martes, 8 de febrero de 2011

¿ES MÍO?



A raíz de los comentarios de Lady A en los artículo “Historias montadas” y "La historia de Chus", y del documental emitido en TV3 el Miércoles 2 de Febrero en el programa “Sense fició”, titulado “Torneu-me el meu fill” (Devolvedme a mi hijo) he reflexionado mucho. Concretamente, una de las cosas que más me ha hecho pensar  han sido las palabras de una madre biológica que cuando contaba como las religiosas del hospital donde parió le habían arrebatado a su hijo, ella entonces había gritado: “pero es MIO.....¡ MIO!”

Una frase que se me ha clavado dentro y me ha hecho preguntarme: ¿Son NUESTROS los hijos que parimos? ¿Son de NUESTRA PROPIEDAD?

Hace años que encontré la famosa poesía de Khalil Gibran y que se corresponde perfectamente con lo que yo pienso sobre este tema:

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.


No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.


Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.


Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.


Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.


Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.


No, Definitivamente no. Nuestros hijos no son nuestra propiedad. Son NUESTRA RESPONSABILIDAD, eso sí. Pero todos estamos de acuerdo en que cuando unos padres no ejercen esta responsabilidad convenientemente, las autoridades pertinentes tienen derecho a quitarles la “patria potestad” de sus hijos por el bien de estos. Pero esta afirmación, que así escrita parece tan evidente, es en el fondo una cuestión extremadamente polémica. ¿Quién juzga que es LO MEJOR para nuestros hijos? ¿Quién juzga si los padres serán capaces de  ejercer convenientemente esta RESPONSABILIDAD? ¿Hasta donde tienen estas autoridades el derecho o el deber de meterse dentro de cada familia? ¿Puede esta autoridad ser objetiva y guiarse por unos “principios universales? ¿Existen siquiera estos principios?

Preguntas muy incómodas pero, para mí, son el “kit” de la cuestión.  Lo que ha pasado con las adopciones irregulares ocurridas durante el franquismo y principio de la democracia no es más que una prueba de cómo una autoridad, en este caso la religiosa, ejerce su poder basándose en sus propios principios morales. En aquella época la madre soltera era una “puta” que no tenía capacidad para ser madre. Lo mejor para ese niño era criarse con un matrimonio de bien, con una madre decente y religiosa y un padre que representara su papel con la autoridad conveniente y mantuviera económicamente a ambos.

Bajo el punto de vista de aquellos tiempos todo era una buena acción: buena para el bebé que tendría unos padres “como Dios manda” y no crecería como un bastardo; buena para los adoptantes porque tendrían un hijo recién nacido sin la necesidad de airear la adopción (ni siquiera al propio niño); y hasta buena para la madre biológica, que podría rehacer su vida y “enmendarse” sin quedar para siempre marcada por su papel de madre soltera. Si con la buena acción se llevaban unas pesetillas, pues “normal” ¿no?, o ¿no se paga el trabajo bien hecho? Os confieso que, a diferencia de la mayoría de vosotros, yo estoy convencida de que el dinero no fue la causa principal. La causa principal fue la autoridad que se concedió a un grupo de personas o a unas instituciones para intervenir en una situación según sus principios morales. Sin más.

¿Y hoy en día? Hoy en día toda una serie de profesionales (psicólogos, asistentes sociales, jueces…etc) también toman sus decisiones basándose en unas leyes, unos conocimientos y unos principios. Todos pensamos que mejores que los que hace 40 ó 50 años utilizaron los intermediarios de aquellas adopciones, regulares o irregulares (la mayoría gente muy vinculada a la iglesia católica). Pero a mí me da que, desgraciadamente,  el sistema sigue sin funcionar y que dentro de 50, 40 ó 30 años habrá un número significativo de estos bebés, ya adultos, muy descontentos con lo que en su momento se hizo con su vida (por no hablar de los que ni siquiera van a tener la oportunidad de llegar a adultos, pero ese ya es otro tema que no quiero tratar aquí).

