viernes, 3 de junio de 2011

UNA DE BACTERIAS Y METEDURAS DE PATA


Ya sé, ya sé, nos han hecho la puñeta (con perdón). El error de la ministra de sanidad de Hamburgo, Cornelia Prüfer-storcks, ha supuesto pérdidas millonarias para los agricultores españoles, me figuro que  ya de por sí bastante escaldados por la crisis.

Ahora  ya está demostrado y vuelto a demostrar que nuestros pepinos son inocentes de la grave epidemia de Síndrome urémico hemolítico causado por lo que parece una nueva cepa de Escherichia coli. Y por supuesto los españoles pedimos ahora responsabilidades e indemnizaciones por el daño causado. Y yo me figuro y espero que el que tenga que responder y compensar, responda y compense.

Lo cierto es que el sentir general ahora es que la susodicha ministra metió la pata hasta el fondo señalando con tanta rapidez a los pepinos españoles como responsables, cuando todavía sólo había sospechas y no pruebas contundentes. Después los medios de comunicación hicieron lo que siempre hacen: pregonar a diestro y siniestro sus afirmaciones sin el matiz fundamental de que eran "sospechas" y no "hechos probados"  ¿Por qué será que lo ocurrido me suena familiar y no me extraña nada?

Por lo que he leído y deduzco, las cosas serían más o menos así: tras la llegada a los hospitales de un número significativamente preocupante de enfermos con la enfermedad en cuestión se procedió a preguntarles sobre lo que habían comido en los últimos días. Parece que había un aumento por encima de lo normal del consumo de vegetales, entre ellos, o sobretodo, el pepino. Supongo que se procedió a analizar las partidas de pepinos y demás vegetales en los supermercados y mercados de las zonas de donde procedían los enfermos. Entonces se encontraron dos pepinos (o dos partidas de pepinos, parecería más lógico) contaminados con E coli. Supongo que en un primer momento no se sabía la cepa pero, por precaución, el laboratorio que lo encontró procedería a informar a las autoridades competentes (era su obligación ya que contaminados sí que estaban, aunque no se supiera si eran los causantes de la enfermedad). Pasaron unos días hasta que se identificó la cepa de los pepinos y se vio que no coincidía con la cepa causante de la epidemia. Pero el mal ya estaba hecho, el pánico había cundido y los pepinos (y toda la verdura) españoles habían sido demonizados en media Europa.

Y ahora pongámonos en la piel de Cornelia  Prüfer-Storcks ¿Que hubiera pasado si las sospechas iniciales se hubieran confirmado? Pues que ahora todo el mundo la estaría felicitando por su capacidad para reaccionar rápido, salvando así de enfermar a cientos o miles de personas.

¿Y si, tras las sospechas, ella no hubiera dicho nada y luego se hubieran visto confirmadas? Pues se le hubiera acusado de poner  los intereses económicos (y encima de otro país)  por delante de la salud y la vida de sus conciudadanos.

Así que nuestra querida Cornelia no lo tenía nada fácil. Supongo que decidió arriesgarse a favor de la salud de la gente aún a riesgo de perjudicar económicamente a otros y provocar una verdadera crisis diplomática entre los dos países. Se arriesgó y se equivocó.

Y ahora decidme vosotros: si aparecen nuevas sospechas de que son las hamburguesas de Mc Donalds o la leche de Alemania, o las lechugas de Rusia, o las fresas de Inglaterra ¿Que debe hacer la ministra? ¿Volver a hacerlas públicas antes de que se confirmen o callarse? ¿Preferís correr más riesgo de consumir un producto contaminado porque se retrasa el anuncio de que es un posible candidato a fuente de la enfermedad  (o sea, no se anuncian las sospechas), por motivos económicos y de diplomacia?

Yo personalmente prefiero la información absolutamente actualizada: si son sospechas que me digan que son sólo sospechas, pero que me digan quien es el sospechoso, porque sólo así seré libre para tomar las medidas que considere oportunas. Si yo, o lo que es peor, alguien de mi familia, se enferma  por consumir un producto del que se tenían sospechas y no se dijo nada, me parecerá imperdonable. Ahora, lo que sí reclamo es que los medios de comunicación sean estrictos y si son sospechas lo digan claramente; y si son certezas, también.

Ya sé que nos ha tocado pagar unos platos que otros han roto, al menos de momento, pero creo que sea quien sea el que salga económicamente perjudicado tiene que aceptar el hecho de que la salud está, o debería estar, por delante de todas las prioridades a la hora de tomar según que decisiones.

Por otra parte, los españolitos ya deberíamos dejar esa actitud de víctimas perpetuas. Yo creo que igual que nos han acusado a nosotros, hubieran acusado a cualquier país de haber habido las mismas sospechas sobre alguno de sus productos. Recordemos que E coli estaba presente en algunos pepinos españoles y eso es una contaminación, aunque no fuera la cepa culpable de la epidemia declarada. Eso no quita que ahora se exijan las indemnizaciones correspondientes, pero no hace falta tratar a los Alemanes de monstruos sin corazón, con terrible perjuicios contra el noble y limpio pueblo español.

