lunes, 10 de diciembre de 2012

CARTA ABIERTA A LA RED DE FERROCARRILES SUIZA (SBB)

Estimados señores de las SBB,

Me dirijo a ustedes con el fin de pedirles que, por favor, me informen detalladamente de las condiciones de uso de los vagones de primera clase normales, no esos especiales destinados a un ambiente tranquilo y silencioso que sé perfectamente que también existen, sino los que no tienen ninguna señalización en este sentido. 

Mi pregunta se debe a una muy desagradable experiencia que sufrimos mi familia (mi marido y 3 niños de 7, 5 y 3 años) y yo el pasado viernes en el tren que hacía el recorrido Basel- Zurich, con salida de Basel a las 20:07 horas. Experiencia que paso a relatarle a continuación.

Dado que en los vagones de segunda no encontramos cinco sitios libres juntos, decidimos sentarnos en primera, ya que mi marido disfruta de un abono anual para toda Suiza en esta categoría. Evidentemente, yo me proponía pagar la diferencia por el ascenso de clase en cuanto apareciera el revisor, como así hice. Mi hijo de 7 años tenía su billete infantil correspondiente. Los otros dos viajaban gratis siguiendo la normativa. 

Desgraciadamente, tuvimos la mala suerte de sentarnos al lado de un individuo que opinaba que los vagones de primera clase eran por defecto vagones silenciosos, como esos que tienen una señal especificando esta característica. Los razonamientos de mi marido no sirvieron para nada y dicho individuo estuvo amargándonos todo el viaje con sus despectivos e insultantes comentarios.

He de puntualizar que mis hijos en todo momento se comportaron acordemente con su condición de niños, sin hacer por ello nada censurable fuera de las normas normales de educación.  Ni gritaron, ni corrieron, ni saltaron, pero evidentemente hablaron, se movieron, bebieron agua, comieron las golosinas y los cacahuetes que Samichlaus acababa de regalarles (tampoco había ninguna señalización prohibiendo comer o beber), e interaccionaron continuamente entre ellos y con nosotros, sus padres. 

Cuando llegó el revisor, revisora en este caso, le pedí que me informara si en este vagón de primera los niños estaban permitidos, a lo que la revisora me confirmó lo que yo ya sabía: que por supuesto lo estaban. Entonces le pedí que por favor se lo explicara al individuo en cuestión. Él y la revisora intercambiaron varias palabras, tras lo cual ella le ofreció cambiarse a otro sitio más tranquilo. Él se negó, decidido a seguir amargándonos el viaje, como así hizo.

Pero lo peor de todo no fue el comportamiento de esta persona. Al fin y al cabo, desgraciadamente, adultos como él existen en todas partes y hay que vivir con ello. Lo peor, lo más humillante para mí y para mi familia, fue cuando la revisora apareció con una invitación para una bebida gratis para él. Le aseguro que su mirada de triunfo y su satisfacción al comprobar que las SBB le daban la razón se me clavaron como una espada. 

Ni que decir tiene que para nosotros ha quedado muy claro que las SBB, a través de su empleada, estaban premiando así la intolerancia y la mala educación de este individuo, a la vez que sutilmente nos informaban de que nuestros hijos no eran bien recibidos en ese vagón, a pesar de la normativa. 


Por lo tanto les ruego de todo corazón que me aclaren exactamente las condiciones en las que puedo viajar con mis hijos en sus trenes, porque no estoy dispuesta a pasar por una humillación semejante una segunda vez. Mis hijos no tienen porqué pedir perdón por ser niños. Si no somos bien recibidos en la primera clase de la SBB, viajaremos en nuestro coche o no viajaremos (ya que no me voy a meter con tres niños pequeños durante hora y media en un vagón de segunda arrebatado de gente, en el que ni siquiera puedo sentarme junto a mis tres hijos). Pero por favor, no nos digan una cosa y luego nos demuestren otra. 

Y remarco: mis hijos en ningún momento tuvieron un comportamiento incivilizado o mal educado, de hecho fue todo lo contrario y fue un auténtico milagro que, dada la atmósfera cargada de tensión que aquel personaje estaba creando, los niños no reaccionaran con más nerviosismo, ruido y movimiento. 

