Hace poco más de un año me enteré de que el famoso cardiólogo catalán Valentín Fuster acababa de fundar SHE (Science, Health and Education), una fundación cuyo objetivo era enseñar a los niños a llevar una alimentación sana basada en frutas y verduras, con el objetivo de prevenir la aparición de las enfermedades cardiovasculares desde sus orígenes, esto es, desde la más tierna infancia. Teniendo en cuenta que este tipo de enfermedades son la principal causa de muerte en los países del primer mundo, a la vez que aumentan descontroladamente en los del tercero, la idea del doctor Fuster me pareció acertadísima, y me encantó que un científico de su prestigio dedicara tanto esfuerzo y tiempo a la infancia, con el objetivo de conseguir en el futuro adultos más sanos y, por ende, más felices.
Pero desde que conocí la fundación SHE tengo una "espinita"clavada, y esta no es otra que la ausencia de la lactancia materna en un proyecto cuyo principal objetivo es la prevención de unas enfermedades cuya tendencia a sufrirlas se desarrolla silenciosamente desde la época prenatal. Entiendo que tal vez el doctor Fuster haya querido centrarse en una población infantil en edad escolar, ya que el objetivo de la fundación, tal y como indica su nombre, es la educación. Pero, por otro lado, creo que la manera en que una persona es alimentada durante los dos o tres primeros años de su vida - con especial importancia de los primeros seis meses en los que la lactancia, o la leche de fórmula, debería ser la única fuente de nutrientes - no puede pasar desapercibida en un proyecto cuyo objetivo es la prevención.
Como esta semana se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna he decidido retomar este tema que tenía aparcado para unirme al carnaval de blogs organizado por Amor Maternal, para celebrarla e invitar a la reflexión acerca de todas las dimensiones en las cuales podemos concebir la lactancia materna, todos los ámbitos de la vida en los cuales puede afectar tanto al ser humano, como a la sociedad, al planeta, las relaciones interpersonales, etc.
He empezado dedicando unas horitas a sumergirme en el Medline buscando los últimos trabajos de investigación que profundicen en el papel de la lactancia materna en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares futuras. Como suele ocurrir cuando buscas trabajos originales y revisiones sobre un tema en concreto en las revistas científicas especializadas, hay resultados para todos los gustos: desde un efecto beneficioso(1, *, *,*,*, *,*,*,*,*,*,*,*,*, *,*) pasando por ningún efecto (*,*,*,*) o incluso un efecto negativo (*,*,*,). Esta diversidad de resultados no me sorprende en absoluto dada la gran variabilidad de criterios a la hora de definir lactancia materna a demanda y exclusiva y su duración, así como las limitaciones asociadas a los estudios estadísticos realizados en poblaciones humanas. En cualquier caso, la tendencia general de la gran mayoría de estos trabajos, y especialmente de los de mejor calidad o de los realizados en modelos animales (que permiten un diseño experimental que, por motivos de ética, no es posible aplicar en poblaciones humanas), apunta a que la lactancia materna tiene un efecto beneficioso a la hora de prevenir el desarrollo de los factores de riesgo que en el futuro se asociaran a este tipo de enfermedades (*, 1), como son la hipertensión (*,*), la hiperlipemia (*), la diabetes (*) o la obesidad (*,*,*,*,*,*) no sólo en el bebé, sino también en su madre (*,*).
En la relación lactancia-obesidad en doctor Manuel Bueno, pediatra, investigador y profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, ofreció recientemente en el periódico El País una entrevista que he conocido gracias a un artículo publicado en el blog Tenemos tetas, y en el que hizo las siguientes declaraciones:
"Aparte de los componentes nutricionales beneficiosos que ya se han investigado, se ha descubierto que también contiene microcomponentes y que posee un efecto protector que sensibiliza a las células de la grasa para que no la almacenen. Este es un aspecto muy novedoso que cuenta con marcadores genéticos.
....la OMS.... habla de un tiempo mínimo de cuatro meses de alimentación exclusiva, aunque no existe ninguna contraindicación para seguir más tiempo ...... Las mamás esquimales les dan el pecho a sus hijos hasta los tres años y sus índices de obesidad son muy bajos."
Supongo que los componentes de los que habla el doctor Bueno son, entre otros, la leptina (*), la adiponectina (*), el factor de crecimiento tipo insulina -I (IGF-I) y la ghrelina, además de hormonas descubiertas más recientemente como la obestatina y la resistina, las cuales están involucradas en la regulación del apetito y del equilibrio energético (*, *). Parece ser, por lo que apuntan los trabajos que relacionan obesidad y alimentación con leche de fórmula, que la leche materna no tiene sólo la calidad y cantidad de nutrientes adecuados para cubrir las necesidades del lactante (*), sino que además todas las hormonas antes citadas van a ayudar a que la criatura (alimentada realmente a demanda) coma exactamente lo que necesita, ni más ni menos y sin sobrealimentarse. Las diferencias entre las curvas de crecimiento entre los bebés amamantados y los alimentados con biberón parecen mostrar una clara sobrealimentación de estos últimos; sobrealimentación que se traduce en un aumento de peso excesivo el cual, tal y como apuntan muchos estudios, podría estar relacionado con una tendencia futura a la obesidad, la diabetes o las dislipemias (*,*,*).