Ya no es sólo el dramático número de niños que pasan su infancia institucionalizados ante la incapacidad de las autoridades de darles lo que es su derecho: una familia. Además, cada cierto tiempo vemos casos muy dramáticos en los medios de comunicación: desde niños maltratados o incluso asesinados por sus propios progenitores, y en este caso echamos en cara a las autoridades correspondientes no haber ejercido su poder con la prontitud y la dureza necesarios para prevenir la tragedia; hasta niños que son separados de las familias que los han criado durante años – y ellos consideran suyas – para devolverlos a unas familias biológicas que los reclaman, y en este caso criticamos la insensibilidad del juez en cuestión que no toma en cuenta los sentimientos de la familia de acogida ni los del propio niño, el cual muchas veces debe ser separado traumáticamente de su madre (de acogida) y mantenerse institucionalizado hasta que se resuelva el litigio. En estos casos no entendemos como la familia biológica, que no supo estar a la altura de sus obligaciones para con el niño desde el momento de su nacimiento, tiene derecho a reclamarlo haciéndole tanto daño. Por no hablar ya de la madre biológica que primero no quiere, al mes si quiere y luego, cuando descubre que criar un hijo “no es pan comido” vuelve a no querer, devolviendo un niño herido y traumatizado a un sistema que lo vuelve a ofrecer en acogida (no en adopción, no, no vaya ser que ella cambie de nuevo de opinión y se le ocurra poner una demanda millonaria)

La polémica está servida. Todos coincidimos en que el bien del menor es lo que debe dictar el camino a seguir pero ¿Quién marca que es LO MEJOR para el menor? Todos los niños tienen el derecho a permanecer con su madre biológica. Vale. Pero ¿Y si esta madre no quiere? Entonces el sistema tiene la obligación de proporcionarles una adoptiva. Vale. Hasta aquí todos de acuerdo pero ¿y si la biológica quiere pero NO PUEDE? AY!!! Ahí ya duele. Porque ese “no poder” no tiene porqué estar relacionado obligatoriamente con los motivos económicos (algo relativamente fácil de solucionar con el soporte y la ayuda adecuada) sino que pueden ser motivos de muy difícil solución.

¿Tiene ella el derecho aunque no tenga la capacidad? Y además ¿Quién evalúa esta capacidad? ¿Qué pasa cuando los derechos del niño entran en conflicto con los de su madre o familia adoptiva? Para mí está claro que deben de prevalecer los del niño pero el asunto realmente polémico es ¿Cómo se determina que existe este conflicto? O sea ¿Cómo se determina que el niño está realmente mejor alejado de su entorno familiar? ¿En base a que principios, conocimientos o preceptos morales?¿Son realmente más válidos los de hoy en día que los de hace 40 años? ¿Los de un grupo de personas que los de otro?

Porque si a mí me dieran voz y voto en este asunto, les quitaba la custodia a todos aquellos padres capaces de aplicar el método King de crianza, por ejemplo. Y si se lo dan a otras personas, nos la quitarían a los que criamos a nuestros hijos con “apego” (esto lo leí una vez en un comentario a un artículo “contra” la crianza corporal: que nos tenían que quitar la custodia de nuestros hijos a todos estos que alimentábamos a nuestros hijos con comida orgánica, les dábamos el pecho a demanda y dormíamos con ellos, porque estábamos criando monstruos…. En fin, ahí queda eso)

Todas estas polémicas preguntas me llevan, de hecho, a la pregunta original: ¿De quien es cada nuevo bebé que nace, a parte que de sí mismo? ¿De la madre que lo pare (o de la familia biológica) o de la sociedad que lo recibe? Supongo que se trata de equilibrar la balanza porque si consideramos que el niño es sólo de su madre y de su padre dejamos desprotegidos a todos esos niños que son maltratados, desatendidos y mal cuidados por sus progenitores hasta extremos muy dramáticos. Si consideramos que son de la sociedad, representada ésta por la autoridad competente,  podemos sumergirnos en un sistema que impone sus normas de manera que todo aquel que no case con ellas tiene el peligro de perder hasta a sus propios hijos. Así, cualquier método de crianza alternativo puede ser un peligro real para perder la patria potestad de los niños, aunque objetivamente no suponga ningún peligro para ellos.