Si las SBB prefieren premiar el comportamiento mal educado, niño-fóbico e intolerante de un adulto, a la vez que humillan y castigan por ser lo que son a unos niños, yo entonces no tengo nada más que decir. Con no viajar en sus trenes, ya me vale. Pero desde luego esperaba un comportamiento diametralmente diferente de la red de ferrocarriles del país en el que creció y se educó la gran Alice Miller. Es una verdadera lástima porque, como bien dice una brillante periodista de la que tengo el honor de ser amiga: 

"Una sociedad "niño-fóbica", construida de espaldas a la infancia, donde los niños no tienen cabida en los hoteles, ni en los restaurantes, ni en los aviones, ni en los centros de trabajo, ni en nuestra habitación, ni en nuestras vidas... es una sociedad fascista y suicida." (Ileana Medina Hernandez)

Les saluda atentamente

María Berrozpe Martinez


Esta carta será debidamente traducida y mandada a la red de ferrocarriles suiza. Pues buena soy yo cuando me enfadan de verdad, y esta vez lo consiguieron.


9 comentarios:

  1. A mí, desde luego, me daría mucha angustia, rabia, impotencia y tristeza que alguien tratara con ese desprecio a mis hijos por el mero hecho de existir.
    Respeto que haya a quien no le gusten los niños, pero a mí tampoco me gusta la gente a la que no le gustan los animales y les dejo vivir.
    Si le molesta el futuro de nuestra sociedad (las criaturas), que se vaya a vivir a un monte donde no haya nadie más.
    Lo de la supervisora es una maldita vergüenza. ¡Lo premian por quejarse de algo normal! Imagino que esa chica no será madre ni querrá serlo, porque me dice eso a mí y le digo que si tanto le molestan los chiquillos, que viaje solo con su chofer y no le doy una bebida, como mucho un paraguazo.
    Haces muy bien en protestar. Yo antes dejaba pasar más las cosas; ahora ni una y me quejo siempre. Si no luchamos por nuestros derechos, jamás cambiarán las situaciones injustas.

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    1. Es que es muy posible que sea madre, que necesite este trabajo para salir adelante y que le diera el vale para no buscarse problemas.

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  2. Qué linda la idea de tu blog, María! me siento completamente identificada con este concepto de "reeducación" de la maternidad. Yo tengo por ahora solamente una hijita de un año y medio, y me cuesta mucho salir del estereotipo de educación impuesto y dejarme llevar, como vos decís, por mi deseo de madre. Te dejo mi blog por si te interesa entrar a conocerlo. saludos. http://estcolmoladob.blogspot.com.ar

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  3. Hola a todas: En general me gusta mucho este blog, y su enfoque de la educación en amor. Y sus posts realmente bien escritos y de una gran calidad intelectual. De todas maneras he de decir que encuentro que hace un tiempo ha tomado una línea que no comparto, con muchas (demasiadas) críticas a 'los otros'.
    No creo que tenga sentido dedicar demasiadas energías a combatir Estivill (y lo digo yo que he practicado el colecho), y esta carta me parece francamente excesiva. Entre otras cosas, ¿qué consecuencias puede tener esto para la supervisora? ¿merecía realmente pagar los platos rotos de todo esto?
    Educar a los niños en el amor está bien, pero el amor también para los que no son de nuestra familia. La maternidad no se acaba en el colecho y la lactancia. Hemos de enseñarles a tratar con los otros y a pensar en ellos.
    Saludos!

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  4. Muchas gracias por tus elogios, anónimo, y siento que no te gusten mis últimos post. Pero este blog sale del corazón, las entrañas, el útero....... no es un blog para quedar bien sino para reflejar mis sentimientos, mis cocimientos, mi maternidad. Y como en todo hay luces y sombras y en los últimos meses me he movido más por las sombras que por las luces.