Y es que a medida que vamos descubriendo los diferentes componentes de la leche materna, y a la vez que elucidamos sus funciones, no podemos más que asombrarnos de este líquido perfecto, diseñado en exclusiva para nuestras crías humanas por miles de años de evolución, desde los primeros mamíferos allá por el triásico. Tal y como dice el doctor Jose María Patricio Talayero en el libro "Lactancia Materna: guía para la profesión médica" de la Asociación Española de Pediatría:
"En torno al inicio del siglo XX se inicia el mayor experimento a gran escala en una especie animal y sin comprobaciones previas de los posibles resultados: a la especie humana se le cambia su forma de alimentación inicial: centenares de miles de niños pasan a ser alimentados con leche modificada de una especia distinta. Las consecuencias, que no se previeron, han sido desastrosas en el mundo expoliado (miles de muertos por infecciones y desnutrición) y muy graves y posiblemente no del todo conocidas en las sociedades enriquecidas de la tierra (aumento de enfermedades infecciosas e inmunitarias, de consultas médicas y de hospitalizaciones). Aún queriendo y con más conocimientos, no es fácil enmendar el yerro producido: en efecto, más de una generación de mujeres no han amamantado a sus hijos, interrumpiéndose la transmisión de conocimientos intergeneracional, perdiéndose una cultura."
Por todo esto, desde este blog escrito por una doctora en Biología que hizo su tesis precisamente en el mundo de la investigación Cardiovascular (*), pero sobretodo por una madre que lee y estudia y se toma su maternidad como una profesión que requiere formación continuada y nueva información constante, me gustaría hacer una llamada al doctor Fuster y a todos los profesionales que se preocupan de nuestra infancia y de sus hábitos alimenticios, para prevenir enfermedades que, en el futuro, cuando sean ya adultos, mermarán muchísimo su calidad de vida y su longevidad. Me gustaría pedirles que no ignoren la importancia de la lactancia materna en la salud de nuestros niños. Porque la lactancia materna es mucho más que leche: es toda una "filosofía" de nutrición con consecuencias para toda la vida.
En apariencia puede parecer estupendo que los niños aprendan que tienen que comer más frutas y verduras y menos galletas, siguiendo el ejemplo de sus héroes favoritos pero, bien mirado, también es una pena que necesiten hacerlo. Si el bebé humano, cuando nace, es capaz de pedir exactamente lo que necesita y recibirlo del pecho de su madre ¿En que momento de nuestro desarrollo perdemos esta capacidad innata para comer lo que nos conviene y en la cantidad adecuada? Tal vez sea porque, por motivos puramente culturales y nada científicos, desde recién nacidos obligamos a nuestros bebés a tomar los biberones que el pediatra de turno ha estipulado y a las horas que ha determinado, independientemente de si tenían hambre o no. Los que estuvieron alimentados a pecho se vieron obligados a crecer según unas curvas que, como ya se ha demostrado, no correspondían en absoluto al ritmo natural de crecimiento de los niños sanos amamantados, por lo que una gran mayoría recibió suplementos de leche artificial que no necesitaban, o sufrieron un adelanto, también innecesario, en la introducción de sólidos. Después les hemos metido las papillas multicarnes-multicereales-miltifrutas y cargadas de galletas azucaradas porque "así lo comen mejor" y tenían que comer una cucharadita "por mamá" otra "por la abuelita" y otra "por la vecina del tercero" y la última "si querían bajar al parque". Así les lanzamos el mensaje de que lo que su cuerpo les pide lo tienen que ignorar para adaptarse a nuestros requerimientos. En las fiestas de cumpleaños y en las ocasiones especiales les atiborramos a "chuches" y bebidas gasificadas o pseudozumos repletos de todo menos fruta. Y luego nos extraña que relacionen placer con comida basura.
Que diferente sería si desde el momento de su nacimiento empezáramos una dinámica totalmente distinta en la que el bebé toma lo que quiere y cuando quiere, algo sólo posible con la lactancia materna a demanda. No forzamos la introducción de sólidos, sino que le vamos ofreciendo comida sana y adaptada a sus capacidades hasta que él muestra interés y poquito a poco la va probando. Alimentos sanos, poco o nada procesados, que van educando sus tendencias alimentarias mientras su principal fuente de nutrición sigue siendo la lactancia materna. Así es mucho más probable que lleguemos a criar un niño que come de todo, más o menos (creo que nadie en este mundo "come de todo". Todos tenemos nuestras preferencias y, seguramente, estas tendrán una base biológica que debería ser respetada), siempre sano, siempre ajustándose a las necesidades de su cuerpo en las cantidades que realmente necesita, porque ha aprendido a escucharse y dar importancia a lo que su cuerpo le pide. Sabe cuando está saciado y cuando tiene hambre y de que (2).