Tal vez, tal cual funcionan las cosas actualmente, es imposible encontrar una solución perfecta. Así miles de niños seguirán condenados a vivir infancias miserables en manos de progenitores incapacitados para ser padres, o en instituciones, o de familia de acogida en familia de acogida; o por el contrario, añorando a una madre que le arrebataron injustamente.

Tal vez la solución a este problema estaría en una sociedad absolutamente diferente, donde la maternidad/paternidad no es ni una carga ni un derecho, sino un honor y un privilegio. Donde la madre embarazada es siempre felicitada y nunca avergonzada o repudiada. Donde un embarazo nunca es una maldición. Donde todos los adultos nos sentimos responsables de todos los niños. Donde apoyar a una mujer en su maternidad no es un acto de caridad sino una acción natural que hacemos por el bien de todos. Donde la mujer embarazada que no quiere ser madre se siente apoyada en su decisión de ceder su hijo a otra mujer, sin sentirse nunca juzgada por una decisión que, todos sabemos, es la mejor para el niño (porque yo creo que siempre será mejor para un hijo ser criado por una madre que le desea aunque no le haya parido, que por una que no le desea, aunque le haya parido). Donde una mujer que quiere ser madre cuenta con el apoyo, no sólo de su compañero o de su familia si los tiene, sino principalmente de toda la comunidad, la cual se siente responsable del bienestar del binomio madre-bebé ya que considera que los niños, su cuidado y su bienestar son la primera de sus prioridades.

Tal vez en esta sociedad ideal si que sería posible llegar a un equilibrio entre los derechos del niño y los derechos-responsabilidades respecto a él de su familia biológica y de la sociedad (representada esta última por las autoridades competentes). Tal vez así conseguiríamos que todos los niños crecieran criados por unos padres que les deseen y les quieran, los cuales están a su vez sostenidos por una familia o una comunidad.

En mis conversaciones con Lady A a través de los comentarios a los artículos anteriormente publicados sobre este tema (aquí, aquí y aquí) hay algo que me ha llamado la atención: las dos consideramos que hemos tenido “suerte”. Ella porque no cayó en manos de la autoridad moral de la época y pudo quedarse con su madre biológica a pesar de las precarias condiciones en las que esta se encontraba. Pero también reconoce que su infancia no fue fácil, sino muy solitaria y con una madre que “no supo ser madre” a pesar de quererla más que nada en el mundo. Yo porque me he criado con unos padres maravillosos, inmersos en una familia y en una comunidad acogedora y sostenedora. Pero reconozco la existencia de la “herida primal” y de que hoy en día, tal cual están las cosas, no es fácil lidiar con la incertidumbre (¿Me habrá cedido voluntariamente o por el contrario le obligaron a cederme y así mi nacimiento le ha destrozado la vida?).

Dos bebés nacidos más o menos en la misma época y que, con dos destinos opuestos, varios años después - ya adultos - opinan que han tenido “suerte”. También existe lo contrario, claro. Están los que opinan que lo peor que les ocurrió fue ser separados de su madre para ser dados en adopción (o vendidos, según la versión que prefieran creer) y los que opinan que lo peor que les ha ocurrido fue no haberlos separado de su madre o progenitores. Es evidente que, se haga lo que se haga, siempre habrá niños con “suerte” y niños sin “suerte”, lo que es realmente dramático porque eso a lo que aquí estamos llamando “suerte” no es más que su derecho de ser criado por una madre y una familia que le quiera. O sea, que siempre habrá niños a los que no se les ha respetado este derecho fundamental.

Mientras haya un solo niño que se haya criado o se críe en esta situación de desamparo, ¿Cómo podemos esperar formar una sociedad sana y justa? Y si no somos una sociedad sana y justa  ¿Cómo podremos garantizar a nuestros niños el cumplimiento de todos sus derechos para crecer felices, libres, sostenidos y amados?

