos, que ella podía perfectamente adaptar el ritmo del balanceo a la demanda del bebé. Mientras lo mecía, María empezó a canturrear unas melodías a las que agregó algunas palabras. Como millones de madres, María había descubierto las canciones de cuna. Fue así como Jesús comenzó a aprender lo que es el movimiento y luego, el espacio. Fue así como Él comenzó a aprender lo que es el ritmo y luego, el tiempo. Estaba entrando progresivamente en la realidad espacio-temporal. Conforme Jesús creció, María empezó a introducir cada vez más palabras en sus canciones de cuna y así fue como Jesús aprendió su lengua materna. "

Referencias 

(1) Proto-Evangelio de Jacques 19.2 Citado en: JesúsJean Paul Roux. Fayard, París 1989, p100. 

(2) Jacob Lorber. L´enfance de Jesús ou l´évangile de Jacques. Capítulo 16 Editions Helios, Ginebra 1983. Título original : Die Jugend Jesu, Stuggart 1852. 

Extracto del Libro: La Cientificación del Amor. EL Amor y la Ciencia Capítulo 19. Hacia una convergencia Ciencias-Tradiciones. Tercer Interludio. pag. 121. Autor: Michel Odent Editorial Creavida. 1999 Facilitador: Grupo Renaciendo Mar del Plata.


Como Michel Odent, yo también creo que en la tradicional historia del nacimiento de Jesús está escondido un poderoso mensaje: el poder del parto mamífero para que el bebé pueda desarrollar todo su potencial de amar. Que durante 2000 años esta historia haya permanecido más o menos intacta no me parece una mera casualidad. Me parece importantísimo. Es como si se nos quisiera dar la clave de lo importante que es respetar el parto natural del ser humano, no renegar de nuestra condición de mamíferos y aceptarla con orgullo y humildad, para poder llegar a desarrollar todo nuestro potencia como seres humanos; como hijos de Dios, esto es, como hijos del AMOR.

Somos mamíferos. Necesitamos nacer y parir en la intimidad, la seguridad y el respeto. Necesitamos ser criados y criar piel con piel, en contacto estrecho, recibiendo y dando la leche humana de nuestros pechos. Así es como nació el mejor ser humano de la historia, el que vivió y murió por y para el AMOR. Así es como parió María, la mujer libre de pecado original, libre de la herida primal.

Y ahí está representada la diada que es la base de toda la humanidad: la madre y el/la hijo/a. 

A pesar de toda la manipulación y deformación que ha sufrido la historia y el mensaje de Jesús de Nazareth, la historia de su nacimiento sigue pasando de generación en generación mostrándonos como de un nacimiento mamífero nació el Dios del Amor.  

Os deseo de todo corazón unas Navidades rodeados y sumergidos en el AMOR. Que el AMOR fluya en vuestras vidas inundándolo todo para que os lleve de la mano hacia el renacimiento a través del cual recuperéis todo el potencial que nos es robado cuando nos imprimen en nuestra primera infancia la herida primal: el pecado original. 

3 comentarios:

  1. Preciosa entrada María. Gracias a Fundación Camino Claro y a ti por publicarlo aquí.
    Felices tú y tu familia.
    Abrazos.

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  2. María os deseo una feliz Navidad a toda la familia y ¡¡Qué Dios os bendiga!!

    PD. Preciosa la imagen, ya te la he robado ja,ja...Ultimamente voy guardando todas las imágenes que encuentro de María amamantando a su Hijito.

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  3. Nos hace un honor ser mencionados en este blog maravilloso. La entrada con mucha luz, gracias por cada letra. Grato fin de año y bienvenida al 2013 llenos de consciencia y oxitocina.

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