Aunque, evidentemente, no es el único factor implicado, en la lactancia materna está la semilla de los buenos hábitos alimentarios. No la ignore en su proyecto, doctor Fuster. Hábleles de su importancia a los habitantes de Barrio Sésamo - sus aliados en esta aventura - para que ellos se lo digan a los niños, los futuros padres de una nueva generación.
¿Que tal si convierte a estos divertidos personajes en verdaderos MAMÍMEROS?
BIBLIOGRAFÍA IMPRESA
1- Ruth A. Lawrence, Robert M. Lawrence. Lactancia Materna: Una guía para la profesión médica. Editorial Elservier Mosby, 2007.
2- Carlos González. Mi niño no me come.Editorial Temas de Hoy, Octubre 2004.
Yo a la nena le sigo dando pecho a demanda, a sus diez meses y medio, y le ofrezco otros alimentos (intento que sean lo más sanos posible) de los cuales ella come los que quiere y la cantidad que quiere.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que la lactancia materna asienta los buenos hábitos de la futura alimentación.
Hola Maria, estoy totalmente de acuerdo contigo y creo que deberias mandarle a Valentin Fuster tu post.
ResponderEliminarYo tambien tenia idea de contactar con el para hablar de este tema. Sobre todo porque mi hija entra en septiembre en un cole que sigue las pautas del Dr. Fuster.
Te admiro, Lara.
Carol, cada vez más mamás vemos que la lactancia convinada con el baby led weaning es la manera más natural y sana de alimentar a nuestros hijos. Y la menos dolorosa!!! porque es impresionante que tanta gente no se cuestione que pasarse 2 ó 3 horas con el niño sentado en una trona intentándole meter la papilla de turno no lleva a ninguna parte!!!! Yo creo que esta epidemia de enfermedades cardiovasculares tiene sus raices, no sólo en el exceso de alimentos a nuestro alrededor, sino también en el destete colectivo que hemos sufrido y que ha conllevado una desconexión con nuestras verdaderas necesidades nutricionales.... lo dicho, la lacatancia es toda una filosofía nutricional que durará toda la vida ya que se establecé al principio de la misma.
ResponderEliminarLara, le dejé el link del post en la página de contacto de la fundación, aunque no creo que tenga repercusión. Creo que la idea de Fuster de introducir unas pautas de alimentación sana en las escuelas es genial. Y el que los héroes infantiles se unan a esta campaña comiendo sano es una idea estupenda porque hasta ahora todos los momentos de placer y diversión estaban ligados precisamente a la comida basura. POr suerte esto está cambiando y en gran parte es gracias a que estos profesionales con gran prestigio empujan al cambio. Ojalá al doctor Fuster le parezca razonable no ignorar la lactancia en su proyecto..... aunque vistas las críticas que puede conllevar defenderla (como cuando Michelle Obama lo hizo) probablemente prefiera no meterse en camisa de once varas ....
Si te pones en contacto con él, pregúntale si leyó este post o que opina sobre el papel de la lactancia en todo esto :o)
Hola María, estoy descubriendo espacios muy interesantes gracias a este Carnaval de blogs y aquí me tienes :)
ResponderEliminarMe gusta tu entrada, un gran resumen. También estoy de acuerdo en que establecer una lactancia a demanda es dar un gran paso hacia una alimentación sana, permitiendo que el bebé desde muy pronto comience a regular la ingesta de alimento según sus necesidades y su saciedad. Así dimos paso también al Baby Led Weaning y a día de hoy creo que estamos los tres más que satisfechos. Todo es cuestión de cada cual, desde luego.
También pienso que si fuésemos más conscientes y respetuosos con los tiempos que precisa una lactancia a demanda y, por tanto, más respetuosos con los bebés, las mamás y las familias, este mundo podría cambiar de rumbo.
Gracias por tu entrada, un saludo.
Muy interesante tu post! Gracias por compartirlo!!
ResponderEliminarLa lactancia materna es el mayor vínculo entre una madre y su bebé por eso es tan importante promoverla. No solamente porque es una fuente de alimento y nutrientes si no porque se transmite amor..
ResponderEliminarChicas les recomiendo este consultorio de lactancia online por si tienen alguna duda sobre el tema.
Saludos!!
http://www.materna.com.ar/Bebe/Consultorio-de-lactancia-Bushi.aspx