sábado, 1 de octubre de 2011

NUESTRO BAUTISMO..... DE PUNTOS


Ayer llegó el gran día. Ese que me vengo temiendo desde que me pusieron a V en brazos tras el parto. Ese que todos los padres saben que pasará sí o sí alguna vez en la vida de sus retoños.

Si hoy tuviera yo que dar un premio Nobel, se lo daría al médic@, curander@ o modist@ que se le ocurrió un buen día suturar una herida profunda en un ser humano.

Ayer V recibió los primeros puntos de su vida. Fue en la pierna. Más concretamente en la cara interio-posterior del muslo derecho. La razón: la estocada de un grifo de fuente con complejo de toro Ratón. ¿Como acabó el grifo en el interior del muslo de V? Ese es un misterio para el que todavía nadie, ni el mismo V, hemos encontrado una explicación convincente. Parece ser, según versión del accidentado, que estaba encima de un muro con la intención de dar un doble mortal con tres vueltas hacia adelante y dos hacia atrás y caer en medio de unas plantas. Pero se despistó: su amigo E saludó en ese momento (de concentración extrema) a otro niño, el se sobresaltó, desvió por un segundo la vista de las plantas objetivo, y acabo con el grifo incrustado en el muslo.

Cuando vino hacia mí gritando y llorando algo me dijo que aquella vez el dolor era diferente. Y eso que al principio no vi mucho. He pasado alrededor de 5 años de mi vida (desde que V anda) recibiendo a mis niños cuando me vienen accidentados y llorosos con una mano tapando la parte más inverosímil de su cuerpo, sintiendo que esos 3 segundos (lo que me cuesta en quitarles la mano o encontrar el punto golpeado)  que tardo en comprobar que la parte en cuestión sigue en su sitio (aunque un poco maltrecha ), son una eternidad; pero siempre con el feliz resultado de que la cosa nunca ha llegado a mayores y todo se cura con el culito de la rana y un beso.

Por eso ayer tenía la certeza consciente de que, como siempre, todo quedaría en un susto (aunque una parte de mi inconsciente me decía lo contrario): por un momento quité la mano de V de donde se presionaba y sólo vi el pantalón íntegro. Pero había visto un punto equivocado. Dos centímetros más atrás un enorme siete en la tela dejaba entrever un boquete en su pierna. Boquete que dejaba ver con claridad todas las capas del muslo hasta ¿el hueso? Al menos el tejido adiposo se veía con claridad e incluso colgaba por los laterales de la herida. Se me subió el estómago a la garganta y tuve la  certeza de que el gran día había llegado: nos estrenaríamos con los puntos.

A partir de ahí todo fue como la seda. Estaba en el parque con dos amigas que en seguida se pusieron en marcha. Tere sacó una megatirita para proteger el boquete hasta que llegáramos al médico. Paqui me llevó a la consulta pediátrica que, por suerte, estaba a dos minutos del parque. A Tere la dejamos con la chiquillería restante, excepto mi pequeño M y la pequeña de Paqui, que nos los llevamos porque tienen la curiosa capacidad de desaparecer de golpe aunque no les quites la vista de encima. En la consulta, una amabilísima pediatra nos informó que semejante herida sólo podían coserla en el hospital, pero nos hizo una cura de urgencia y nos llamó un taxi.

Creo que el taxi no tardó ni tres minutos. Y en menos de 10 minutos más estaba en la puerta de urgencias. No pasaría ni un cuarto de hora cuando V ya estaba en su camilla, con dos parches anestésicos en la parte posterior de cada mano y yo con tres cuentos infantiles sobre mis piernas. A partir de ahí a esperar a que la anestesia le hiciera efecto en las manos para que al ponerle la vía no le doliera. Espera que fue amenizada por la lectura de los tres cuentos un par de veces cada uno.

Médic@ y enfermer@s fueron un amor de amabilidad y cariño por mí y por el niño. A mi petición de hablar en inglés (en semejante estado nervioso me bloqueo totalmente y entender el suizo-alemán es para mí como intentar entender chino mandarín) no sólo no tuvieron ningún problema, sino que una doctora incluso se dirigió a nosotros en español. Cuando pregunté si podía estar en todo el proceso con mi niño, me dijeron que "por supuesto". Sólo el momento exacto de coserle, cuando V dormía plácidamente por efecto del anestésico que le metieron por la vía, me pidieron muy amablemente que saliera porque me podía desmayar si veía al médico cosiendo el boquete en directo. Estoy casi segura de que si me hubiera resistido un poquito hubieran accedido, pero decidí que con semejante trato y teniendo en cuenta que V estaba rodeado de 2 enfermeras, un anestesista y el médico "sastre", no valía la pena ponerles en un compromiso y mejor esperaba fuera. En escasos 10 minutos el boquete estaba cosido y recosido y protegido por un apósito. V dormía tranquilo, roncando y todo.

Mi marido llegó al hospital cuando todo había pasado y yo esperaba a que V se despertara, cosa que hizo media horita más tarde, un poco lloroso y mareado. Al volver a casa nos pasamos por la de mi amiga Paqui para recoger a mis otros dos niños y nos la encontramos en compañía de Tere, que tuvo el detallazo de quedarse con ella para no dejarla sola con tanta chiquillería. Me encontré a los dos pequeños cenados y satisfechos.