10 comentarios:

  1. Pedazo de reflexión, Maria...

    No puedo decir otra cosa que estoy contigo al 100%. SIEMPRE HA DE PREVALECER EL DERECHO DE UN NIÑO. A una familia que le quiera de verdad, que le proporcione bienestar, no sólo económico, sino muy especialmente emocional.

    El debate sobre la 'posesión' de un niño no es algo menor. Tenemos que asistir boquiabiertos, efectivamente, a que a unos padres que pasan de sus hijos, quizá no les peguen, pero que son abiertamente negligentes en el trato, nadie les mira mal ni se cuestiona su custodia, con ese ambivalente 'cada uno cría/educa a sus hijos como quiere' (valiente cobardía). Frente a casos como el de Domenic Johansson, en Suecia, cuya custodia ha sido arrebatada a sus padres POR SU GOBIERNO por nada más y nada menos que por estar educándole en casa, sin escolarizarle.

    El mundo está loco... yo siempre he dicho que si hicieran tests psicotécnicos serios para ser padres biológicos, se habría extinguido la especie hace tiempo. Del siglo XX no habiamos pasado fijo.

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  2. La verdad es que es una cuestión difícil...
    Yo creo que los hijos son de la familia, en tanto que entiendo que son su responsabilidad, aunque no son una propiedad.
    Con el tema de decidir que es mejor para cada niño, es complicado que exista una autoridad que pueda decidir, porque existen numerosas variables que entran en juego...Pero desde luego, lo que se hizo con esos bebes es una salvajada. Decidir por una madre que su hijo/a estará mejor con una familia convencional me parece del todo arbitrario....
    Como te conté, mi madre no ha sabido ser madre, pero al menos se que tuvo el valor de quedarse conmigo en una época difícil, que ha conseguido salir adelante, darme una buena educación,...¿ Hubieran esperado eso las monjas del reportaje ? ¿ Todas las madres podrían haber hecho lo mismo ? Ambas respuestas creo que son que, seguramente, no. Pero quienes son ellas para decidir por una madre???
    Excepto en contadas ocasiones, creo que hay que dar una oportunidad a todo el mundo a elegir su camino y su futuro.

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  3. Es curioso, Lady A, las dos en extremos opuesto en cuanto a como se solucionó nuestro "no deseado" nacimiento y mira por donde nos encontramos entre blogs, compartiendo una misma filosofía sobre la maternidad.......

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  4. Yo he alucinado con el vídeo del "método King", no lo conocía, lo colgaré en el blog, es una pasada, la infermera esa me da miedo.

    El artículo muy interesante, pero difícil cuestión. Lo claro es que todo niño al nacer necesita de su madre (y más adelante de una figura paterna), y algo tan simple debería enseñarse en las escuelas. Es un asunto serio y de vital importancia para una sociedad.
    Saludos.

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  5. vaya, me ha encatando esta reflexion.
    Sin duda yo creo q los hijos "son prestados" los parimos para criarlos, educarlos y hacernos responsables de ellos hasta que al menos tengan la mayoria de edad.

    Pero vamos, me hubiese tenido mas tiempo para dejarte escrito todo lo q pienso, pero tengo q irme a laburar, mas tarde si puedo me paso y sigo leyendo opiniones

    besos

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  6. Menuda reflexión!!! buenisima!!! y que tema tan complicado...

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  7. Pues si, es verdad...es curioso como puedes encontrar gente en internet y conectar....

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  8. Me quedo con la idea de la "sociedad ideal" que planteas, en que cada niño sea amado y cuidado no solo por su madre, sino por las personas a su alrededor, eso sería lo mejor, sin duda, ojalá algún día lleguemos a eso.

    Por ahora, no nos queda más que vivir la vida que nos tocó (o que elegimos), y rezar porque las decisiones que tomamos para los hijos sean las mejores, vaya que es un tema complicado para decir qué es lo mejor... te leo a ti y a LadyA y ambas tienen tanta razón...

    En fin, gracias por hacernos reflexionar

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  9. Tienes un premio en mi blog!

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