lunes, 30 de enero de 2017

¿QUÉ TE DA MIEDO?


Hablo de biología, de lactancia, de parto, de embarazo, de piel con piel.

Hablo de naturaleza humana, de instintos y deseos, de necesidades primales.

Hablo de la herida primal.

Hablo del hábitat natural del bebé humano: "el pecho de su madre".

Y hablo de todo esto porque han intentado obligarme a doblegarme. Y hablo con la ciencia en la mano para defenderme de la naturalización infringida por nuestra cultura de comportamientos como el parto intervenido, la alimentación con leche de fórmula o el sueño en solitario. Hablo para que me dejen sitio y respeten mi derecho de gestar, parir y criar a mis hijos como yo quiero hacerlo, que no es otra forma que la realizada por miles de generaciones antes que la mía, en cientos de culturas diferentes alrededor de toda la tierra. Hablo para que una serie de comportamientos en la crianza que han desaparecido, o son ignorados y menospreciados, en nuestra civilización vuelvan a ser visibilizados. Y lo hago porque esa es mi elección.

Sí:

elijo parir
y/o
elijo el "piel con piel"
y/o
elijo amamantar
y/o
elijo no destetar prematuramente
y/o
elijo colechar
y/o
elijo portear
y/o
elijo no escolarizar
y/o
elijo no castigar, no gritar, no imponer...

Elijo y hablo y escribo sobre ello, no para convencerte a ti de nada, ni para que tú críes como no quieres criar, sino porque me veo obligada a argumentar constantemente mis elecciones, ya que éstas no son nada populares en nuestra sociedad, con el fin de asegurar nuestro derecho a ser las madres que queremos ser para nuestros hijos, a mí y a todas las mujeres que eligen caminos poco convencionales como el mío. 

Si tu elección es otra, si ni te gusta ni entiendes la mía, estupendo. Nadie te obliga a leerme. 

Ahora bien, si mis palabras hacen que me ataques, me insultes, me menosprecies, me ridiculices.... tal vez deberías preguntarte

¿Qué es lo que te da tanto miedo?

domingo, 29 de enero de 2017

¿CRIANZA CON APEGO?...¡CHORRADAS!


"Crianza con apego", dicen algunos. Otros la han llamado "Crianza natural", "Crianza respetuosa" o, el término que siempre me ha gustado a mí más pero que es el que menos se oye, "Crianza corporal".

Y esto viene a cuento de un artículo que no he tenido más remedio que acabar leyendo, porque al final mi admirada y querida Elena López me etiquetó en una publicación de Facebook, con el fin de pedirme información sobre el último párrafo del susodicho, en el cual la periodista y doctora en biología (sí, bióloga, como Ana Obregon, ya sabéis), Marta Palomo, cargaba contra el colecho poniendo como ejemplo de certeza científica uno de los artículos más polémicos y criticados de los últimos años en los foros científicos sobre el tema. 

A mí este tipo de artículos divulgativos me dan ya demasiada pereza. Últimamente ni los leo y, cuando lo hago, lo hago en diagonal. Me los sé de memoria porque todos dicen lo mismo. Encima, esta semana ya ha habido dos en la misma línea. El otro fue el escrito Luz Sanchez Mellado reclamando su derecho a no ser una madre mamífera. Se montó toda una guerra dialéctica en twitter y facebook, con sus bajas incluidas. 


El caso es crear un debate donde realmente no lo hay.

No me malinterpretéis. Debate sobre crianza hay. Por supuesto. Pero lo que pretenden "debatir" con este tipo de escritos no es algo realmente discutible, porque son realidades suficientemente comprobadas, con y sin el método científico. 

Y es que, hoy por hoy, yo creo que nadie puede poner en duda que:
  1. Somos mamíferos
  2. Somos primates
  3. Nuestros hijos tienen las necesidades de cualquier cría mamífera y primate. Esto es:
    1. Gestarse dentro del útero de su madre y nacer mediante un proceso fisiológico, no patológico, perfectamente orquestado por ambos organismos, el de la madre y el del hijo, que requiere un ambiente íntimo y tranquilo donde puedan producirse y actuar las hormonas implicadas en el proceso
    2. Tras el nacimiento, y durante la etapa de exterogestación, seguir en contacto con su madre, siendo alimentado a demanda por la leche segregada por las glándulas mamarias de esta última, las 24 horas del día.
    3. Crecer en un ambiente social que le permita ir desarrollando su individualidad, saliendo lentamente de su hábitat natural, el cuerpo de su madre, para integrarse en su grupo social, con el apoyo y el sostén de otros adultos y la compañía de otros bebés y niños. En el caso de la mayoría de culturas humanas, pero no en todas, el padre biológico del bebé suele tener aquí un papel fundamental. En el resto de primates hay variabilidad respecto al papel del padre. 