Es absolutamente incalculable el valor de poder dejar a tus otros hijos en unas manos de confianza cuando tienes que correr a urgencias con uno de ellos. Cuando yo abandoné el parque en el taxi rumbo al hospital, Tere y Paqui se llevaron a toda la chiquillería (3 de Paqui, 2 míos  y una de Tere) a casa de Paqui y allí esperaron juntas hasta más de las diez y media a que volviéramos. Paqui incluso quería que los dejara a dormir para que fuéramos más tranquilos. Sé que estas cosas pasan y pueden pasar hoy a uno de mis niños y mañana a otro de los suyos y que yo también me quedaría con sus peques el tiempo que hiciera falta y encantada de la vida porque los adoro. Pero cuando lo hacen contigo y con tus hijos sientes que nunca se lo vas a poder agradecer lo suficiente.

Hoy me siento tan arropada y querida por estas amigas maravillosas con las que cuentas sin pensarlo para superar estos imprevistos y que siempre están ahí, dispuestas a echar una mano donde haga falta y a quien haga falta. Sin ellas, que duda cabe de que la experiencia de ayer hubiera sido muchísimo más traumática tanto para V como para sus hermanos. Gracias a ellas todo se resolvió con suavidad y eficazmente. Por la noche me encontré en casa con mis tres niños, uno un poco dolorido, pero los tres relajados y dispuestos a dormir como lirones. Y todo gracias a que yo pude centrarme en V para que pasara todo el proceso sintiéndose amparado y protegido por su madre, mientras O y M se sentían seguros, tranquilos y felices en manos de Paqui  y Tere.

Estoy muy orgullosa de mis amigas, y estoy muy orgullosa de mis tres hijos. Los tres estuvieron a la altura de las circunstancias de una manera que me dejó impresionada.

V tenía miedo, por supuesto. Lloró porque le dolía, y se asustó mucho cuando me oyó decir que esa herida había que coserla, que nos íbamos al hospital. Pero en todo momento demostró mucha confianza en mí. Yo no le mentí nunca y los doctores también hablaron con el tomándole en cuenta como la persona que es, sin ignorarle en la toma de decisiones como es costumbre hacer con los niños.

O se quedó sin rechistar cuando, con V herido y sentado en la sillita y M colgado en el mei tai, me fui volando a la consulta del pediatra. Se quedó con Tere sin protestar ni un poquito, algo que hubiera sido  normal en otras circunstancias, y luego me dijeron que se había portado de maravilla. Por la noche me lo encontré con ganas de seguir en casa de Paqui un ratito más, pero no rechistó cuando le dije que era tarde y ya nos íbamos. Se durmió en el coche y ahora todavía duerme.

Pero el que más me llegó al corazón fue M, que con sus dos añitos demostró un madurez y una empatía impresionantes. Se mantuvo colgado a mi espalda todo el tiempo que duró la cura en la pediatra y hasta que llegó el taxi. Sólo una vez me pidió bajar, cuando vio la consulta llena de juguetes, pero ante mi negativa no volvió a insistir. Cualquiera que conozca mínimamente a M sabrá lo excepcional de esa falta de insistencia. Y luego, cuando llegó el taxi y Paqui me convenció para que se lo dejara a ella......... me quedé impresionada: Al ver que lo descargaba y oír mis palabras explicándole como tenía que quedarse con Paqui y Tere porque yo tenía que ir con V al hospital a ver al doctor para que le curara, porque V se había hecho mucha pupa, se echó a llorar pero a la vez iba repitiendo

"vale, mami"

"si mami"

Que una criatura tan pequeña fuera capaz de asumir así su dolor ante la separación, aceptar la situación dándome su bendición para que me fuera a pesar de su miedo y tristeza, me dejó con el orgullo más doloroso que he sentido en mi vida. Esas palabras dichas entre lágrimas fueron para mí la certeza de que mi hijo, a pesar de ser tan pequeño, era capaz de hacerse cargo de su papel en esa situación y estar a la altura  a pesar de sus propios sentimientos.

Parece ser que lloró un poquito durante aquellas horas, pero en general se mantuvo tranquilo. Cuando llegamos a recogerlos por la noche se me abrazó con fuerza y me preguntó

"¿Ya no te machas sin mí, eh?????, Macus con mami ¿?"

Una vez en el coche costó unos minutos sentarle en su silla de seguridad porque necesitó estar un poquito en brazos de su papi. Pero cuando vio que ya salíamos se dejo colocar tranquilamente.

Así que al próximo conductista que intente defender las bondades de sus métodos e intente convencerme de que estoy criando unos seres egoístas, malcriados y egocéntrico se va encontrar con que, sin el menor escrúpulo, le voy a estampar su propio nuevo libro en las narizotas. Supongo que sabéis a quién me refiero ¿No?........ pero de eso ya hablaremos con más detalle en el siguiente post.