    Por supuesto que me vale la pena combatir a Estivill. Si un solo niño se libra de la estivilización gracias a mi combate, ya habrá valido la pena. Pero bueno, al menos el tema estivill ya está zanjado y en su propio terreno: el de la ciencia. Sin emotividades y fríamente he demostrado que existe debate en el mundo científico y, por lo tanto,las declaraciones de Estivill que generaron como reacción mía los post que no te gustan, no son verdad. Me doy por satisfecha. En www.suenoinfantil.net tengo mi respuesta a las mentiras y manipulaciones. Ya no necesito decir nada más sobre este tema en este blog.

    Y en cuanto a lo acontecido en el tren, te diré que ni el individuo intolerante y mal educado ni la revisora, con su desafortunado detalle, ayudan a que los niños de esta sociedad vivan rodeados de amor. Y amor, anónimo, no es sinónimo ni de resignación ni de humillación. Precisamente por amor a mis hijos y a todos los niños que alguna vez en su vida han sido, son y serán ignorados, manipulados, maltratados, vapuleados, silenciados, humillados y despreciados por el hecho de ser niños yo no me voy a callar. La supervisora tiene una responsabilidad en su trabajo, como representante de las SBB y tendrá que cargar con ella. No se trata de pagar platos rotos. Se trata de que estas situaciones se denuncien para que no ocurran. Se trata de que no se premie la maldad, la arrogancia, el odio y la intolerancia. Tú no estuviste allí y no tuviste que soportar la maldad de esta persona, quejándose constantemente, insultándonos, creando una atmósfera absolutamente irrespirable. Y solo por el placer de hacer daño porque lo hubiera costado dos segundos cambiarse de sitio a otro más tranquilo. El era una única persona y sin equipaje. No le costaba nada moverse. Lo que hizo lo hizo por pura MALDAD. Y la supervisora le quiso premiar. No, no es excesivo. El amor no puede germinar si se riegan estas actitudes odiosas y malignas. Y a mis hijos por supuesto que les apoyo en su aprendizaje de como empatizar con los demás, relacionarse con los demás, tolerar las diferencias, apreciar a alguien aunque no sea igual a ellos en sus ideas o comportamientos. Lo que no significa que permita que se humillen, se sometan o se resignen. Y desde luego nunca permitiré que alguien les humille o someta. Ni a ellos ni a ninguna criatura. No confundas, anónimo, contra el odio y la intolerancia, precisamente, tolerancia 0.

    Hasta Jesús de Nazareth repartió unos cuantos latigazos en el templo. No, amor no es sinónimo ni de debilidad, ni de resignación. Es todo lo contrario. Es fuerza y lucha,no contra las personas, sino contra los actos y actitudes que lo destruyen.

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  5. Me alegro de ver que coincidimos en el fondo, aunque yo no hubiera ido tan lejos. Saludos!

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  6. Hola. La situación en los trenes de la SBB es realmente mala. Yo tengo un bebe de 5 meses y cada dos por tres me toca regresar del trabajo en un tren que no tiene un vagón para que pueda subir con el cochecito. Venga a pedir ayuda, porque ya sabemos que aqui si no pides ayuda nadie te la ofrece. Pues aún así, ha habido ocasiones en que otros pasajeros se han quejado porque he "aparcado" el cochecito en la parte que menos estorba. Y el otro día recibi una queja del supervisor. Yo me pregunto, si será a proposito que dificultan la vida de las mujeres con niños para que se queden en casita?

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  7. Es verdad Susana. Los trenes más viejos son inaccesibles para cochecitos y sillas de ruedas. Por suerte los más nuevos ya no. En ocasiones hay vagones nuevos, de fácil acceso, en trenes que también llevan vagones viejos. Pero con las prisas por subir suele ser difícil pillar precisamente esa entrada accesible........ Lo mismo ocurre con los tranvías. Bueno, yo me quedo con que lo nuevo está adaptado y facilita el traslado de mamás y bebés en carritos. Con el tiempo espero que vayan desapareciendo los vagones antiguos con escaleras y sin sitio para dejar los carros........ Tendremos que tener paciencia.

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  8. Maria, no es por molestar, pero puede ser que la supervisora ha querido haceros un bien a vosotros y asi sacarle al tipo de ese espacio con esa bebida- regalo? Fue lo primero en lo que pense despues de leer tu carta.
    Maria-Luiza

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