Esta es una realidad universal fuera de cualquier debate. Por lo tanto, criar a nuestros recién nacidos tal y como se describe en el párrafo anterior debería ser, simplemente, CRIAR. Ni criar con apego, ni criar respetuosamente. Porque no es una moda. Es la crianza por defecto. Es la crianza básica. Y no hace falta meter a Dios en la ecuación y convertir esto en una religión, como hace Marta Palomo. Para nada. Basta con tener unos conocimientos mínimos de biología básica, (la zoología, la antropología, la neurología, la etnología y la etología tampoco molestan) algo que yo esperaría de una doctora en dicha ciencia, pero, por lo que parece, nunca se sabe. Reconozco que yo también tengo mis lagunas, para que nos vamos a engañar (preguntadme cualquier cosa, la más básica, sobre, por ejemplo, botánica, como "¿que es el xilema?", y lo veréis). A lo mejor esto lo tengo claro porque llevo 11 años de maternidad y me he documentado mucho sobre el tema. Tanto, que hasta me atrevo a escribir sobre él. 

La que necesitaría un adjetivo descriptivo detrás es la "otra" forma de crianza. Esa que ha ido imponiendo la sociedad occidental en los últimos (3 ó 4 ) siglos, y que considerando que la primera se venía practicando, digamos, desde hace unos 130.000 años (por poner como origen la aparición del Homo sapiens sapiens), sí que podría ser considerada una "moda". Esta "otra" forma de criar se caracteriza por:
  1. Las intervenciones externas en el parto que obstaculizan en proceso natural, generando un riesgo significativo que se resuelve a base de más intervenciones.
  2. La separación inmediata del bebé de su madre tras el nacimiento, llegando a impedir el necesario e importantísimo latchmentlo que obstaculiza el inicio y establecimiento de la lactancia materna, con la consiguiente necesidad de alimentar al bebé con biberón y leche adaptada de otra especie animal.
  3. La imposibilidad para el bebé y su madre de permanecer en contacto físico durante la exterogestación debido a:
    1. La exclusión del bebé de la gran mayoría de actividades sociales de la madre (laborales, recreativas, etc...), lo que suele obligar a las madres a elegir entre el mundo de la maternidad o su vida social entre adultos.
    2. La pérdida absoluta de la cultura del porteo, por lo que las madres dejan a sus bebés en diferentes superficies (cochecitos, hamaquitas, cunas, etc.), separadas de sus cuerpos, cuando quieren realizar otras tareas.
    3. La imposición del sueño en solitario del bebé.
    4. La pérdida absoluta de la cultura de lactancia, con la normalización de la leche adaptada y la alimentación complementaria demasiado temprana. 
    5. La igualación de los roles de la madre y el padre EN LA INFANCIA TEMPRANA, en contra de la biología de los miembros de la triada (madre, padre e hijo).
Sin entrar a evaluar la conveniencia o no de estos comportamientos esto es, si suponen una ventaja adaptativa de nuestro poderoso neocortex, o todo lo contrario creo que no me podéis negar que de ser una MODA o de necesitar un adjetivo, es esta forma de criar, tan nueva y poco natural, la que lo es y lo necesita. Y recalco, aquí no pretendo juzgarla ni juzgar si esta forma de hacer las cosas es necesaria o no en determinadas circunstancias. Aquí estoy hablando de otra cosa, y espero que me permitáis centrarme en ello. Con este artículo sólo (estimado Pérez Reverte, lo siento, pero el "solo" sin acento no me gusta) pretendo poner en evidencia que la CRIANZA es la que es, y no la "otra".

Por lo tanto, propongo varios términos para esta forma alternativa de criar, tan excepcional tanto en la historia como en las culturas humanas:

Crianza occidentalizada,
Crianza Industrializada,
Crianza artificial,
Crianza con distancia
...

Admito sugerencias

Y, por lo demás, una vez que todos estamos bien informados y sabemos que la situación es tal cual la he descrito, cada madre y cada padre, como adulto inteligente y responsable, decide como criar a su hijo dentro de sus circunstancias particulares, que difícilmente pueden ser tan bien valoradas desde fuera como lo son por los propios protagonistas.