Están asustados, tanto como lo estaríamos nosotros si unas 2000 personas a nuestro alrededor hubieran enfermado de una enfermedad muy grave, que ha producido ya 18 muertos. La verdad es que a mí la situación no me gusta nada porque todavía no se tiene ni idea del origen, y así mal vamos a prevenir. Y además, ahora, me imagino que irán con pies de plomo antes de hacer públicas sus sospechas, lo que en el fondo va a repercutir negativamente en la rapidez con la que atajar la epidemia.

En contra de mis malos sentimientos sobre el tema me gusta ver como una vez más, distintos laboratorios de distintos países se coordinan para atajar una epidemia, identificar el agente patógeno y tratar de localizar la fuente. En este caso un laboratorio chino es el que ha secuenciado el DNA de la bacteria, no me preguntéis porqué, pero en cualquier caso se ha hecho en un tiempo record y será un arma muy útil para diseñar nuevas maneras de localizarla y posiblemente combatirla.


Y en cuanto a la bacteria, parece que tenemos una nueva colegita en nuestro mundo microscópico. Lo que, por otra parte, es bastante corriente porque las bacterias tienen un sistema muy eficaz para transmitir información genética entre ellas: los plásmidos.

Los plásmidos son fragmentos de DNA que saltan con relativa facilidad de una bacteria a otra y suelen aumentar la capacidad adaptativa de las mismas, confiriéndoles resistencia a determinados antibióticos o la capacidad para producir toxinas, por ejemplo. Algunos plásmidos se mantienen siempre fuera del cromosoma principal de la bacteria mientras que otros pueden integrarse.

En mis tiempos de bióloga investigadora trabajé precisamente con una cepa no patógena de E coli, cuyo nombre he olvidado totalmente (aunque debe de estar por alguna parte en la sección de métodos de mi olvidada tesis). Utilizaba un plásmido que confería resistencia a un par de antibióticos y en el que yo ponía un gen humano que quería clonar. Luego se lo metía  a mis pequeñas bacterias y las hacía crecer en un medio con los antibióticos a los que el plásmido daba resistencia. Así obtenía sólo las poblaciones que habían incorporado el plásmido (y por lo tanto, el gen que a mí me interesaba y que yo había puesto dentro del plásmido). En la foto de la derecha podéis ver lo que yo obtenía: colonias de células resistentes creciendo en una placa de petri cuyo medio llevaba el antibiótico. A partir de ahí aislaba el DNA del plásmido, lo cortaba y me quedaba con mi gen humano (replicado miles de veces por mis trabajadoras bacterias). Un método sencillo, bonito y barato que se hace millones de veces en los millones de laboratorios de investigación del mundo.

¿Puede esta metodología ser fuente de nuevas poblaciones de bacterias con genes extraños en su interior y que se hagan capaces de salir del laboratorio para adaptarse a la vida en libertad? O tal vez la pregunta sería: ¿Pueden estas técnicas aumentar de manera significativa la capacidad natural de estos microorganismos para adaptarse a diferentes ambiente gracias al intercambio de DNA mediante sus plásmidos? Como trabajábamos con cepas "no patógenas"no se toman medidas de protección especiales. Pero lo cierto es que estamos creando continuamente poblaciones resistentes a diferentes antibióticos y que además portan en su interior diferentes genes eucariotas que de manera natural nunca portarían. ¿Puede esta metodología, aplicada al por mayor por tantos laboratorios en el mundo, convertirse en un peligro real al crear antes o después, de manera fortuita, una cepa que acabe siendo patógena, especialmente resistente a antibióticos y portadora de genes extraños?

Quien sabe. A mí personalmente me parece altamente improbable (al menos si no se hace de manera voluntaria) pero el riesgo teórico está ahí. De todas formas, lo más probable, es que esta nueva cepa de E coli que trae a Europa de cabeza, no venga de ningún laboratorio de investigación sino del intercambio de material genético entre dos cepas que se encontraron en su entorno natural (tal vez el intestino de algún animal).

Pero volviendo al tema principal de este artículo: ¿Tuvo Alemania realmente una reacción exagerada y precipitada?

¿Que preferiríais vosotros? ¿Que las autoridades no hablen de las sospechas que tienen, por miedo a producir daños económicos o diplomáticos, o que se diga clara y abiertamente todo lo que se sabe en todo momento, priorizando el derecho a la información de la población y su salud frente a todo lo demás?

2 comentarios:

  1. pfff... Hombre, sí que tienen que avisar, claro, pero en vez de decir "pepinos españoles" tendrían que haber dicho "pepinos a secas", porque igualmente, por precipitarse en esto, han puesto muchas vidas en peligro: Hay un montón de gente que ha seguido comiendo pepinos alegremente si no eran españoles... Y ahora resulta que no son los españoles? que no son los pepinos?

    En fin, no creo que fuese a mala leche contra España en particular, pero coñe, podrían por lo menos reconocer su error. Llega a pasar con pepinos frances y las disculpas y la colleja gabacha se habría oído hasta al otro lado del atlántico, pero como los españolitos somos el Hartz-IV europeo de Alemania, nos vapulean que da gusto.

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  2. Je,je Mama en alemania, sabía que serías de las primeras en comentar.... me leí tu post sobre el tema y me reí un montón y ya sé que no te falta razón. Sólo intento que seamos un poco consecuentes porque siempre estamos echando en cara a las autoridades que ponen lo económico por encima de todo y luego, cuando alguien no lo hace y comete un error, se le echan a la yugular.....

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