De momento hoy nos vamos a pasar un sábado familiar a la selva tropical del zoo de Zurich, donde mis niños se han ganado un tucán y dos loros (de peluche) por comportarse ayer como tres superhéroes capaces de enfrentarse a los imprevistos apoyando a los adultos en la resolución de las urgencias y conflictos.

Y para acabar os cuento lo que V me dijo cuando le señalé que hacer locuras puede traer consecuencias como las que acabábamos de vivir:

"No te preocupes mami. Nunca volveré a saltar desde un muro que tenga un grifo. A partir de ahora saltaré sólo desde los muros que no tengan grifos"

Ya estoy mucho más tranquila.

¡Que paséis un buen fin de semana!



7 comentarios:

  1. Gracias por compartir este accidente, por un momento me has transportado a cuando mis tres hijos eran pequeños. La sonrisa a asomado a mis labios y la emoción ha saltado en mi corazón.
    Roturas de pierna, de brazo, de clavícula, de muñeca... esguinces, operaciones de apendicitis... y cosas más serias, puntos en la frente, en la barbilla. ¡uff! de todo. Deseo que no te veas en situaciones similares.
    Pero si es cierto que NO mentir a los niños y decirles siempre la verdad con serenidad y confianza, sobre todo a la hora de acudir al médico, facilita el desenlace. Al menos, a nosotros siempre nos dio buen resultado.
    Enhorabuena por tus amigas-compañeras, son de un valor incalculable.
    Os deseo un feliz fin de semana y que el pequeño se recupere pronto y bien... hasta la próxima, eso si, como dice él, sin grifo estarás más tranquila.
    Bendiciones.

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  2. Pues yo creo que no estamos haciendo niños malcriados y egoistas, sino todo lo contrario. Tu sabes como depende mi hija afectivamente de mi y como sufre, con sobrados motivos, con la separación. Pues esta semana que estoy dejandola con amigas por las tardes, a comedor en el cole..... para poder atender a su adorado abuelo (mi padre), me mira con ojitos tristes pero me dice que le diga que le quiere y se ponga bueno pronto. Y cuando vulevo a por ella, lo primero, preguntar por el, luego darme un beso.
    También ella ha tenido su premio. Os pondría foto pero en los comentarios no se puede: unos flamantes zapatos de tacón ¡¡¡¡¡DE ORO!!!! jajajaja
    Besos a tus 3 chicos y su super-madre

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  3. Qué sustos nos dan los hijos! por suerte todo salió bien. Qué buen trato el del hospital y qué bien poder tener esas amigas de confianza!
    Saludos!

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  4. Ay madre, no he podido evitar reírme al leer la última frase de tu peque... ¡Qué ocurrencias tienen estos niños!
    Siento mucho lo que le ha pasado: su primera herida de guerra y como esta vendrán muchas más, tendremos que irnos acostumbrando :-( (aunque supongo que a estos sustos nunca se acostumbra una madre)
    Un beso

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  5. Me ha emocionado mucho la entrada... Pobre V, pero me ha alucinado la actitud de los tres, bien por ellos, estais criando a tres muchachos estupendos, y quien diga lo contrario es porque no se paran ni a conocerlos ni a mirar mas alla... Que importante es tener una tribu verdad? Me alegro de que estas dos buenas amigas te ayudaran tanto. Un besazo guapa y que paseis un sábado estupendo en el zoo

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  6. Madre mía concha, ya veo que el futuro promete, je,je,je...... a ver si mis peques son un poco más relajados que los tuyos porque veo que fueron tiempos un tanto accidentados para ti la infancia de tus hijos ;o)

    Xiao, tu peque está pasando una dura experiencia y desde luego está demostrando esa entereza y madurez tan suyas y tan impresionantes en una niña tan pequeña..... desde luego dudo mucho muchísimo de que un día nos arrepintamos de haber dado tanta presencia a nuestros hijos.

    Marias y Silvia, pues sí las ocurrencias de los peques son imprevisibles. ya empiezo a darme cuenta....... nunca me acostumbraré a estos sustos, pero espero ir aprendiendo a, por una parte prever la situación peligrosa y, por otra, a reaccionar sin nervios y con frialdad pase lo que pase...... que difícil!!!!

    Mis amigas se merecen una estatua en el parque, no sólo por esto, también por otras muchas cosas más.........No me puedo ni imaginar mi vida como madre sin ellas!!!!

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  7. me has hecho llorar María...yo ando temiendo que llegue ese día cada día de nuestra vida... los puntos!!!! pero lo que más me ha emocionado es ver la madurez de tus pequeños... a miel otro día mi hijo , que apenas va a cumplir 3 años y que el hecho de mi vuelta al trabajo lo llevó bastante mal cuando me incorporé a sus 20 meses ahora ya esta adaptado y el otro día que se despertó justo antes de que yo abandonara la cama para irme... en vez de ponerse a llorar me abrazo y me dijo... mamá que te vas a trabajar?
    si cariño... me tengo que ir... y me contesto con un abrazo enorme y un beso... no pasa nada mamá yo te espero....salí de casa emocionada y tranquila de saber que pese a su corta edad asume mi ausencia como un hombrecito...

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